En Génesis capítulo 16, Abraham tenía 86 años, hacía diez años que Dios le había prometido una gran descendencia pero Sara, su esposa era estéril. Pasaba el tiempo y el deseado hijo no llegaba. Como se acostumbraba en esa época, Sara quiso darle un hijo a su esposo por medio de su sierva egipcia Agar. Abraham estuvo de acuerdo.
Entonces, la esclava quedó embarazada. Sin duda, ella había sido utilizada. La situación en la que se encontraba no era el resultado de sus decisiones. Pero ella encontró su valor en el bebé que llevaba en su vientre. Pensó que ahora merecía otro trato. Después de todo, era la madre del único heredero de su señor. Se enorgulleció y miró con desprecio a Sara.
Conocemos la historia, Sara la maltrató y ella huyó. Agar significa “errante”, y de esta forma anduvo por el desierto camino a Egipto. Encontró una fuente de agua y allí se quedó. Humillada, despojada… y embarazada. Cuando pensó que estaba sola, que nadie veía su necesidad, el ángel de Jehová la halló. Esta es la primera mención en la Biblia de “el ángel de Jehová”, el mismo Señor Jesucristo habló con ella. La llamó por su nombre, la confrontó y le dio dirección.
Agar nombró al Señor: “El Roi”, el Dios que me ve (Gn. 16:13). Y al pozo de agua que encontró le puso el mismo nombre: Pozo del Viviente-que-me-ve. Luego, ella volvió e hizo lo que Dios le había dicho.
Para concluir, estas son algunas aplicaciones sobre El Roi que impactaron mi corazón y quisiera compartirte:
• SU MIRADA ES SUFICIENTE. Él te ve sin importar tu apellido, tu situación económica, tus títulos, tu género o nación. Él te conoce por tu nombre (1 Sam. 16:7, Sal. 139:16). Agar buscó el reconocimiento de Abraham, de Sara y ese orgullo la llevó al desierto. La única mirada que trae gozo y paz a tu corazón es la del Señor.
• SU MIRADA ES MISERICORDIOSA. Dios te ve, no hay nada que puedas ocultar. Sabe de dónde venís y a dónde vas. Sabe perfectamente dónde estás. Agar vio al Señor y confesó (Prov. 28:13, Sal. 25:16, Sal. 119:132). Ella no vio juicio en sus ojos, vio perdón y una nueva oportunidad. ¿Te sentís en medio del desierto? Mira al Señor, su misericordia está disponible.
• SU MIRADA DA SEGURIDAD. Agar recibió la promesa del Señor, se levantó y obedeció. Ella probablemente le comunicó a Abraham cómo debía llamarse su hijo: Ismael (“Dios oye”) y aunque las circunstancias no cambiaron, evidentemente su actitud sí. Saber que Dios te ve, hace que veas todo de otra manera. Dios te da promesas, Sal. 32:8 es una de ellas. Tu futuro está seguro en Él. Pon tus ojos en el Señor hoy, Él te ve.
El Señor me dió su nombre hoy EL ROI
De bendición