La palabra «pascua» viene del vocablo en hebreo «Pésaj», que literalmente significa: pasar por alto, encima, mostrar misericordia. En el Antiguo Testamento, la pascua es recordar la salida del pueblo de Israel de Egipto. También es un recordatorio del sacrificio del cordero perfecto sin mancha (Éxodo 12:5-13). Con la sangre tenían que pintar el marco de la puerta y el dintel y la muerte no les tocaría.
En el Nuevo Testamento muestra nuestro Cordero Pascual, (Juan 1:29 “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”). Un cordero perfecto sin pecado. Jesús fue llevado a la cruz y puso su cuerpo por amor a nosotros (Juan 19:16-18 “Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio ) el derramó su sangre para que todos aquellos que pusiéramos nuestra fe, podamos ser redimidos (Efesios 1:7 “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”). Después de la crucifixión fue sepultado llevado a la tumba (Juan 19:38-41)
Pero al tercer día, ¡vemos la victoria el triunfo! Él resucitó y venció la muerte (Juan 20:1-9)
La importancia de la Pascua para nosotros es que tenemos ¡un Cristo vivo!
Quiero dejarte tres desafíos:
Si todavía no sos una hija de Dios dile a Él que te arrepientes de tus pecados, que Jesús te limpie con su sangre preciosa, que entre en tu corazón y sea tu Salvador. Él te regalará la vida eterna. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna»
Si ya sos hija de Dios nuestro deber es compartir el evangelio con otros, el mundo necesita de una esperanza y solo Jesús puede darla. Es un mandato. En Marcos 16:15 dice: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Cristo triunfó, venció la muerte, ahora como hija de Dios debo llevar una vida de victoria porque somos más que vencedores (Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”).
Él tiene poder para llevarme de triunfo en triunfo 2 Corintios 2:14 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”. Dios quiera que estos pensamientos sencillos y conocidos nos ayude a desafiarnos a ser más fieles a nuestro Dios. Que Dios te bendiga.