“Vivimos días de incertidumbre donde el cambio en la rutina nos hace parar y reflexionar en las limitaciones, fragilidad y temporalidad del ser humano. Puede ser que para algunas esto traiga preocupación, miedo o ansiedad.
Es en ese momento donde debemos alzar nuestra mirada al cielo y recordar una verdad absoluta: Dios es inmutable. Nuestro presente puede ser incierto, pero nuestro Dios no; El nunca cambia.
La inmutabilidad es parte de Su naturaleza y de ella podemos reconocer otras verdades. Porque Él es el mismo desde la eternidad, puedo confiar en su fidelidad al cumplir Sus promesas. Porque no cambia, puedo saber que Su amor es siempre igual y que Su misericordia se renueva cada día.
Como se nos describe en estos versículos, el cielo que vemos hoy, un día no estará más, pero Él seguirá siendo el mismo.
Recuerda, el Dios que se manifestó en tu vida en el pasado, es el mismo que te sostiene hoy y te sostendrá mañana.
Reconoce la inmutabilidad eterna de Dios y verás cómo ella trae paz al alma turbada y un enfoque correcto en lo que puedas vivir hoy.”