Yo Soy: El camino, la verdad y la vida

Cenando con sus amigos, inmediatamente después de que Judas salió, estando todavía en el aposento alto, el Señor sigue instruyendo a sus discípulos sobre las cosas que estaban a punto de suceder, que se iría pero que volvería a buscarnos (Jn. 14:1-4). Tomás le responde: “Señor, no sabemos dónde vas; ¿Cómo podemos saber el camino?” En este contexto, Jesús se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” Jn. 14:6.

¡Qué maravilloso debe haber sido escuchar estas palabras de la misma boca del Señor! ¿Quién podría presentarse así sino sólo Dios? En un mundo donde todo parece relativo, Dios usa tres conceptos absolutos y fundamentales:

El camino. No dijo “quien te muestra el camino”, ni “un camino”. Él dijo: “Yo soy el camino”. La única ruta para llegar al Padre es Jesús. Cualquier otro camino te lleva a la perdición, sólo por medios de Cristo encontramos al Padre. A los cristianos de la iglesia primitiva, en Hechos, se los identificaba como los del Camino (9:2, 19:9, 22:4, 24:14, 24:22). Estamos en el camino desde el momento que ponemos nuestra fe en Jesús.

La verdad. Según el diccionario, es: Adecuación entre una proposición y el estado de cosas que expresa. Por ejemplo: la proposición “la nieve es blanca” es verdad si la nieve es blanca. Sinónimos: certidumbre, autenticidad, exactitud, veracidad, sinceridad. Jesús es la verdad encarnada, no sólo la verdad ética sino en toda su plenitud y extensión. Él es la perfecta expresión de la verdad. Jn. 1:14, 1 Jn. 5:20

La vida. Cristo es el autor, dador y sustentador de la vida física, espiritual y eterna. Jn. 1:3-4, 1 Jn. 1:3, 1 Jn. 5:11-13. Por el contrario, sin Cristo, estábamos muertas en nuestros pecados (Ef. 2:1). En Jn. 10:10, Jesús dice que vino para darnos vida en abundancia. Podemos disfrutar de esta verdadera vida desde que experimentamos a Cristo como salvador personal.

Jn. 14:6 concluye así: “… nadie viene al Padre, sino por mí”. Estamos en el camino, conocemos la verdad, tenemos la vida. Mostremos a Cristo al perdido, compartamos el evangelio a quienes no experimentaron la vida todavía. ¿A quién guiarás al “Yo soy” hoy?

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