¿Desanimada o desafiada?

A mi mente vino ese viejo himno… «gozo hay sí, en servir a Cristo, gozo en el corazón». Hermoso himno, y hermoso también es tener esta actitud. El servicio a Dios es tan apasionante, nos llena el corazón y nos motiva a amar. Cuánto disfrutamos ver a Dios obrar en nuestra vida y en la vida de los demás, y, seguramente estarás de acuerdo conmigo, esto es tan real en la vida del cristiano comprometido con su obra. Pero hay otras realidades no tan gratas y no tan motivadoras que como cristianos pasamos en medio de nuestro servicio. Algunos la padecen en silencio, otros la cuentan abiertamente y otros ni siquiera saben cómo continuar. Esto no significa en absoluto que Dios detuvo su mano. Uno de ellos es el desánimo.

¿Qué es el desánimo?

Es rendirse, desmoralizar, desesperación, impotencia, flaqueza, aflicción, tristeza, cobardía, apatía, desengaño, abatimiento. (RAE)

Es la falta de ánimo, fuerza o energía para hacer, resolver o emprender algo y muchas veces las causas pueden ser varias por ejemplo voy a escribir algunas: Crítica, decisiones equivocadas, problemas financieros, falta de reconocimiento, falta de oración, altas expectativas, enfermedad, autocompasión, sobrecarga- laboral/ministerial/ familiar, pérdida, soledad, luchas internas/ debilidades, indiferencia, fracaso, afán, etc. La lista podría continuar, quizás te identificas con alguna o podés agregar otras más a la lista. La realidad es que todos hemos pasado por desánimo en algún momento o varios momentos o quizás lo estés pasando. Lo primero que debemos hacer es desmitificar el desánimo de nuestra vida, entender que el desánimo es normal, que forma parte de mi naturaleza humana y que muchas veces no tiene que ver con la falta de espiritualidad si no con una falta de actitud ante la vida.

El desánimo nos deja débiles sin visión, vulnerables, nos paraliza,  algo así ocurrió en la reconstrucción del muro en Nehemías capítulo 4, en pleno servicio apareció el desánimo. El versículo 6 relata que llegaron hasta la mitad del muro porque el pueblo tuvo ánimo; pero en los versículos siguientes vemos el cambio de actitud, el desánimo entró en escena, de pronto se encontraron cansados, sin visión escuchando a personas que nada bueno aportaban. ¿Cómo hicieron para llegar de un punto a otro, del ánimo al desánimo? El desánimo nos muestra necesidades y también desafíos.

Necesidad de descanso: «las fuerzas de los acarreadores se han debilitado» (v. 10)

Una de las causas más comunes del desánimo es el cansancio, si te sientes así el desafío es que descanses. Descansar está dentro del servicio también y es una prioridad. Es falso pensar que somos siervas infatigables o indispensables, conocer y servir a Dios no nos priva de esta realidad. Trabajar o servir sin descanso nos desvía de nuestro objetivo principal: servir a Dios y a los demás. No debemos hacer caso omiso a nuestra necesidad de descansar y renovarnos por el bien de las personas y el nuestro.

Todos necesitamos descanso, momentos para volver a tener esa frescura espiritual, y solo Dios nos da el descanso que necesitamos (Salmo 23: 2-3-BLA)

En verdes pastos el me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma por el camino del bueno me conduce, por amor de su nombre.

Necesidad de hacer una limpieza: el escombro es mucho… (v. 10).

Al ver tantos escombros se desanimaron, ya no estaban enfocados en todo lo que avanzaron ¿sabes por qué? Porque solo vieron el escombro que la antigua muralla dejó y esto los desanimó. Donde hay escombro hay estorbo, hasta que es quitado o aplanado.  En nuestra vida pasa lo mismo, hay escombro del pasado, expectativas no cumplidas, proyectos a medio camino, algunas personas o cosas que te quitan el tiempo, energía, los escombros también pueden representar aquellas cosas cotidianas o de menor importancia pero que de todas formas hacen que pierdas el foco. Cuando hay desorden la mente se divide y no sabemos por dónde empezar entonces el desafío es identificar lo que te estorba, aplanar ese escombro que parece mucho y que no te deja ver con claridad. El Salmo 5:8 dice: «Señor guíame en tu justicia por causa de mis enemigos; allana delante de mí tu camino». Busca su guía y no fijes tu mirada en cosas sin importancia y prepárate para ver su obrar.

Necesidad de esperanza: ¿Cuándo perdieron la esperanza? (vv. 11-12)

Cuando escucharon lo que sus enemigos dijeron, se llenaron de temor, y los mismos judíos ya tenían un informe totalmente negativo y desesperanzador. El enemigo estaba logrando su objetivo derribar sus vidas antes que el muro.

En la vida siempre encontraremos personas portadoras de mensajes negativos, el desánimo trae desilusión, olvido y especialmente a personas con total pesimismo en la vida. No podemos prestar oído a comentarios quejosos apáticos sin que estos de alguna forma interfieran en nuestra vida. Satanás utiliza esto para lograr su objetivo, dejarnos débiles y sin esperanza. También cuida tus palabras si estás desanimado pone atención en lo que dices.

En el vs 14 Nehemías hace una invitación al pueblo: acordaos del Señor grande y temible… que bueno es tener cerca personas que te extiendan una mano justo a tiempo, que te brinden palabras de ánimo, oren por vos, te acompañan en tus cargas, te edifican y de esta forma te recuerdan que Dios siempre trae esperanza y ánimo porque Él ya venció al mundo (Juan 16:33-BLA).

En conclusión, si el desánimo me presenta batalla debemos decidir enfrentarlo. Las circunstancias que dan lugar a esta emoción pueden ser inevitables, pero la manera de responder la decidimos nosotros. Una vez leí, «LAS CUMBRES SON PARA DIVISAR E INSPIRARNOS, PERO EL FRUTO CRECE EN EL VALLE».

Las circunstancias que nos desalientan son nuestros valles y aunque por momentos parezca difícil es ahí donde Dios permite que estemos y es ahí donde podemos ver crecer y florecer nuestra vida. Dios siempre está presente y nos promete estar ahí con nosotros y darnos lo que necesitamos para salir (Salmo 23:4).

«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno… tu vara y tu callado me infundirán aliento»

Síguenos o comparte en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *