Dando fruto agradable – Gozo

Hace unos años atrás, justo después de la pandemia (Pandemia que como familia tuvimos los tres juntos y mi hijo y yo estuvimos internados una semana) recibimos un regalo y fue pasar unos días en la playa. ¡Días hermosos, un regalo de la gracia de Dios!

            Estando allí, vi con sorpresa en un terreno abandonado unas hermosas flores que casi no se veían por la cantidad de arbustos alrededor. Pregunté a los vecinos si podía sacar algunas plantas para traer a casa y la respuesta fue: ¡sí!, así que me traje tres plantas para mi jardín.

Para mi sorpresa e impaciencia esperé el próximo verano tener flores y eso no pasó. Puse más cuidado regándola y evitando que las hormigas la comieran y aun así otro verano pasó sin flores. Para ser honesta, casi las arranco, pero al tercer verano las flores aparecieron.

¡Y qué alegría fue cuando noté que eran más hermosas de lo que había visto! Esto me llevo a pensar: ¿cómo se siente Dios cuando como Creador me ha dado todas las cosas para que en mi vida yo evidencie el fruto del Espíritu y pasa el tiempo y eso no sucede?

En la naturaleza el fruto evidencia que el árbol está sano, con buena sabia, y por eso da su fruto a tiempo.

En la vida cristiana, el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios es el que nutre nuestros corazones para que evidenciemos esas 9 virtudes de un mismo racimo que son: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Virtudes que debo desarrollar en dependencia del Señor.

Salmos 16:11 “En tu presencia hay plenitud de gozo”; Salmos 21:6 “Lo llenaste de alegría con tu presencia”.  El gozo como fruto del Espíritu es más que un sentimiento, es una alegre confianza basada en la fidelidad de Dios.

Es quién es Él y Su obrar bondadoso lo que producirá gozo en mi vida cuando paso tiempo conociéndole y contemplándole. Porque pasar tiempo en Su presencia produce una satisfacción interna que será notoria en los momentos más difíciles y tristes. No se trata de lo que en mis fuerzas puedo hacer sino de lo que Dios, su Persona, su Palabra y sus Promesas hacen en mí. Salmos 43:4 dice “Entraré al altar de mi Dios, al Dios de mi alegría y mi gozo” ¡Entraré! dice el salmista, es clave esta palabra porque no es casual, es intencional. ¡Yo voy a ir al Señor, yo le voy a buscar!

David dice “el Dios de mi alegría”. Él iba a la presencia de Dios con cánticos. En la Biblia: el gozo y las canciones van de la mano. Salmos 81:1 dice, “Cantad con gozo a Dios fortaleza nuestra”.

En nuestra mentalidad, cantar en tiempos de pena es casi de locos, ¿no? Pero con Cristo en mi vida, cantar cuando hay dolor o desánimo es lo que anima mi corazón porque la razón del canto es recordarme a mí misma que solo en Él encuentro el gozo y las fuerzas.

¡Que poco cantamos! Que diferente sería mi día si está acompañado de canciones que me ministran y desafían a perseverar en mi confianza en Él. Nehemías 8:10 nos dice, “El gozo de Jehová es vuestra fuerza.” Y viéndolo de esta manera parece hasta sencillo que yo pueda vivir con gozo, pero sabemos que no es así. Un mínimo cambio en mis planes o andar diario hace florecer en nosotras tristeza, duda, incertidumbre; olvidando que Dios sigue a nuestro lado como el día en que le conocimos.

Salmo 51:12 David dice: (NVI) “Hazme sentir de nuevo el gozo de tu salvación, Sostenme con tu Espíritu generoso”. ¡Que alegría aquel día en que le recibimos! Ese día en que sabiendo que éramos pecadoras, Él nos perdonó y reconcilió dándonos la vida eterna. Romanos 15:13 “Y el Dios de toda esperanza os llene de gozo y paz.” La fuente de mi gozo es Él y la esperanza que en Él tengo. No hay otro lugar o persona en dónde pueda saciar mi necesidad. Por esta razón, 1Tesalonisenses 5:16 nos desafía a: “Estar siempre gozosos”. Y suma a ello Versículo 18 “Orar sin cesar”.

Quizás la razón de que hoy no tengo ese gozo es la falta de oración. Gastar tiempo a solas con Él, abriendo mi corazón y dejando que me muestre qué pasa, cómo estoy, lo frágil que soy para que así yo pueda tomar fuerza, Sus fuerzas en mi día a día.

Salmos 105:4 dice, “Buscad siempre su rostro”. Salmo 105:5 “Acordaos de sus maravillas que Él ha hecho”. Él no cambia, y si antes hizo grandes cosas en tu vida las seguirá haciendo, por su inmensa bondad.

Cuando yo le busco a Él en oración es muy interesante que no solo traerá a mi vida gozo inexplicable, sino que además yo seré el motivo de su GOZO. ¡Increíble!

Proverbios 15:8 “La oración de los rectos es su gozo”. Mi fuente de gozo es el Señor y yo soy el motivo de su alegría cada vez que busco Su rostro. ¿No te parece extraordinario que sea así?

Entonces, hoy no des más vueltas luchando en tus pensamientos, dejando que la debilidad que todas tenemos te robe el gozo de saberte salva, comprada por precio, perdonada por su amor, inscripta en el libro de la vida y heredera de las preciosas y grandísimas promesas.

Para por un instante, cae de rodillas buscando Su rostro, y pídele Su fortaleza y gozo. Hazlo con toda confianza y seguridad de que está contigo, que te escucha y que todo aquello que es real y causa temor o inseguridad puede cambiar acudiendo a Su presencia porque solo Él sacia tu alma.

Él desea ver en ti ese fruto completo que será el timón que dará estabilidad a tu vida, cualquiera sea la tormenta.

Salmos 116:1 “Amo a Jehová, pues a oído mi voz y mis suplicas. Porque ha inclinado a mí su oído, por tanto, le invocaré en todos mis días”.

¡Que este sea también nuestro compromiso!

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