Dando fruto agradable – Amor

 Esa mañana, no tenía fuerzas para tomar el colectivo. ¡Demasiado ruido! Una hipoacusia sensorial profunda, afectó mi odio derecho, provocó una hiperacusia en el oído sano y todo en una noche. Se dice que cuando pierdes un sentido, los otros se agudizan y en mi caso la vista se me aclaró por completo.

Mientras caminaba, algo llamó mi atención: dos piernas que se sacudían en un contenedor de basura. Alguien buscaba algo para comer y darle a su hijo, y pensé que ese niño debería estar desayunando en su casa para ir a la escuela. Unos gritos me sacaron de mis pensamientos, dos jóvenes, tiraban de un carro lleno de cartones. Miré sus ojos tristes, pensé en mis hijos estudiando en casa. Estos chicos, también deberían estar estudiando y no tirando de un carro. Antes de llegar a la Estación de tren, una mujer que había improvisado una habitación, en un rincón de una galería, miraba a la nada. Cuántas historias dolorosas se escondían detrás de cada uno de ellos, y lamenté no tener folletos en mi bolso. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan avergonzada.

Al llegar a la Clínica, lo primero que escuché fue el llanto de un niño, quise correr hacia otro lado, pero unos ojos llenos de dolor y desesperación de la mamá me detuvieron.  Soy mamá, sé bien qué se siente cuando un hijo sufre y el dolor de no poder hacer nada para aliviarlo. Es más, sabía el dolor que le esperaba a ese pequeño niño porque ya lo había pasado, y al ver el dolor de esa madre, supe que ella también lo sabía. Quise abrazarla, secar sus lagrimas y la de su hijo, pero no podía. Me sentí impotente, miré alrededor y me pregunté ¿dónde están los hijos de Dios cuando uno los necesita? El Espiritu de Dios, casi me susurró: – “muy ocupados”, pero vos estas aquí ¿no?, luego vino otra pregunta: – ¿Me amas?, respondí: – “sí”, pero… ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? El Señor me respondió: – tu primer pensamiento fue qué podías hacer ante la necesidad y el dolor, y está bien. Yo también lo veo, pero en lugar de reaccionar, primero amo y ese amor, guía cada una de mis acciones.”

1 Juan 4:9-12. “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.  Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.”

En 1° Corintios 13:1-3, Pablo explica que se pueden hacer muchas cosas, pero de nada sirven si el móvil no es el amor, EL AMOR AGAPE. Entonces recordé, que esta clase de amor, solo lo puede producir en nosotros el Espiritu Santo.  Gálatas 4:22-23, habla del Fruto del Espiritu, ese día Dios estaba obrando en mí, para este Devocional, “El Fruto del AMOR”.

En Apocalipsis 2:1-7 vemos la crisis del amor, “El mandamiento olvidado”. Allí nos encontramos con una Iglesia brillante, que trabaja arduamente en la obra del Señor, paciente, que no soporta la maldad y que discierne entre lo que es de Dios y lo que no lo es. Sufrida, perseguida pero fiel, de buena doctrina, sin embargo, en medio de todo lo bueno, hay un triste “pero” en el versículo 4. El Señor Jesús les dice “…pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor…” Cuando el amor hacia Jesús se deja, nuestro servicio se paraliza; podemos seguir haciendo obras, pero serán de manera mecánica, por inercia o costumbre. Las obras serán de la carne y no del Espiritu (Efesios 5:16-18). “Pero manifiestas son las obras de la carne” (Efesios 5: 20-21), ellas nos llevarán al protagonismo, a la vanagloria, a querer sobresalir o el orgullo espiritual. Dejar el primer amor nos conducirá a una religiosidad que puede ser muy erudita, muy intelectual, parecerá piadosa, pero será hipocresía religiosa, como la de los fariseos. En contraposición, 1° Corintios 13:4-8, dice “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” Deja que este amor sea el motor de tu servicio, y jamás oirás de Jesús un: … Pero tengo contra ti, que has dejado…

Te voy a hacer una invitación, que tal vez no sea lo que estás esperando. No sé qué está pasando en tu vida, tal vez estas como yo, cansada y dolorida, queriendo ser consolada, no confrontada. Pero Dios nos ama lo suficiente como para dejar que olvidemos Mateo 22:34-40.

            Empecemos…

  • Mi búsqueda del Padre: En Juan 14: 20-23, en 3 versículos, hay 6 referencias sobre el amor Porque la verdad es que podemos servir al Padre, y no amarlo, pero jamás dejaremos de servirle si lo amamos. Amar al Padre es un privilegio que solo tenemos aquellos que hemos sido amados por Él. ¿Es Dios lo primero que buscas a la mañana, y es Él lo último en lo que piensas al acostarte? Jeremías 29:13
  • Mi búsqueda de los Perdidos: En Lucas 19:10, vemos lo que Jesus busca. ¿Y nosotros? ¿A cuántos perdidos salimos a buscar personalmente? En la calle, el tren, el colectivo, la Universidad, el trabajo El valor de un Perdido es la Preciosa Sangre de Jesús. Esa búsqueda debe ser prioritaria en nuestra vida.
  • Mi búsqueda de los Pródigos: Podemos alegrar el corazón del Padre al traer a su hijo de vuelta a casa. Buscar a ese niño, jovencita, señora, que dejó de venir a la Iglesia.  Y no hablo, de tu amiga, sino de la que no te cae bien (Lucas 6:32-35), o ese niño que apenas conoces de la Escuelita, pero sabes que no está viniendo. Decimos: “vamos a orar” o “es que no tengo tiempo”. Tenemos tiempo para el celular, para una serie, o salidas, pero para tomar un colectivo, mandar un mensaje, hacer una llamada; para eso no tenemos tiempo.

De todo corazón espero, que tu servicio sea solo un reflejo del amor del Padre en ti. Ese tipo de amor trasciende lo terrenal, llega a la presencia del Padre como un olor fragante. Está centrado en las Personas y no en los Programas porque el amor de Dios en nosotros no puede ser remplazado por nada. Y nada transforma más una vida que saberse amada por Dios y por el prójimo.           

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