Una invitación al trono de la Gracia

Hace unos meses atrás, escuchaba nuevamente un concepto que es fundamental en un ministerio de discipulado y/o consejería.  La profesora que exponía el tema decía algo así: “necesitamos escuchar a la persona para entender…y esto se logra escuchando con empatía, ya que sentir con la persona crea conexión y produce un acercamiento, sin temor a ser juzgada o a ser rechazada.”[1] Honestamente, no siempre me fue fácil y se que fallé varias veces en tener esta postura al acompañar a otras mujeres que necesitaban ayuda, pero mi deseo es seguir aprendiendo y oro al Señor que me ayude a encarnar el amor y la compasión de Cristo con cada persona que Él pone en mi camino. 

En estas últimas semanas el Señor me recordaba una vez más esta lección.  Tuve la oportunidad de participar como oyente en un grupo que realiza un ministerio con personas que están pasando tiempos difíciles, de dolor y proceso de duelo.  Me impactó escuchar sus historias, cargadas de emociones, llenas de preguntas sinceras, pero a la vez difíciles; con necesidades, enfrentando crisis, dolor, incertidumbre y luchas personales.  Pude ser testigo de cómo ellos, al atravesar momentos difíciles y de gran necesidad, encontraban en ese ministerio personas que se les acercaron con compasión, dispuestas a escucharlas, a sentir con ellas su dolor.  Les llevó un tiempo compartir lo que había en sus corazones, pero luego lo hacían abiertamente, con confianza, ya que encontraban en ese grupo una ayuda oportuna ante su necesidad.  Pero por sobre todo, el objetivo de este ministerio es crear un espacio donde las personas puedan conectar con quien realmente necesitan, al Señor Jesucristo, quien es el único y suficiente proveedor de lo que nadie más puede darles: esperanza y gracia para el alma.

Sabes que no se necesita participar de un grupo, como el que recién te mencioné para conocer e identificar personas a nuestro alrededor que están pasando por algún momento de dificultad y/o de necesidad… necesidad de consuelo para el alma en medio del dolor y sufrimiento, necesidad de fuerzas para enfrentar desafíos, necesidad de gozo frente a situaciones desalentadoras, necesidad de paz ante ansiedades y temores, necesidad de aliento cuando hay cargas pesadas en la mente y corazón, necesidad de perseverancia para no abandonar, necesidad de sabiduría para sus decisiones, necesidad de la misericordia y perdón de Dios ante un corazón que se le rebela, necesidad ante una fe debilitada, etc.  Al pensar en esto, quizás vino a tu mente algún nombre, alguien cercano, alguna amiga de la iglesia, algún familiar, o quizás tu misma te encuentras en alguna de estas situaciones difíciles, con cargas en tu corazón, llena de incertidumbre, de angustia y/o de lucha personal.

Hoy me gustaría que juntas recordemos una invitación especial que encontramos en la Palabra de Dios, una invitación para ACERCARNOS, acercarnos a quien nos conoce, quien ve lo que nadie más puede ver, quien entiende nuestra necesidad, siente nuestro dolor en el alma y provee lo que nadie más puede proveer.  Como hijas de Dios, acerquémonos con confianza al trono de gracia en la hora de necesidad. 

“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,

sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.

 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia

 y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.”

Hebreos 4:15-16 (NVI)

Jesús conoce nuestras debilidades. 

El autor Paul D. Tripp escribe lo siguiente: “Jesús entró en nuestro mundo, se enfrentó a todo lo que nos enfrentamos de manera que podamos saber que El entiende nuestra lucha.”[i]

 El Señor conoce cada detalle de nuestra condición humana, está familiarizado realmente con nosotros, con nuestras luchas y debilidades y entiende lo que es vivir en un mundo caído. Él conoce cuáles son nuestras limitaciones, tentaciones, sufrimientos, nuestras flaquezas y miserias. Él es nuestro sumo sacerdote que nos acerca al Padre, quien nos extiende su perdón, su misericordia y gracia.

Jesús siente con nosotros.   

Estudiosos de las Escrituras nos explican que el termino “compadecer” que encontramos en el versículo 15 significa “sufrir con”, y que el concepto de esa palabra expresa que es más que el deseo de simpatizar, sino que aún más, tiene toda la capacidad para hacerlo.[ii]  Jesús siente con nosotros, se compadece, no es indiferente, El nos escucha, está cerca, ve, comprende y se conmueve.

Acerquémonos con confianza. 

Leía unas notas en una Biblia que tengo con comentarios para mujeres, y dice lo siguiente: “Este compasivo y comprensivo sumo sacerdote permite a los creyentes acercarse confiadamente al trono de gracia.  El trono de Dios es de gracia, otorgada ésta como resultado del acto supremo de amor realizado por Jesús al ofrecerse a si mismo como el sacrificio por el pecado.  Dios da misericordia y gracia para socorrer a los creyentes en tiempos de necesidad.” [iii]

Nuestras experiencias, debilidades, preguntas, cargas, luchas y necesidades pueden ser traídas ante el trono de gracia, donde nos podemos acercar con corazón sincero y con plena confianza.  Su persona, su gracia, es la ayuda que necesitamos en la hora de necesidad.  El socorro que necesitamos viene de Él.  Su ayuda es superior, porque es la ayuda que nadie más nos puede dar. Quizás las circunstancias no cambien, pero debemos recordar que en Cristo tenemos Su favor, gracia, provisión y sabiduría para el día a día.  Él es fuente de toda satisfacción y quien suplirá lo que nuestra alma necesita. 

Para Reflexionar:

¿Cuál es tu necesidad hoy?

¿Cuál es la carga que tienes en tu corazón?

¿Te estás acercando a su presencia, al trono de gracia, para traer tus cargas? 

¿Tomas tiempo para orar con corazón sincero y rendido a Él?

¿Tomas tiempo para leer la Palabra de Dios?

¿Hay una promesa de Dios en la cual te puedes aferrar frente a tus circunstancias?

¿Comprendes cuán cercano está el Señor?

¿Te acercas con confianza sabiendo que tienes en Él todo lo que necesitas?

Versículos para meditar:

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón…” 

Salmo 34:18 (LBLA)

Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro.”

Salmo 56:8 (NTV)

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Salmo 46:1 (LBLA)

Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad…”

2 Corintios 12:9 (LBLA)

Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios,

porque él cuida de ustedes.”

1 Pedro 5:7 (NTV)

 

Bibliografia:
[1] Concepto tomado del tópico que enseñó Débora Stout bajo la materia – Ministerio de la Mujer – de la profesora Sandra Oubel. (Materia para mujeres del Instituto Bíblico en Palabra de Vida).
[i] Paul David Tripp.  “Instrumentos en las manos del Redentor: Personas necesitadas de cambio ayudando a otros con necesidad de cambio.” Graham, NC., 2012.  Publicaciones Faro de Gracia.
[ii] Samuel Pérez Millos, Th. M.  “Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento: Hebreos.”  Barcelona, España, 2009.  Editorial Clie.  P. 248.
[iii] Ed. General, Dorothy K. Patterson, Rhonda H. Kelley y Alicia G. Hotton (Español).  Biblia de estudio para mujeres.  Nota del pasaje de Hebreos 4: 14-16, p. 518.
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