Herodías

Queridas amigas, me siento verdaderamente bendecida de poder compartir este tiempo con ustedes.

 Una tarde mientras mis hijos con sus amigos jugaban en el jardín, observé algo que llamó mi atención. Todos querían jugar con un triciclo, pero ellos eran 4 y el triciclo solo 1. Me di cuenta cómo los niños de mayor edad, con sutileza, influenciaban en los más pequeños con argumentos engañosos, y así podían tener el triciclo mayor tiempo. Daban varias vueltas, y cuando les tocaba a los pequeños, solo volvían a argumentar y seguían en posesión del triciclo. Esto duró un tiempo, pero los pequeños se enojaron, y en el instante menos esperado, ¡reaccionaron con un empujón sobre el que manejaba el triciclo! La historia terminó con una pelea, y cada uno a su casa. La historia es risueña, ya que son niños, pero ese deseo de tener lo que deseamos a cualquier costo es muy real en nuestras vidas diarias.

El tema que afecta a muchas de nosotras en diferentes aspectos de nuestra vida es la manipulación. En las Escrituras, encontramos ejemplos de personas que cayeron en esta trampa, y hoy reflexionaremos sobre el relato de Herodías en Mateo 14:3-12 y Marcos 6: 17-21.

  Para entender mejor, tendríamos que ver el significado de la palabra manipulación. Manipulación se refiere a la acción de influir o controlar a alguien o algo de una manera astuta engañosa o una habilidad para lograr un resultado deseado. Puede involucrar el uso de tácticas emocionales, psicológicas o incluso físicas para persuadir o dirigir a una persona, grupo o situación, hacia un objetivo específico a menudo en beneficio propio y en detrimento de otros. La manipulación puede manifestarse en diferentes contextos como: las relaciones personales, el entorno laboral, la política, la publicidad.

Veamos, entonces cómo Herodías utilizó la manipulación en Mateo 14, dice así la versión NTV:

Cuando Herodes Antipas, el gobernante de Galilea, oyó hablar de Jesús, les dijo a sus consejeros: «¡Este debe ser Juan el Bautista que resucitó de los muertos! Por eso puede hacer semejantes milagros». Pues Herodes había arrestado y encarcelado a Juan como un favor para su esposa, Herodías (exesposa de Felipe, el hermano de Herodes). Juan venía diciendo a Herodes: «Es contra la ley de Dios que te cases con ella».  Herodes quería matar a Juan, pero temía que se produjera un disturbio, porque toda la gente creía que Juan era un profeta.

Hasta aquí el relato bíblico nos muestra cómo Juan el Bautista había sacado a la luz algo que a Herodías le molestaba mucho que era su situación personal con Herodes. Ella había dejado a su esposo y por interés político se había unido a Herodes. En este momento sucede algo interesante, una danza que cambia el destino de todos, principalmente el de Juan el Bautista.

Dice el versículo 6 de Mateo 14,

Pero durante la fiesta de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó una danza que a él le agradó mucho; entonces le prometió con un juramento que le daría cualquier cosa que ella quisiera. Presionada por su madre, la joven dijo: «Quiero en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista»

Esta historia nos muestra que la manipulación puede llevarnos por un camino peligroso. Herodías buscó satisfacer sus propios deseos de venganza sin importarle las consecuencias.

La manipulación no solo afecta la vida de Juan el Bautista sino también la de Herodes y de su hija. Esto me hizo pensar: ¿Alguna vez me he sentido tentada a manipular una situación o a alguien para lograr mis deseos? ¿Cómo puede esta historia de Herodías ser un recordatorio de las consecuencias negativas que la manipulación puede tener para mi vida, pero también para los que están a mi alrededor?

La manipulación puede manifestarse de muchas maneras en nuestras vidas. Puede ser sutil o evidente, pero en cualquier caso socava la confianza y el amor genuino. Nosotras como mujeres cristianas, desempeñamos roles importantes en la comunidad y en nuestras familias y a veces podemos sentirnos tentadas a usar la manipulación para alcanzar nuestros objetivos o influenciar a otros.

La manipulación en nuestra vida puede tomar diferentes formas, como, por ejemplo:

– Usar lágrimas o emociones para obtener lo que queremos, sabemos cómo llegar al corazón de nuestros seres querido.

-Hacer comentarios sarcásticos o críticas para controlar a otros, en ocasiones, disfrazados de una broma o de espiritualidad.

-Compararnos con los demás para crear culpabilidad o presión sobre alguien o una situación.

– Usar nuestra posición o influencia para obtener ventajas injustas, reafirmando nuestra posición en el liderazgo.

Estas observaciones me llevaron a pensar:

¿Tengo alguna de estas formas de manipulación en mi propia vida? ¿Cómo creo que la manipulación puede afectar mis relaciones y testimonio como cristiana?

La Palabra de Dios nos llama a vivir vidas de integridad y amor genuino. La manipulación va en contra de estos principios. A través de la gracia de Cristo tenemos la capacidad de vivir de una manera honesta y amorosa. Primera Corintios 13:4-7 nos recuerda lo que es el amor verdadero: “el amor es paciente, es bondadoso, no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.”

 El amor de Dios es la clave en mi vida, y como estoy muy preguntona me volví a preguntar: ¿Cómo puedo aplicar estos principios bíblicos de amor genuino a mi vida? ¿Cómo puedo resistir la tentación de recurrir a la manipulación y en su lugar buscar la sinceridad y la gracia en mis relaciones? Debo de romper las cadenas de la manipulación.

  Como hijas de Dios podemos romper las cadenas de la manipulación a través de la oración y la rendición de nuestras vidas a Cristo con una comunión diaria genuina. La manipulación es una trampa del enemigo que busca dividir y destruir. Pero tenemos la promesa de Juan 8: 36, que nos dice. “Así que, si el hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.”

 Debemos dar pasos prácticos para romper las cadenas de la manipulación en nuestra vida. Dios, quien es nuestra fortaleza nos ayudará a vivir con integridad y un amor genuino.

¿Cómo terminó la historia de Herodías? Consiguió la cabeza de Juan, acalló la voz que la confrontaba con su pecado. Josefo el historiador nos cuenta que, Herodías, es muy probable que haya muerto de una dolorosa gangrena en su garganta.

Queridas amigas, hoy recordemos la lección que podemos aprender de Herodías: la manipulación puede parecer tentadora, pero sus consecuencias son devastadoras. Optemos por vivir vidas de amor genuino, integridad y sinceridad, confiando en la gracia de Cristo para guiarnos. Que nuestro testimonio hoy sea un reflejo del amor de Dios en un mundo necesitado de esperanza y verdad.

Síguenos o comparte en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *