Una esperanza asegurada

Para muchas de nosotras, este tiempo de cuarentena nos tomó por sorpresa. Tal vez, la primer semana, la consideramos como vacaciones, pero con el tiempo, el encierro se nos hizo cada vez más largo. He hablado con varias amigas alrededor del mundo y cada una lo está pasando con desafíos diferentes. Pero para muchas de nosotras, marca la incertidumbre de cómo va a seguir la situación mundial, la iglesia, nuestro trabajo o el de nuestra familia, los aeropuertos o los planes futuros. Empezamos el 2020 con muchas expectativas, sueños, metas y objetivos. Pero a esta altura del año, todo se desvaneció.

En ese tiempo, yo estaba en la temporada de campamento de Monte-Argentina y estaba asombrada de cuántos jóvenes Dios había traído al campamento. Pero, recibí la llamada de mi hermana diciendo que mi mamá no estaba nada bien de salud y seguramente eran sus últimos días de vida. Tuve que tomar un avión de emergencia para ir a donde viven mis padres y al ver toda la situación, decidí quedarme con ellos. Después de tres meses de cuidados constantes, mamá falleció y con ello surgieron en mí muchas preguntas. No sé si te ha pasado a ti, pero cuando pasamos un tiempo de mucha prueba, todo lo que hemos creído por tantos años empieza a tambalear. Hubo días en que no podía dormir bien de tantas dudas que agolpaban a mi cabeza. Lo bueno es que tenía en mis manos la Biblia. Empecé a leerla con más determinación y pedirle a Dios que consolara y calmara mi atribulado corazón. A la medida que leía, ella traía luz y esperanza de vuelta a mi vida.

Así también, en este tiempo de tantas dudas e incertidumbre del futuro, la Biblia nos arroja un rayo de esperanza. Y esta no está basada en la confianza en personas, sino en la palabra de Dios mismo.
Se dice que la esperanza es una “segura y firme ancla del alma” (Hb. 6:17-19). Basada en el sólido fundamento de la fe cristiana, imparte valor, entusiasmo, optimismo y gozo. Es un antídoto para la desesperación y el desaliento. Estimula a una actividad plena de propósito, particularmente para el avance del reino de Dios.
ESPERANZA significa “confianza”, “expectativa”, “seguridad”, “deseo expectante”. En la Biblia estas actitudes se expresan frecuentemente como dirigidas hacia Dios y las cosas celestiales, y afirmadas en ellas. El salmista, al meditar sobre la incertidumbre y la vanidad de la vida, se dirigía a Dios como la base sólida de su esperanza.

Cuando estas en alta mar, en medio de una noche de tempestad qué alivio es ver el rayo de un faro en tierra firme. Sabes que la seguridad en tierra firme está cerca. Y hoy en día estamos en un mundo muy oscuro, que está a punto de naufragar. Tal vez tu propia vida es un mar muy turbulento, con mucha incertidumbre. Pero Dios nos da su rayo de esperanza que puede alumbrar nuestro caminar (Sal. 119:105).

Ejemplo de Esperanza:

En la Biblia tenemos el ejemplo de Abraham. Un hombre que tuvo que dejar su familia, su comodidad, su zona de confort, su entorno conocido y sus amigos, para seguir el llamado de Dios (Gn. 12:1-2). Seguramente caminó con mucha inseguridad e incertidumbre, de no saber a dónde llegaría, o cómo sería la tierra. Pero confió en la promesa que Dios le había hecho. Además, Dios le había prometido un hijo, algo que humanamente era imposible, ya que su esposa Sara, era estéril. Al principio tal vez tomó la promesa con mucha expectativa y alegría, pero empezaron a pasar los años y cada vez era más imposible. Cuando pasa el tiempo y no se cumple nada de lo prometido, ¿cómo te sientes? Te confieso que yo soy una mujer muy desesperada. Pero de Abraham se lee en Romanos 4: 18 -22 “Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Esa es la cantidad de descendientes que tendrás». Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años de edad, su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara. Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete. Y, debido a su fe, Dios lo consideró justo”. Abraham siguió esperando en la promesa de Dios y Dios la cumplió. Ya que la Biblia me dice también en Tito 1:2 “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos”.

Esperanza segura:

Cuando surgen dudas e incertidumbre en este tiempo, ¿a quién o a qué te aferras? ¿Tienes todavía esperanza? ¿Cuál es tu ancla? La Biblia me promete que al confiar en el Señor, este tiempo de prueba puede ser transformado en bendición (Ro. 8:28). También me asegura que Dios tiene un propósito. Romanos 5:3-5 dice: “También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión” (NTV). Podemos seguir confiando en Dios y en su Palabra, y esta es la esperanza segura que tenemos hoy; puesta en Él no acabará en desilusión. El salmista también nos dice en Salmos 71:5 “Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud”. Salmos 91:2 «Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré .»

Expectativa Eterna:

Nuestra esperanza no está en este mundo, tampoco en una vacuna para el virus, ni en la ayuda prometida por un gobierno. ¡Qué paz da el poder levantar los ojos al cielo y confiar que nuestra esperanza está puesta en Jesucristo y nuestra eternidad con él! . La Biblia me dice que el cielo es un lugar hermoso, donde no tendremos miedo del mañana o de las enfermedades, no habrá perdida de trabajo o estudio, ni mucho menos temor a la muerte. Apocalipsis 21: 4-5 dice: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.

Espero que puedas estar segura de esa Esperanza Eterna. Solo podremos estar allí los que hemos creído en Jesús como nuestro Salvador personal. Eso nos da la seguridad eterna. Pero también hoy, Dios camina a nuestro lado en este valle de sombra. Salmo 23 nos promete que Él es nuestro Buen Pastor y podemos estar confiados que todo lo que Él promete, lo cumple. Dios sabe lo que está haciendo y espero que tú puedas tener esa paz. ¿Estás buscando ese faro en medio de la oscuridad? Es mi deseo que puedas día a día pasar tiempo con la Palabra de Dios y así encontrar consuelo, como un día lo encontré yo.

 
 
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