Con el año 2019, se presentaron nuevos desafíos, estos se sumaron a mi agenda, la cual no le quedaba mucho espacio, y todavía no le queda. Pero, todavía puedo agregar proyectos, compromisos, servicio, iglesia, eventos, amigos, familia, desafíos de trabajos, y algunas cosas a las que no pude decir que no (una palabra tan corta pero que cuesta pronunciarla) así voy llenando cada espacio de mi agenda, cada hora, cada día, cada mes, y ¿por qué no el año completo?, y si ya no tengo espacio, agrego una nota autoadhesiva flúor con algunos compromisos más que no debo olvidar. La actividad en mi vida va tomando un lugar importante, me siento capaz de hacerlo, con fuerzas para enfrentarlo (aunque esto implique dejar de lado lo importante). ¿Cuántas veces traté de estirar el día, para llegar a hacer todo lo que tenía que hacer, y no tuve éxito? ¿Cuántas veces fui a dormir pensando en lo que tenía que hacer al día siguiente? ¿Cuántas veces terminé cansada, sin fuerzas, desanimada, y enojada después de mi jornada de actividad? (De ninguna manera quiero decir que la actividad sea mala, siempre y cuando sea el medio, y no el fin)
Podemos gastar nuestros días en hacer cosas muy buenas y considerarlas “espirituales” pero al final terminamos frustradas, agotadas, desanimadas, y porque no, enojadas. Me pregunto, ¿será que nuestra mirada se desvió? ¿Que nuestras manos comenzaron a trabajar con sus propias fuerzas? ¿Que nuestros pies son guiados por nuestro propio GPS? ¿Y nuestro corazón? quedó lejos de aquel donde todo comienza: CRISTO.
Nuestro punto de partida
-Nuestro llamado.
“Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.»
1corintios 1:9
Dios en su fidelidad nos hace el más valioso llamado: tener comunión con Cristo. La palabra comunión usada en este versículo se refiere a una asociación, si estamos unidas a Cristo, si le hemos aceptado como Salvador, entonces, estamos asociadas a Cristo; esto quiere decir que debemos tener intereses en común para que esta sociedad funcione y crezca. Este llamado es uno de los mayores privilegios que tenemos como cristianas. Ahora que sabemos esto, pensemos cuantas veces dejamos a Dios fuera de nuestras actividades, de nuestros planes, proyectos etc. Él está dispuesto a caminar en esta sociedad con nosotras, Él nos ofrece una relación íntima, estrecha, de confianza. Salmos 25:14 nos dice todos los beneficios que esta trae la comunión con Él:
- Paz y descanso (Salmos 4:8, Mateo 11:28)
- Fortaleza (2 Tesalonicenses 3:3)
- Confianza (Isaías 43:2, Salmos 143:8, 1 Juan 5:14)
- Dependencia (Proverbios 16:9)
- Ánimo (Josué 1:9)
- Gozo (Hechos 2:28)
En la biblia encontramos una historia muy conocida, la de Marta y María (Lc. 10:38-42), cada una de ellas tomó una decisión en el momento en el que el Señor entró a su casa. María, se sentó a sus pies, puso su atención en el Señor (escogió “la buena parte, la cual no le será quitada”). Marta se ocupó de los preparativos, y de repente su servicio se convirtió en un afán, en preocupación, en queja. El Señor no descalificó ni se opuso a su servicio, sino a su afán, a su agitación por cumplir; ella subestimó lo único que realmente necesitaba: escuchar a Jesús.
“La tragedia del cristianismo es que medimos el éxito de nuestra vida por el tamaño y alcance de nuestros logros en lugar de por la fuerza de nuestra relación con Dios” HANK H.
Te animo a que puedas fortalecer tu comunión con Dios, y puedas disfrutar de su presencia en plenitud.
- Crezcamos en comunión, conociéndole más. Cuanto más le conozcamos, vamos a poder compartir sus intereses (Amos 3:3)
- Seamos capaces de reconocer su Presencia (Proverbios 3:5-6)
- Conversemos con Él, aprendamos a disfrutar de su compañía (Lucas 5:16)
“La oración no simplemente mantiene la vida cristiana, es la vida Cristiana” H.H
Muy bueno y oportuno Patito!! Un abrazo grande!!