Nombres de Jesús: Mesías

Esperaban un rey glorioso que los redima y gobierne sobre todos, un líder religioso que imponga la Ley, alguien rico, con títulos, ejércitos, sirvientes… de hecho, todavía una gran mayoría del pueblo judío sigue esperando al Mesías prometido.

Veamos un poco más sobre qué significa este nombre. “Mashiach” aparece 39 veces en el Antiguo Testamento, proviene del verbo “mashiach” y significa “ungir” o “consagrar a una persona con aceite”. Las referencias en la Biblia enseñan que se ungían a reyes (1 Sm. 16:13), sumo sacerdotes (Lv. 4:3 y 16) y a algunos profetas (1 R. 19:16). “Mesías” en Daniel y en los Salmos se refiere especialmente al heredero ungido de David, rey de Israel y gobernante de todas las naciones(Sal. 2:2; 28:8; Dn. 9:25 y 26). En griego equivale a “Cristo”. Siempre que a Jesús se lo llama Jesucristo, se le está llamando “Jesús, el Mesías”.

El Evangelio de Juan relata una escena preciosa. El Señor Jesucristo estaba comenzando su ministerio público. Él no provenía de una familia acomodada, no tenía guardaespaldas, ni armas, ni ropa especial. Sin embargo fue bautizado y el Espíritu Santo vino sobre Él. El mismo Juan el Bautista dio testimonio de estas cosas a sus discípulos. Dos de ellos, Juan y Andrés, vieron pasar a Jesús y le siguieron. En Juan 1:38, Jesús les dirige la palabra por primera vez y les pregunta: “¿Qué buscáis?”. Ellos le contestan con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde moras?”. “Venid y ved” contestó el Señor. Y ellos fueron con Él, pasaron tiempo escuchando y viendo a Jesús ese día. Inmediatamente después, Andrés buscó a su hermano Pedro y le dijo: “Hemos hallado al Mesías” (v. 41).

¿Qué buscas? ¿Cuál sería tu respuesta? Evidentemente Andrés encontró lo que buscaba. Sólo fue necesario ir y ver para encontrar en Jesús al Ungido de Dios. Salmos 34:8 nos invita a gustar y ver para comprobar que tenemos un Dios confiable que satisface el corazón. Nuestro Señor fue elegido por el Padre para reinar, para ser el sumo sacerdote para siempre, para anunciar y cumplir la profecía, y especialmente Él fue ungido para morir.

Gloria a Dios que como Andrés podemos decir: ¡Hemos encontrado al Mesías!

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