Un Visitante inesperado

Cuando mi hijo mayor nació, la euforia y la alegría llenaron nuestras vidas. Fue planeado, deseado y respuesta a nuestras oraciones, no había palabras para describir esa aventura. Pero tres días después nuestro bebe enfermó; vinieron semanas de internación, de cuidados intensivos, muchos estudios hasta descubrir que hubo un daño irreparable en uno de sus riñones. “La adversidad” llegó sin ser anunciada. De pronto nos vimos como padres primerizos llenos de incertidumbre, mucho temor y sintiendo, como bien lo describe el diccionario, “esa situación contraria o poco favorable”; un sentimiento interno de aflicción y tristeza drenando tus fuerzas, tus pensamientos se nublan y te roban la paz.  ¿Podré salir de esto?

  • Para encontrar la respuesta debemos entender primero ¿De dónde viene la adversidad? Los canales por donde llega la adversidad a nuestras vidas son diversos: un acontecimiento trágico en nuestro hogar, la pérdida de la salud, la muerte, problemas en el ministerio, temas económicos, sufrir las cargas de otros, por nombrar algunos. Pero la adversidad tiene un solo origen: ES DIOS MISMO (Isaías 45:6-7) “…Yo Jehová y ninguno mas que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto”. Debo confesar que, al encontrarme con esta verdad, quedé perturbada hasta que luego entendí que las Escrituras nos revelan LAS PROVISIONES DE DIOS para salir victoriosas de todas ellas.

Hoy te propongo CONCERLAS, CREERLAS y decidir CAMINAR en fe a través de ellas CADA DIA y en medio del dolor ESCOGER CONFIAR EN DIOS.

RECURSOS PARA SALIR VICTORIOSA

TENGO SU PAZ

Juan 6:33 “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo.”. De este lado del cielo, tendremos aflicción porque vivimos en un mundo caído, sufrimos por los pecados que otros cometen contra nosotras, y sufrimos por consecuencias de nuestros propios pecados. En cualquiera de estos casos, la adversidad nos roba la paz y debemos luchar para retenerla.  Cristo es victorioso en este mundo y nos puede dar su Paz. “la Paz que sobrepasa todo entendimiento” (Fil.4:6-7). Podemos abrazarnos a Él y confiarle nuestra carga.

TENGO SU AMOR

Romanos 8:35 NVI ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?

Nada es más poderoso que Él, nada de lo que yo este pasando puede con Él. ¿Creo verdaderamente esto?  ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo?, ¿Será que Él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones? Sabemos la respuesta, ¡CLARO QUE NO! Nada me separa de su amor. Él venció, tengo la victoria. Tengo su amor. En Romanos 8:35 al 39 se deja una basta lista de tremendas situaciones tanto en el mundo que conocemos como en el inframundo. Y remarca el vs.37 “ANTES EN TODAS ESTAS COSAS SOMOS MAS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMO”. Todas las cosas incluyen también tú adversidad, esa situación contraria que te esta robando la paz y que te esta agobiando. Más importante que la circunstancia difícil es la forma en la que respondo, eso sí es mi responsabilidad (1Pedro 1:6-7).

Si bien es Dios que produce el sufrimiento, es también el que sana (Salmos 147:3).  Confiar que Él está trabajando constantemente en cada área y momento de nuestra vida. Nada ni nadie es más fuerte que Él.

Si le confiaste tu eternidad puedes confiarle la adversidad por la que estas atravesando, clama en oración, “Señor confiare que tu harás tu obra a través de este dolor para tu Gloria y para mi bien”. Te animo a escribir tres decisiones que vas a tomar hoy mientras atraviesas la adversidad para que el propósito supremo de Dios se vea en ti. Te comparto las mías, “he decidido NO quejarme”, “Si voy a llorar, que sea de rodillas delante de Ti; antes de cualquier otra persona buscaré en Ti mi consuelo”, “voy a memorizar y orar esos versículos que me alienten en el dolor”. Salmos 52:8-9 “Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios, en la misericordia de Dios confió eternamente y para siempre. Te alabare para siempre, porque lo has hecho así; esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos”. ¡¡¡VAMOS AMIGA QUERIDA, ALABEMOS A DIOS POR SU VICTORIA EN NUESTRO FAVOR!!!

 

 

 

 

 

 

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