Cesárea de Filipo, era una región y ciudad del mismo nombre conocida por ser un centro de idolatría y muchas deidades paganas. Allí, en esa región, se encuentra Jesús con sus discípulos. En el vs. 13 Jesús les pregunta sobre qué decía la gente quién era El; la respuesta fue inmediata: Juan, Elías, Jeremías, o algunos de los grandes profetas de la historia del pueblo de Israel, tal vez alguno habría resucitado en la forma de Jesús, pensaban. La pregunta estaba respondida, o por lo menos era lo que ellos creían, pero Jesús los confronta con otra pregunta inesperada, algo más personal “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? “(vs.15). Esta pregunta seguramente no la esperaban, ellos no eran los otros, eran sus discípulos; se habrán hecho muchas preguntas en forma silenciosa, ¿Era un profeta más? ¿Era el líder nacional que esperaba el pueblo? ¿Era el Mesías esperado? Y ahí Pedro, con firmeza declara: “TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”, esta declaración la hace en un trasfondo de idolatría y deidades paganas. Es una revelación dada por el Padre, desde el cielo a Pedro, “TÚ ERES EL VERDADERO DIOS, EL DIOS HECHO CARNE, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE, no un dios pagano, no un ídolo, sino DIOS MISMO ante nuestros ojos”. Seguramente sus ojos estarían abiertos, brillando de emoción, como si hubiera descubierto una verdad velada hasta ese momento. A partir de allí conocía a Jesús de una manera personal, nueva. Dice un comentarista: “Los judíos correctamente pensaron que para recibir el título “el Hijo del Dios viviente”, en un sentido único, era reclamar la deidad misma.”
Y vos ¿Quién decís que es El?, Tal vez fue siempre un personaje histórico, religioso, político, en tu vida, hoy estás a tiempo de autoevaluarte, y declarar: “TU ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE” “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.” Juan 20:31. Su Nombre da Vida Eterna. Y si conoces esta verdad, te animo a recordarla cada día, y compartirla con otros. “…Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida.” Mt. 16.16 (TLA)
