“…hasta que reconozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres y lo da a quien Él quiere.” Dn 4:37
Nabucodonosor rey de Babilonia, había aumentado su poder como ningún otro rey, se había hecho fuerte y su dominio llegaba hasta los confines de la tierra, pero así como su reino y poder crecían, su orgullo y soberbia lo acompañaban. Así que, en un sueño Dios le revela la sentencia con la cual él sería humillado hasta que reconociera que el Altísimo es el Soberano y no él, hasta que reconociera que todo lo que tenía le había sido dado y nada era producto de su “fuerza y poder”. Si conocés la historia te acordarás que efectivamente Nabucodonosor atravesó por esta terrible experiencia, y al final del tiempo señalado levantó sus ojos al cielo y reconoció a Aquel que gobierna el cielo y la tierra, Aquel que está sobre todas las cosas, Aquel que verdaderamente es el gobernante soberano del universo a quien pertenece toda la gloria, en otras palabras reconoció al Altísimo.
Y hoy quiero que juntas conozcamos este hermoso nombre de nuestro Dios, el Elyon, Dios Altísimo. Quiero compartirte algunas cosas que pude aprender en el capítulo 4 de Daniel (Te sugiero que leas el capítulo completo):
- Él gobierna sobre todo(v34): Conocer a Dios como Elyon me ayuda a construir una visión elevada acerca de quién es Él (y no de mi), esto humilla mi corazón al saber que es Él quien gobierna sobre todo y no yo.
Quiebra el orgullo y la soberbia que puede haber en mi corazón y me lleva a rendir cada área de mi vida a su gobierno (obediencia).
- Él siempre cumple sus planes y propósitos (v35-36): Saber esto y sobre todo creerlo mueve mi corazón a descansar en el Dios altísimo, porque no solamente cumple lo que ha determinado sino que sus planes son de bien y no de mal (Jr 29:11)
Me ayuda a transitar por las diferentes circunstancias de mi vida creyendo y comprendiendo que el que gobierna sobre todo también tiene completo control de la situación que estoy viviendo.
- La gloria le pertenece a Él(v37): Solo Él es digno de ser reconocido y admirado entre los hombres.
Me permite comprender, que esté donde esté, haga lo que haga, tenga el cargo que tenga, todo me ha sido dado por Él, de manera que no tengo de qué jactarme.
Querida amiga, no quieras vivir una vida lejos del gobierno y la autoridad de nuestro Dios, sino que por el contrario, rinde tu vida a Aquel que orquesta cada escenario de tu vida para su gloria y tu bien.
“Clamaré al Dios altísimo, al Dios que me favorece” Sal 57:2