Plan de escape

“Y yo sé que, en mí, esto es en mi carne, no mora el bien;  porque querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.”

-Apóstol Pablo

 La carne es nuestro cuerpo humano caído y corrupto, con todos sus deseos pecaminosos. La carne busca sólo satisfacer el Yo. En el interior de cada cristiano coexiste esta lucha entre el hacer el bien y desear lo malo. Querida lectora, ¡no eres la única! No eres la única que se siente desanimada, frustrada, o culpable por haber caído nuevamente en la tentación. Todos los creyentes luchamos con esto, aun el Apóstol Pablo.

Este mes ha sido muy estresante para mí, nos estamos mudando a otro país, lo cual implica muchos sentimientos y emociones encontradas. Horas dedicadas a empacar, trámites que alistar, cosas para vender, y todo esto sin dejar de atender a mi esposo e hijos. La ansiedad se empezó a apoderar de mí, no podía dormir bien, buscaba ‘consuelo’ en la comida, y me ‘escapaba’ de la realidad viendo televisión. Satanás ataca cuando nos hallamos más débiles, por esto debemos estar atentas en momentos de hambre, cansancio y soledad.

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no se humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida para que podéis soportar.” 1 Corintios 10:13.

Este versículo reitera que la tentación es una realidad constante en cada cristiano, pero nos da una hermosa promesa: ¡Dios ya proveyó la salida! No es un pecado ser tentada, la tentación es una oportunidad para mantenerme firme en mi fe y dar gloria a Dios. No importa cuán atractivo sea el anzuelo que Satanás te muestre, Pablo nos dice que podemos resistir y salir victoriosas. Dios te dará la salida; toda tentación viene con un plan de escape dado por Dios. En mi caso, Dios proveyó una salida en este tiempo al ofrecerme preparar este estudio, fue un llamado de atención para darme cuenta de que estaba cayendo en tentación. En la tentación de buscar consuelo en otras cosas fuera de Dios, y no confiar plenamente en Él.

Dios nos ayuda a resistir la tentación, dándonos Su poder y una salida. Esa es Su parte. Pero tú y yo, también tenemos que hacer nuestra parte. A la carne no la vamos a vencer con sólo fuerza de voluntad. Necesitamos armarnos espiritualmente, preparar un plan de ataque y mantenernos firmes cuando nuestros apetitos tratan de derribarnos. Vamos a aprender el ABC para tener victoria sobre la carne:

“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” Gálatas 5:16

Anda en el Espíritu

Si quiero que el Espíritu tenga victoria sobre la carne, ¡debo alimentarlo! Debo estar en sintonía con los deseos de Dios a través de mis disciplinas espirituales, priorizando mi relación con Jesús diariamente a través de la lectura de Su Palabra. Acércate a Cristo, conócelo, disfruta de Su amor. Ora, confiesa pecados y abre tu corazón a Dios con tus luchas, sé sincera. Memoriza versículos que renueven tú mente con la verdad (Romanos 12:2). Jesús resistió a las tentaciones de Satanás usando las Escrituras, ¡cuánto más deberíamos usarlas nosotras! Busca pasajes bíblicos que sean de especial ayuda y escríbelos, pégalos en un espejo, llévalos en la cartera, etc. Involúcrate en tú iglesia, sé de ayuda para otros. La carne solo se enfoca en uno mismo, en satisfacer nuestros deseos egoístas, en lugar de esto debemos enfocarnos en otros, en cómo ser de bendición y suplir sus necesidades. (Gálatas 6:10).

Busca Comunión

Como vimos anteriormente, es importante entender que todas luchamos con tentaciones porque el pecado crece cuando nos aislamos. Si creemos que somos las únicas luchando con cierto deseo, es poco común que lo compartamos y pidamos ayuda. Los secretos nos dejan atascados, hundiéndonos más en el hoyo. Pide consejo de personas piadosas (Proverbios 15:22). Rodéate de buenas amigas que sean de bendición, a quiénes puedas rendir cuentas y se preocupen por ti (Gálatas 6:2).

Crucifica la Carne

“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.” Gálatas 5:24. ¡Así como debemos alimentar nuestro espíritu, también debemos matar de hambre a la carne! No voy a vencer mi carne, simplemente ignorándola, necesito un plan.

  • Identificar mis luchas¿Hay algunas tentaciones que se presentan con más frecuencia en tu vida? 1 Pedro 5:8 nos dice que el diablo está atento a nuestras debilidades para devorarnos como un león. Por esto, ¡nosotras debemos estar alertas! Aquí te doy una lista de ejemplos para que identifiques tus luchas, lo más probable es que sea más de una:   Celos,  Avaricia, Drogas, Robo. Alcohol. Mundanalidad, Descontento, Pornografía, Falta de contentamiento, Materialismo. Mentiras. Inmoralidad sexual, Chisme, Enojo, Compras compulsivas, Perfeccionismo, Espíritu crítico, Comparaciones, Pereza, Auto, compasión, Uso excesivo de la televisión o redes sociales, Orgullo, Mentiras, Glotonería, Obsesión con tu apariencia física, Etc.

Si fuiste sincera, habrás identificado varías áreas de lucha. ¡Te puedo asegurar que yo lo hice! Reconocer nuestras debilidades es importante para no bajar la guardia y confiar en nuestras propias fuerzas. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1 Corintios 10:12.

 

  • Evitar zonas de peligro – “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” Romanos 13:14. No nos pongamos en situaciones donde podría ser fácil caer en el pecado con el que estamos luchando. Si estás luchando con comer de más y fuera de control, no compres cosas con las que te cuesta medirte. Si luchas con el alcohol, no vayas a reuniones o fiestas donde se va a servir. ¡Aléjate del abismo! No camines por el borde probando tu suerte, no confíes en tu fuerza de voluntad porque el diablo es astuto. Como dije anteriormente, ten cuidado en los momentos que te encuentres con hambre, cansada o sintiéndote sola porque cuando estamos débiles física o emocionalmente es un campo propicio para las tentaciones. Pero aun tomando todas estas precauciones es fácil encontrarnos en situaciones que desafían nuestra integridad. Para estas ocasiones el consejo del Apóstol Pablo es claro: “¡HUYE!”

(1 Corintios 6:18; 10:14). No trates de vencerlo, no trates de ignorarlo, no trates de justificarlo. ¡Huye! ¡Da la vuelta y corre! Especialmente en luchas sexuales, querida lectora, ¡huye! Toma decisiones drásticas.

Por último, quiero recordarte que Dios te ama, con amor incondicional e inagotable. Su amor es tan profundo que envió a Su hijo a morir por ti. No hay nada que puedas hacer para que Él te ame más, y no hay nada que puedas hacer para que Él te ame menos. Te ama tanto que aun en momentos de tentación, ya ha provisto la salida. Busca esa salida, planea tu ruta de escape, tu plan de ataque y experimenta victoria y libertad. ¡Es tiempo para que vivas plenamente y camines en libertad!

Síguenos o comparte en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *