Nombre de Dios: Elohim

Nombres, todas tenemos por lo menos uno. Ese aparece en nuestro documento. A otros los recibimos a lo largo de nuestra vida. Algunos indican algo de nuestra apariencia física (generalmente esos no nos gustan mucho). Otros tienen que ver con nuestro carácter, con talentos, con logros, con relaciones. Esos nombres y títulos muestran, en parte quiénes somos.

Dios tiene muchos nombres, todos maravillosos. ¡Consideremos hoy uno de ellos!

“Elohim” es uno de los nombres de Dios más antiguos revelados en las Escrituras. En el Antiguo Testamento aparece más de 2500 veces. En la mayoría de los casos, se emplea como “Creador”. Proviene de “El” o “Elah”, que significan “fuerte”, “poderoso”. Otra característica interesante de este nombre es que la terminación “him” indica pluralidad, “dioses”. Sin embargo, siempre aparece acompañado de adjetivos en singular. En Gn. 1:1, por ejemplo, el verbo denota singularidad: “creó” Dios (Elohim). Creemos en un Dios (Dt. 6:4) en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Gn. 1:26; Mt. 28:19; Jn. 10:30; Gal. 4:6).

En el principio, cuando lo que es no era, Dios decidió crearlo. Elohim hizo con el poder de su palabra, los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. Dios manifestó su eterno poder y deidad a través de la creación (Rm. 1:20). Él hizo todas las cosas para su gloria (Col. 1:16; Is. 43:7). Nuestro principal propósito como criaturas es dar gloria a nuestro Creador.
¿Cómo le damos gloria? Un día, los fariseos le preguntaron a Jesús: ¿Es lícito dar tributo al César? El Señor les pidió una moneda y les preguntó de quién era la imagen que estaba en ella. Del César, le respondieron. “Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22:15-22). Nosotros fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26). Hay una imagen que debemos, y podemos como hijas de Dios, reflejar. Cuando mostramos a Dios en nuestra vida, le damos la gloria que se merece. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra y en mi corazón! Cántale y qué sea grande en tu vida su nombre.

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