“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.» Jn 1: 3-4.
Jesús fue participe en la creación, Él era la luz desde el principio. Dice Gn 1:2 que la tierra “estaba desordenada y vacía,” y así, querida amiga estaba nuestra vida, el pecado era como esa tiniebla, ese caos que había sobre la faz de la tierra, pero luego sucedió “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” Gn 1: 3; y Dios envió a su hijo, la Luz del mundo, y trajo Luz en medio de nuestro desorden, nuestro vacío, cuando lo conocimos como Salvador.
En Jn 8:12 vemos como Él se presenta como la Luz “Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” ves la relación, cuando conocemos a Cristo somos una nueva creación, el trae luz, y tenemos luz en nuestra vida. Luego dice que, si le seguimos, no andaremos en tinieblas, o sea, no habrá falta de comunión, y por lo tanto el pecado no será moneda corriente, ya que practicaremos la Verdad. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;” 1Jn 1:6 ¿Quiere decir que nunca andaré en tinieblas, o sea, no pecaré? No, pero si hay pecado, la LUZ que es Cristo, nos ilumina, y muestra la realidad “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” 1Jn 1:7
¿Cómo te encuentras hoy? ¿Cómo está tu mundo? ¿Estás siguiendo a Jesús de tal manera que puedas decir, no ando en tinieblas, practico la verdad? Tal vez, sigues en caos, en tinieblas, nunca conociste a la Luz verdadera, él quiere iluminar tu vida hoy mismo, sólo debes Creer en Aquel que te dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. No andes más en tinieblas, ellas solo te llevaran a la perdición eterna, cree en Cristo, y podrás disfrutar de una vida llena de Cristo la Luz del mundo. Y si ya lo conocés, ¡Síguelo!, practica la verdad, y si la tiniebla se asoma a oscurecer tu vida, confiesa, apártatate y vuelve a estar en comunión.