Si, iré…

«Si, iré…»
Genesis 24:58b.
Esta es la respuesta que Rebecca dio al siervo de Abraham, con la resolución de acompañarlo en ese mismo momento, sabiendo que era un gran paso de fe. Ella no conocía a dónde iba, no conocía con quién se iba a casar, tampoco sabia, si ese matrimonio, esa familia, esa tierra, le agradarían; pero veía la mano de Dios en todo, confió en el siervo y estuvo dispuesta a ir, dando un paso de fe y obediencia. Y esa es la respuesta que le di al que ahora es mi esposo, después de tener un tiempo de oración juntos, para saber si era la voluntad de Dios que comenzáramos una relación.
Nunca imagine en ese momento, todas las veces que lo volvería a decir, ya que Dios nos llevó por varios países en estos 31 años que tenemos de casados.
Mi nombre es Gabriela Lourenzo de Diez. Estudie en el Instituto Bíblico de Palabra de Vida Argentina desde 1986 hasta 1988. Me case con Marcelo Diez, después de graduarnos del Instituto Bíblico, en 1989. Servimos en Monte por dos años, yo personalmente en el área de Vida y en abril de 1992 salimos encomendados por Palabra de Vida y nuestra iglesia local, en Haedo, a la Obra Misionera.
Dios nos llevó a Venezuela, donde servimos por seis años y fuimos parte del Equipo de Palabra de Vida. Allí nacieron Marcelo y Melanie. Después de un tiempo de oración, Dios nos dirigió al hermoso país de Guatemala, para comenzar el ministerio de Palabra de Vida. Fue un desafío grande, éramos muy jóvenes e inexpertos, pero Dios estuvo con nosotros y Él nos permitió en su gracia, ver nacer y crecer una generación de jóvenes preciosos y formar un equipo de misioneros, la mayoría guatemaltecos, deseosos de servir al Señor. Durante ese tiempo nació Michelle.
Después de 15 años Dios nos volvió a desafiar. Estábamos animados a hacer su voluntad, pero a la vez, tristes por dejar nuestros amigos misioneros e iglesia, pero otra vez estuvimos dispuestos a decir: “Si, iremos”.
Hace 6 años Dios nos trajo a esta preciosa isla, República Dominicana, y el Señor nos dió el doble de todo lo que dejamos, rodeándonos de amigos, misioneros, ministerios e iglesia, una propiedad preciosa y grandes oportunidades. ¡Dios es Fiel! La Obra Misionera es una aventura y un constante desafío de negarnos a nosotras mismas para seguirle a Él. Esto no es solo para los que estamos en las misiones, sino para cada una de nosotras, sus hijas.
Dios te hace este desafío diariamente, cuando dice:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”. Mt. 16:24-25.

Fijémonos bien lo que dice esta porción de la Escritura: “Si alguno quiere venir en pos de mí”. El llamado es para todos, pero aquí está involucrado el “querer”. Tiene que estar la voluntad dispuesta. Luego dice: “niéguese a sí mismo”. Cuando nos negamos a nosotras mismas, perdemos, pero para ganar, como dice el versículo 25. Negarnos a nuestros propios deseos, sueños, propósitos, pero para alcanzar Sus deseos, Sus sueños y propósitos, que sin duda, son muchísimo mayores y mejores que los nuestros. “Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos-dice el Señor- Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues, así como los cielos están más altos
que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos, y mis pensamientos más altos que sus pensamientos”. Is. 55:8-9 NTV. Sigue diciendo el pasaje: “tome su cruz”. Tomar nuestra cruz cada día significa crucificar nuestra carne cada día. Pablo decía que él estaba crucificado con Cristo, y que ya no vivía el, sino Cristo en él, Galatas 2:20. En Galatas 5:24 también nos dice que si somos de Cristo hemos sacrificado la carne con sus pasiones y deseos. Por último: “y sígame”. ¡Sí, iré! Quizá Dios no te está llamando a salir a la Obra Misionera, pero siempre te está llamando a seguirle. Seguirle en tu entorno, donde estas puesta. Seguirle en medio de tu familia, siendo un testimonio entre ellos que los guíe a amar y buscar de Dios. Seguirle en tu colegio, en la universidad, en tu trabajo, siendo luz en medio de esta generación maligna y perversa, que no busca a Dios. Filipenses 2:15 nos llama a ser luminares en este mundo. ¿Está brillando tu luz, o esta apagadita? Seguirle es estar dispuesta a perder tu vida para ganarla, ¡y doy testimonio que es así! ¡No hay vida mejor vivida en esta tierra, que la que se pierde en Cristo, para ser hallada en El!

“Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él…”. Filipenses 3:7-9 a.

Este pasaje me acompañó en mi tiempo de Instituto Bíblico y también me motivó a dejar todo lo que yo podía llegar a aferrarme para no seguirlo.
Estoy segura, que Rebecca, en el momento que dijo: Sí, iré.. nunca supuso todas las bendiciones que Dios traería a su vida, siendo parte del plan de Dios en la nación que él iba a formar y apartar para sí mismo. ¡No sabes cómo Dios puede llegar a usar tu vida cuando se la entregas! ¿Estas dispuesta a decirle: “Sí, iré”?

 

Si te gustaría contactarte con Gabriela te dejamos su e-mail: gabriela.viviana@yahoo.com

Síguenos o comparte en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *