La Oración ¿Funciona?

Hace un tiempo uno de mis nietos, que en ese momento tenía seis años, volvió de la escuela muy angustiado y me dijo: “Abu, la vida es muy triste”. Me dijo que la maestra le había contado de un nene que estaba pasando muchas dificultades. Su papá los había abandonado, tenían muchas necesidades, y muchas veces no tenían dinero para comprar comida… y todo empeoró cuando su mamá enfermó gravemente. Él estaba muy triste, y yo no lo podía consolar. En realidad la maestra les contó todo esto para que ellos oraran, entonces lo animé a orar y a quedarse tranquilo, así que oramos. Pero cuando terminó de orar me dijo: “Abu, no funciona”… ¡la tristeza lo invadía de igual manera que antes de orar!
¿Saben? Muchas veces nos sentimos como él. Oramos, pero parece que todo sigue igual.
El rey David le preguntó a Dios en el Salmo 13 “¿Hasta cuándo Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” ¡Él sentía que Dios no lo escuchaba, que no le respondía! En el libro de Habacuc, él hizo la misma pregunta. Cap. 1:2 “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?”
Queridas, muchas veces nos sentimos así. ¡Pero no es verdad! ¡Él siempre nos escucha! Como alguien dijo una vez: “Cuando pases por una dura prueba y te preguntes dónde está Dios, recuerda que el maestro siempre está en silencio durante un examen”.
La oración es la fuente de poder. Es el arma más poderosa que tenemos los hijos de Dios para cada circunstancia de nuestras vidas. Dios nos comunica su corazón por medio de Su Palabra y nosotros le comunicamos el nuestro por medio de la oración.
En Hebreos 4:16 Él nos invita a “acercarnos al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” En Jeremias 33:3 dice “Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
En Lucas 11 los discípulos le piden al Señor que les enseñe a orar. Ellos sabían que había un poder secreto que se manifestaba en la oración y eso lo veían en la misma vida de Su Maestro. Él siempre se apartaba a orar. En Lucas 6:12 pasó la noche orando. ¡Orar era un rasgo llamativo del Señor digno de imitar! Y también nos dio ejemplo de cuándo orar: ¡SIEMPRE! Y dónde orar: ¡EN TODO LUGAR! La oración debe ser esencial en la vida de cada hija de Dios. No debemos descuidar ese tiempo a solas con Él.
Alguien dijo: “Les diré dónde nace y crece grande y vigorosa nuestra fe, en el corazón de cada uno que se dirija silenciosamente a la cámara secreta con el Libro y doble sus rodillas y doble su voluntad”. Dentro de ese corazón que está allí, vendrá la silenciosa seguridad de que lo que estamos pidiendo, Él lo está haciendo.
Mateo 6:8 dice que él sabe nuestras necesidades antes de que le pidamos, pero él quiere que le pidamos y crezcamos en fe.
¡Cuánto necesitamos de la oración! Tiene poder para librarnos de tentaciones, para sostenernos, para gobernar nuestras lenguas, para limpiarnos del pecado por medio de la confesión (Salmos 51:2) y… ¡tantas cosas más!
Cuando dependemos de nuestra fuerza, conseguimos lo que nuestra fuerza puede hacer, pero cuando dependemos de Dios conseguimos lo que Él puede hacer.
La oración es ordenada por Dios, para nuestro beneficio y debe tener ese ingrediente tan importante que es la fe. Santiago 1:6 dice que debemos pedir con fe no dudando nada. Fe y oración van juntas. Las oraciones deben quitar tus preocupaciones (1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él…”).

