Enfrentando mis miedos

Me llamo Silvia García, nací en Buenos Aires en una familia cristiana. Desde pequeña asistí a la iglesia y en la escuela dominical, a la edad de 8 años, comprendí que mis pecados me separaban de Dios y que el único camino para tener vida eterna era por medio de Cristo, así fue que lo acepté como mi Salvador personal. Siempre estuve involucrada en las actividades de mi iglesia, pero durante mi adolescencia, muchas veces, mi corazón estuvo muy lejos del Señor. La iglesia a la que asistía comenzó a participar de actividades realizadas por Palabra de Vida, con campeonatos deportivos, y así empezamos con clubes bíblicos.

Al terminar la secundaria decidí ir a estudiar al Instituto Bíblico, en un principio sólo era por un año, pero el Señor cambió mis planes; al finalizar  mi primer año me di cuenta lo poco que sabía de la Palabra de Dios y decidí hacer los 3 años. Fue un tiempo inolvidable, conociendo más de Dios, siendo guiada por personas que me aconsejaban sabiamente y amistades que han permanecido hasta el día de hoy. Allí conocí al que hoy es mi esposo, en ese momento él me compartió a cerca de sus planes de servir a Dios en Australia, uno de los versículos que trajo paz a mi corazón fue Éxodo 33:15 “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. Sabía que Dios estaba dirigiendo todas las cosas.

Nos casamos y después de pocos meses de casados nos fuimos a Australia. Te cuento algo: nunca me gustó el inglés, me resultaba innecesario, ¡era mi peor materia en la secundaria! pero el Señor tenía otros planes para mi, como dice en Isaías 55:8 “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos los míos afirma el Señor». 

Los primeros años no fueron fáciles, tuve que adaptarme a una nueva cultura, un nuevo idioma y una nueva vida de casada.

Ya han pasado 26 años de que dejé Argentina, hoy tenemos cuatro hermosos hijos: Matías de 21 años, Mikayla de 19 años, Caleb de 14 años y Daniela de 7 años. Cada vez que miro hacía atrás puedo ver la fidelidad de Dios en mi vida, su guía y su provisión en cada etapa de nuestras vidas.

Hace 3 años que el ministerio se mudó de Sydney, ahora nos encontramos 4 horas hacia el norte. Allí tenemos un centro de entrenamiento de discipulado de 1 año a 3 años, los alumnos viven en la propiedad, son parte del ministerio y también estudian teología. Es lindo ver como Dios por medio de su Palabra transforma sus vidas. También nuestro ministerio consiste en trabajar en escuelas privadas y públicas, tenemos el privilegio de alcanzar muchos jóvenes cada año por medio de seminarios, con el propósito de compartir el evangelio. Uno de los ministerios más grandes que realizamos son los eventos evangelísticos, trabajando con las Iglesias locales. Nuestro programa se llaman Kickoff ( mufa pufa) y Battle zone. También tenemos un ministerio llamado Thrive, cuyo propósito es enseñar al joven a evangelizar por medio de seminarios de 4 horas de duración.

Te quiero compartir un versículo que ha sido de ánimo para mi:    2 Timoteo 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Podemos ver el corazón de Pablo, cuya vida se caracteriza por una profunda fe y gran amor por las personas, sin embargo, este apóstol fue una vez un joven ferviente perseguidor del pueblo de Dios, sólo la Gracia de Dios pudo transformar su vida.

Te desafío a vivir como Pablo nos anima, ¡no te rindas!, ¡sigue adelante!, ¡se audaz en tu fe!. Se diligente para aprender las escrituras. Confía en Dios para guiarte y así un día poder decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” 2 Timoteo 4:7.

La clave es aferrarnos a Dios, la mayor parte de nuestro miedo proviene de lo desconocido, pero cuando tenemos una relación amorosa con Dios, esto produce en nosotros una mente sólida que nos permite ver nuestras circunstancias desde su perspectiva. El miedo paraliza, pero el temor reverente a Dios y a su Palabra quita el miedo y nos da la fuerza para hacer lo que es correcto. Si hoy te encuentras con miedo, ten por seguro esto: ¡Dios no es el autor del miedo!.

Con amor en Cristo.

           

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