¿Cuántas veces en tu vida lo nombraste? ¿Cuántas veces en tu vida hablaste de Él? ¿Quién es realmente Jesús para ti? Me ha pasado, muchas veces, “acostumbrarme” a Su Nombre, a pronunciarlo, cantarlo, compartirlo, pero, pocas veces, me detuve a pensar en SU NOMBRE.
JESUS tiene sus orígenes en el nombre Josué “el Señor Salva” o “la Salvación de Jehová”, pero el significado exacto es JESUS: SALVADOR. Leemos en Mt 1:21 que el ángel también se presentó a José para anunciarle la gran noticia, pero añade en este pasaje: “…y llamarás su nombre JESUS; porque él salvara a su pueblo de sus pecados”. Jesús no es tan solo un nombre, es el Plan Eterno de Salvación de Dios para la humanidad. Siempre, desde la Eternidad, sabía que Su nacimiento, Su nombre, sería para cumplir con: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él,” Is. 53.5. “…Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” 53.6b y nos recuerda Hch 4.12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Un Comentarista Bíblico dice: “Nos salva primeramente del castigo del pecado, después del poder del pecado y finalmente de la presencia del pecado.” El vino a cumplir el Plan que desde la Eternidad estaba trazado, Él es a quien veremos cara a cara en la Eternidad, Él es quien nos salvó de la perdición eterna en el Infierno, Él es el que no nos condena, sino que nos declara justos delante del Padre. Jesús, enviado por Dios mismo para mostrar que aún salva por medio de Él.
Te pregunto nuevamente ¿quién es JESUS para ti? ¿Es parte de la historia que te sabes de memoria? Si eres creyente, es nuestro anhelo que nunca te olvides de la bendita historia escrita por Dios desde la Eternidad para darte salvación en un sólo NOMBRE sobre todo nombre: Jesús
¿Has creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios para salvación? “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Jn 3.17-18.
