Un enfoque correcto

En este tiempo de pandemia es muy fácil perder el enfoque en el Señor. El encierro nos puede desanimar; las diferentes cosas nos llevan a la distracción, y quizás los proyectos suspendidos nos causan frustración. En lo personal también pasé algunos días de desánimo en este tiempo y tuve que volver a enfocarme y mirar al Salvador. Enfocar, significa «dirigir un instrumento óptico hacia algo o alguien». ¿En quién está puesto tu foco hoy? Si has perdido tu enfoque correcto por las circunstancias que te rodean, es tiempo de volver a mirar a Cristo como enseña Hebreos 12:1 al 3.

1. Enfocar la mirada para seguir corriendo (He. 12:1)

Cada una de nosotras tenemos una carrera por delante, pero ¿cómo transitarla en medio de la cuarentena? En esta carrera lo más importante es la fe, es por eso que el autor estimula al corredor a ver lo que tiene alrededor. Al igual que ellos, nosotras también tenemos la nube de testigos mencionados en el cap. 11 de Hebreos. Ellos testifican de la efectividad de la fe y demuestran lo que producirá: paciencia, obediencia, y aceptación de las pruebas. Es el elemento necesario que apoyará al corredor en el trayecto hasta lograr llegar a la meta final.
Para correr bien y alcanzar la meta se debe despojar de todo peso y pecado. Esto sugiere la idea de desvestirse de cualquier ropa inadecuada que nos estorba y causa molestias para realizar un ejercicio físico; es como correr una maratón con una mochila pesada.
Para examinarse:
¿Cómo estás corriendo? ¿Los pesos y cargas te han desenfocado? Quizás las preocupaciones por un futuro incierto, las necesidades económicas que están afectando a tu familia, la salud de alguna amiga o familiar enfermo te están afectando. Sin duda son realidades que hoy nos toca vivir de una u otra manera.
Pero en medio de esta situación difícil el Señor nos invita en el Salmo 55:22 a poner sobre Él esas cargas; a confiar en su provisión para todas nuestras necesidades, tal como un buen padre dice Mateo 6:25-34; a creer en sus preciosas promesas de que Él está con nosotras (Heb.13:5-6) y es soberano ante la pandemia.
¿Has cedido al pecado dándote ciertos “permitidos” de cuarentena? ¿Cómo estás con la organización de tu tiempo? ¡Cuidado con el ocio! Recordemos que el pecado está a la puerta, a un clic, y muchas chicas en este tiempo están cediendo a la masturbación, pornografía, y navegando en internet por lugares que no convienen.
También es muy fácil contaminar nuestras vidas y a los demás con malas actitudes ya que surgen conflictos con la familia por la convivencia, pleitos, palabras hirientes, amargura, enojo y la lista puede ser muy larga. Si hoy te encuentras así haz como David en el Salmo 51:1-10 pidió al Señor un corazón puro y un espíritu recto.
Advertencia: los efectos de enredarse en el pecado son serios en nuestra vida espiritual. No podemos minimizarlo porque nuestro enemigo el diablo como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar (1 P. 5:8).

2. Enfocar la mirada para seguir su ejemplo (He. 12: 2)

Centremos la atención en Jesús como nuestro gran ejemplo, su fidelidad, humillación y el padecimiento que sufrió en la cruz. El desafío que tenemos como corredoras es tener la actitud de Cristo. Lo primero que debo hacer es poner los ojos en Él. Esta mirada transmite el sentido de retirar mis ojos de lo que está captando mi atención y volverla a algo o alguien.
Para examinarse:
¿En quién o en qué están puestos tus ojos? ¿Tu atención está solo en la circunstancia que nos rodean, la enfermedad, pobreza y noticias que nos brindan los medios?
Para recordar: en Filipenses 3:20-21 y 1 Pedro 2:11 nos llama ciudadanas del cielo, extranjeras y peregrinas, que no somos de este mundo aunque vivimos aquí estamos de paso.
Te animo a que vuelvas tu mirada a Jesús y recuerdes tu identidad en Él. Que andes en amor como Él anduvo, en humildad y el soportar las pruebas como dice 1 Pedro 2:21.
Quizás estas cosas te han hecho desviar la mirada y te olvidaste de compartir de su salvación con los que están perdidos; de hablar de su amor y llevar esperanza en medio de la muerte y la desesperanza.
Accionar: ¿Tienes amigos o familia que no conocen a Jesús como su salvador? Puedes orar esta semana por ellos y proponerte a contarles del mensaje de salvación. ¿Qué recursos utilizarás? Puedes hacerlo a través de una llamada telefónica, SMS, WhatsApp, Facebook o redes que utilices.

3. Enfocar la mirada para perseverar con ánimo (He.12:3)

El ánimo aquí se refiere al alma, al aliento del ser humano y el desmayar nos habla de aflojar o soltar. El autor animaba a los creyentes a continuar corriendo y para esto se requiere perseverancia. Jesucristo nos dejó su ejemplo, el cual nos anima a continuar corriendo y evitar que el ánimo se canse hasta desmayar, a no desfallecer bajo la aflicción, sino a fortalecernos bajo la amorosa mano del Señor como dice Salmo 91:1-2: “los que viven al amparo del Altísimo, encontraran descanso a la sombra del todo poderoso” (NTV)
Para Examinarse:
El desánimo en la cuarentena está afectado a muchas personas; el no poder ver a sus familiares, amigos, hermanos de la iglesia, a los chicos del CB, etc. ¿A ti también te afectan estas cosas? ¿O estás transitando por las pruebas en tu salud o de algún familiar? Puedes pensar en que estás sola y nadie puede entender lo que estás viviendo, y todas estas cosas te hicieron desenfocar y estás queriendo abandonar la carrera.
Ánimo: Jesús se compadece de tu dolor y debilidades porque Él también las vivió (He. 4:15).
Otro ejemplo que nos deja su palabra es el de Elías, quien, luego de una gran victoria, pasó por el desierto del desánimo. Pero Dios no lo dejo allí, sino que lo buscó, alimentó y levantó de nuevo (1 Re.19:1-19) Estos hombres nos inspiran a seguir corriendo con la ayuda del Todopoderoso fijando nuestra mirada en Jesús y no en las circunstancias que nos rodean.
Te animo a que puedas realizar esta práctica personal que a mí me ayudó este tiempo para enfocarme:

  • Memoriza: He.12:1-3. Cuéntale a una amiga del pasaje y como te hablo el Señor.
  • En la convivencia: mostrar a Cristo en donde estemos.
  •  Administrar el tiempo: usar agenda y anotar tiempos de estudio, ejercicios, zoom, etc.
  • Hacer lista: familiar o amiga no cristiana para orar y compartir el mensaje.
  • Conexión: no te aísles, habla con hermanas espirituales de la iglesia para compartir luchas, pruebas y motivos de oración.
  • Alabar y recordar: cantar al Señor alienta nuestra alma y recordar sus promesas.
  • La oración cambia al que ora: recoger motivos de oración a diario. Te recomiendo la lectura de libros que te ayuden en eso.
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