A LAS 7 AM.
Con el sonido de la alarma, con mi despertar cada mañana, con el café caliente al comenzar mi día, hay algo que siempre se hace presente y que nunca falta. Se trata de Su Misericordia. Aquella que no se agota, que no se debilita y que nunca nos decepciona.
Cuando hablamos de misericordia decimos que es el atributo donde “el amor Perfecto de Dios se compadece de nosotras” …personas llenas de errores.
Su misericordia, se hizo presente en el momento que conocimos a Cristo como Salvador, pero está vigente cada día de nuestra vida, para darle a nuestro corazón vez tras vez, una nueva oportunidad ¡cada vez que nos haga falta!
Si realmente conozco este atributo de mi Dios, voy a vivir la vida de forma tan agradecida, que va a ser imposible, no esparcir de esa misericordia con otros.
El Señor Jesucristo hablo acerca de esto con los fariseos, allí en Mateo cap. 9. Ellos cuestionaban porque el Maestro comía con publicanos y pecadores. Pregunta que Jesús mismo respondió, diciéndoles, “que debían aprender lo que significa MISERICORDIA”. Y en este relato también incluyo la visión que El tenía acerca de esos publicanos…los veía como personas, que “tenían necesidad de medico”.
Nosotras también, convivimos con gente que falla, que se equivoca, que a veces no obra correctamente. (recuerda: que no hay justo ni aun uno. ROM 3.10).
Yo quiero desafiarte, a que apliquemos + misericordia con otros; que podamos ver los errores de los demás “como de personas que tienen una necesidad de aprender igual, o distinta a la nuestra”.
Que día tras día, ¡brindemos más oportunidades!, que podamos ser más perdonadoras, menos intolerantes, más pacificadoras…derramando un poco más de esa misericordia recibida, que mañana se volverá a renovar.