La importancia del ser para poder hacer

Desde que recibí el desafío de escribir este devocional sobre mi identidad como sierva y líder; no dejo de recordar Juan 5:15:

“Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer”.

Oré, leí, repasé fragmentos de libros que alguna vez había leído, estudié y volví a orar, queriendo ir por otros caminos, tomando otra dirección para escribirlo, pero recordaba constantemente, Juan 15; 1 al 5… Claro!!! Dios quería hablarme a mí, suplir mi necesidad… Insistió en mostrarme lo que yo necesitaba recibir, antes de lo yo que podía dar o en este caso escribir. Él está más interesado en mi corazón, que en mi servicio. Siempre lo hace de esa manera, primero suple mi necesidad, habla a mi corazón, me da todo lo que necesito, para que así yo pueda darlo a los demás.
Años en la iglesia, cursos de liderazgo, libros sobre el servicio, títulos en el ministerio… nada me garantiza estar haciéndolo bien, y no me refiero a una fórmula para servir, si no a estar haciéndolo a la manera de Dios. Tampoco haberlo hecho bien en el pasado, me garantiza estar haciéndolo correctamente en el presente.
Sin importar en qué etapa de la vida estas, si tienes tiempo en el servicio o recién estas empezando, Dios quiere recordarte, quien es Él, quien eres tú, el cómo y el para qué.
Jesús al predicar uso distintas ilustraciones para ejemplificar sus enseñanzas. Esta, en Juan 15, sin dudas es de vital importancia en nuestra vida como hija de Dios y como sierva que busca llevar fruto. En esta pasaje de la Escritura, vamos a encontrar respuestas a 4 sencillas preguntas, que no van a dejar dudas en cuanto a mi identidad como sierva.

¿Quién es él?

Encontramos en muchas ocasiones, a Jesús diciendo “yo soy” por ejemplo, Ex. 15:26 yo soy tu Sanador; Isa 49:26 yo soy tu Salvador y Redentor; Isa 51:12 yo soy tu consolador; Juan 6:35 yo soy el pan de vida, Juan 8:12 yo soy la luz del mundo. En Juan 15:1 comienza diciendo, “yo soy la vid verdadera” lo refuerza en el vs 5 “yo soy la vid”. Él es la fuente de vida. No por nada escribe como característica “verdadera”, sin dudas habrá habido impostores y engaños, como los hay hoy. Cristo es la Fuente de quien recibo todo, en quien encuentran satisfacción todas mis necesidades y respuestas todas mis preguntas. Cuidado con estar buscando en otros lugares, en otras “fuentes” …cuidado aun con todo aquello que bajo el título de “piedad” ocupa el lugar de la vid verdadera en mi vida, como ejemplo la literatura cristiana, devocionales, paginas, o aun personas y sus consejos …que lejos de ser malos en sí mismos, yo les doy mayor lugar que el pasar tiempo con Dios y con ellos me conformo, tomando así el lugar de Dios. ¡¡El es la vid verdadera!!

¿Quién soy yo? Soy pámpano (v. 5)

La definición según el diccionario de pámpano dice: “brote verde, que lleva todas las estructuras de crecimiento de la planta, que se convierten en racimos de uva al llegar a la madurez”, La vid produce el fruto a través del pámpano. No es mérito del pámpano el llevar fruto… En el libro del Dr. Wiersbe, “Llamados a ser siervos de Dios” (si aún no lo leíste, te animo a que lo hagas) el da una definición de ministerio, que ejemplifica este vs de Juan 15.5: “El ministerio tiene lugar, cuando los recursos divinos, satisfacen las necesidades humanas, por medio de canales amorosos, para la gloria de Dios”. Eso somos nosotros, canales amorosos; “pámpanos”, a quienes Dios, por pura gracia, da el privilegio, la posibilidad y la responsabilidad de servirle. Sabiendo quienes somos, aun así, nos extiende esta gracia de ser “colaboradores suyos” (1 Co. 3:9). El ministerio se convierte en una carga, más que en un privilegio, cuando me olvido de que soy pámpano, cuando me preocupo por hacer, postergando el ser. Cabe la pregunta…estas disfrutando de tu ministerio?

¿Cómo lo hago? Permanecer en Él

Mi comunión con Dios debe ser mi mayor enfoque, la lectura de la palabra de Dios, la memorización, la oración, diaria, permanente… estar con Él. En nuestro celo de producir “resultados” muchas veces decidimos dar fruto, como sea y descuidamos nuestra permanencia en Él. Creemos que “no tenemos suficiente tiempo’’ para permanecer, sin embargo, Jesús dice, que no es nuestra actividad la que produce fruto, sino nuestra relación íntima con Él (Jeremías 17:7- 8) Una vez más Dios recordándome, búscame a mi antes que a nada (Mateo 6:33), y todo será añadido…aun el servicio y el fruto.


¿Para qué? Para Llevar fruto

En Efesios 2:10 nos dice, que somos Hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras. Sabiendo, que el llevar fruto es resultado de mi comunión con Dios, entiendo entonces que no hay merito en mí, que no se trata de mí, ni de mis capacidades, si no que todo tiene que ver con Él y mi permanencia en Él. El llevar fruto, las buenas obras, será lo que nos distinga como hijas de Dios, todo aquello que pueda hacer permaneciendo en El y para El será lo que hará la diferencia… El pámpano, no existe para sí mismo, sino para dar fruto, que proclama la excelencia de la vid. Muy seguido me pierdo de andar en esas buenas obras que Él preparo para mí, por no permanecer en él, por no estar en comunión, fresca y continua con la Vid…no se vos, pero yo, ya no quiero perderme ni una sola de las buenas obras que Él preparo para mí.
Es como si escuchara la voz del mismo Dios diciéndome ”…mujer, sos pámpano, sos pámpano” cuantas veces en el servicio, me distraje, me deje llevar por las actividades, por el horario, por las exigencias externas y las autoexigencias. Corrí detrás de un programa, cumplí con mis responsabilidades, hice todo…pero sin permanecer en El, porque lo hice más de una vez sin estar en comunión con Él… Asegúrate que sea más importante, estar en Él y con Él, que lo que haces para Él. Ser antes de Hacer.
Me permito este pequeño párrafo antes de terminar, para continuarlo en otro devocional…En muchas oportunidades nuestras crisis de identidad en el servicio pasan por no aceptar mi lugar como mujer, gastando tiempo y fuerzas en querer ser lo que no soy, ocupar un lugar y tomar decisiones que no me corresponden. Querida hermana, Dios nos ha dado a las mujeres, tantas preciosas oportunidades de servicio; no permitamos que Satanás gane lugar en nuestro corazón y en nuestro ministerio haciéndonos creer mentiras y aun insertando ideologías, muy actuales, pero muy contrarias a la Palabra de Dios y al plan de Dios. No nos concentremos en todo lo que no podemos hacer como mujer, renegando y luchando por eso; en cambio enfoquémonos en todo lo que, si podemos y debemos, y en todo lo que Dios nos provee para hacerlo.
Que paz trae a mi corazón, saber que Él es la vid, yo pámpano. Dios no pide de mí, ni de ti, nada que no podamos hacer; sin dudas él quiere que llevemos fruto para su gloria, pero más desea que permanezcamos en Él, que disfrutemos con Él, quien ya preparo cada buena obra para que realicemos, el fruto es el resultado. Quiero animarte a permanecer en Él, este es el secreto en el servicio. Ser, para hacer! ¡¡¡Disfrutemos de ser pámpano!!!

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1 comentario en “La importancia del ser para poder hacer”

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