• LA ORACIÓN ES OÍDA POR DIOS y contestada como yo deseo.
  “Tu oyes la oración” (Salmos 65:2).
  A través de las páginas de la Biblia podemos ver muchos ejemplos de hombres y mujeres de fe que oraron a Dios y recibieron la respuesta que esperaban. Elías (Santiago 5:17) oró para que no lloviese y no llovió por tres años y medio, y luego oró y volvió a llover y la tierra dio su fruto. Sansón un hombre tan poderoso parecía invencible pero lejos de Dios la Biblia dice que fue un juguete para sus enemigos, pero oró por última vez a Dios pidiéndole fuerza y Dios le respondió, y murió más gente que en toda su vida (Jueces 16:28). David estaba huyendo de su hijo, estaba en peligro de muerte y vemos en el Salmo 3 que Jehová lo sustentaba y ¡él colocaba la cabeza en la almohada y dormía! Como alguien dijo: “Entrega los problemas a Dios… de todos modos, Él no va a dormir en toda la noche.” (Salmos 121:3).
• LA ORACION ES OÍDA POR DIOS, pero no siempre es contestada como yo deseo.
  El apóstol Pablo fue un gran ejemplo de oración, él oraba por los hermanos, por su amor, por su crecimiento, por la unidad, por la fe, y con gratitud. No dudamos en absoluto que era un gran hombre de fe y dependía del Señor, sin embargo, él le pidió a Dios que le quite el aguijón en la carne, y no le fue concedido. La voluntad de Dios para su vida era que aprendiera a apoyarse en Su gracia y que ella sea suficiente, cosa que el apóstol aceptó sin cuestionamientos.
  Él sabe lo que es mejor para cada una de nosotras y en eso debemos confiar. No permitamos que las circunstancias nos hagan caer, excepto de rodillas. Dios puede decirnos: si, no o espera, según lo que Él quiera, porque es DIOS. Pero debemos tener cuidado porque…
• LA ORACIÓN PUEDE SER OBSTRUIDA ANTE DIOS POR:
  -Pedir mal (Santiago 4:3) egoísmo, pensar solo en mí.
  -Pecados ocultos (Salmos 69:5 “Dios tú conoces mi insensatez y mis pescados no te son ocultos”).
  -Desobediencia, hipocresía, indiferencia, incredulidad, autosuficiencia…
  En nuestra oración debe haber arrepentimiento, confesión , alabanza, acción de gracias, humillación , obediencia, rendimiento a su voluntad, fe, dependencia y confianza.
  Nuestro enemigo siempre está buscando destruir líderes y familias. Debo mantener fresca mi comunión con Dios y orar por los que están en autoridad, por mis padres, mis hermanos, mi esposo, mis hijos, por nuestro corazón, por los pastores, mis hermanos en la fe, por enfermos, por nuestro país, por perseguidores, enemigos, los que nos envidian, los que nos abandonan, ¡por todos los hombres!

¿Cuánto tiempo invertimos en la oración? El Salmos 89:47 dice: “Recuerda cuan breve es mi tiempo”. Si amas la vida entonces no malgastes el tiempo porque es el material de que está hecha.

Si miras a tu alrededor te angustiarás, si miras a tu interior te deprimirás, pero si miras a Jesús tendrás descanso. El Salmos 121:3 dice que “no se dormirá el que te guarda”.
Queridas amigas, el Señor me dio el privilegio de estar en el ministerio por 42 años y podría contarles muchísimas experiencias de cómo Dios obró y contestó a cantidad de oraciones que he elevado al trono de la gracia. Oraciones por necesidades materiales, por enfermedades, por situaciones muy difíciles y aún imposibles para mí.
Muchas fueron contestadas como yo esperaba, otras veces tuve que esperar, y otras Él me dijo NO, pero algo tengo seguro, ¡Él siempre escucha! El Salmos 18:6b dice: “El oyó mi voz desde su templo y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos”.
Si no estás ejercitando y disfrutando este tiempo a solas con Dios, no es tarde para empezar, “deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón” Salmos 37:4. Toma tiempo para alabar y adorar al Señor por todo lo que es y hace por nosotras. Él es digno de nuestra adoración. Él te está esperando con los brazos abiertos para ayudarte en cada momento de tu vida.
Que el Señor las bendiga y que este devocional las anime a ser guerreras de oración para la gloria de Dios.
Aprendamos a caer de rodillas y llevar todo a Dios en oración. ¿Saben por qué? ¡¡¡Porque SI, FUNCIONA!!!