Desde chica no he gozado de buena salud. Suelen pasarme las cosas más insólitas, esas que no se ven, pero te complican la vida. Con los años, a causa de mi salud, he aprendido a confiar que Dios sabe lo que hace, y seguir haciendo lo que hay que hacer. Pero el año 2021 me iba a sorprender. En el mes de marzo, una mañana al levantarme comencé con un zumbido terrible. Había perdido la audición del oído derecho. Una hipoacusia súbita, que se fue complicando con infecciones y operaciones que al parecer tocó un nervio, y eso me provoca un aturdimiento permanente. Aun así, Dios en su bondad me ha permitido consolar, testificar, repartir cientos de folletos evangelísticos, discipular y aconsejar. En este tiempo, hacer lo básico me ha resultado muy complicado; como lavarme el pelo, limpiar la casa me lleva horas, no puedo estar con mucha gente y muchas otras cosas simples y cotidianas me resultan muy complicadas. Finalizando el mes de noviembre sin darme cuenta, mi ánimo se había desgastado, al punto de sentir que colapsaba. En oración le rogué al Señor que hablara a mí corazón y en mi devocional Él me regaló este versículo.
Cantares 2: 10-11” Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue;
Esa mañana Él me iba a recordar que nuestra vida pasa por distintas estaciones, igual que en la naturaleza.
Estoy segura de que, como cualquier persona, tenés preferencia por alguna estación del año. Pero la verdad es que todas tienen sus pros y sus contras. Por ejemplo: En otoño o invierno, necesitas más ropa de abrigo, las lluvias y los fríos son un problema, y podríamos seguir… La primavera y el verano, también tienen sus contras, más para aquellos que son alérgicos. Sufren de presión baja u otros problemas a causa del calor, pero más allá de todo, cada una es necesaria para la vida de todos los seres vivos. Fueron diseñadas por nuestro sabio y amoroso Dios. Ellas tienen características específicas, una productividad única, una belleza increíble, un comienzo y un final… Claro que, si hablamos de las estaciones del alma, preferiríamos la primavera o el verano, donde todo se perfuma y florece, los días son soleados y todo brilla más. Pero en la vida, al igual que en la naturaleza, no las podemos elegir; pero si seguimos el consejo de Salomón, seremos muy bendecidas.
Eclesiastés 7:14 “En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin del que el hombre nada halle después de él.”
Hoy te invito a usar la imaginación, a sentarnos un rato con la Biblia, unos buenos mates, té o café, vos elegí, y juntas vamos a “Considerar”, pensar ¿En qué Estación de la Vida estamos?
Identificarla nos ayudará a comprender, cambiar, confiar, cooperar, crecer y por sobre todo a contentarnos sea cual sea la Estación.
“Considerar su amor y el mío” me ayudará a comprender y cambiar.
“Mi amado habló y me dijo:”
“Mi Amado” “Tú Amado”, algo íntimo; solo tuyo, solo mío. Su amor, difícil de comprender porque no es como el nuestro. En 1 Corintios 13 se describe una manera perfecta de amar. Él nos ama así y en todo tiempo.
¡¡¡¡Que maravillosa manera de amar!!!! Satanás quiere poner siempre en tela de juicio este amor. Ya sea a través de la duda, del temor o de la indiferencia.
Te invito a leer 1 Corintios 13:4-8 a, con un humilde agregado, “Mi Amado habló y me dijo: que su amor por mí (Marcela, vos pone tu nombre) es sufrido, benigno, no tiene envidia… Esto va a ayudar a comprender y considerar la forma en que te ama.
Después léelo de esta forma: mí amor por mi Amado es sufrido, benigno, no tiene envidias…te ruego que hagas este ejercicio en voz alta, considera tu amor por Él y si hay algo que cambiar.
Quizás nadie sepa lo que estas pasando… pecados ocultos (como la ingratitud, servir por lo que otros dirán de vos, autosuficiencia…), o tal vez estas sufriendo (un desengaño, injusticia, expectativas rotas, algún problema de salud…), y nadie lo sabe porque no pueden ver tu corazón. Muchas veces seguimos sirviendo, sin considerar qué nos motiva. Debería ser el amor, en el gozo de la abundancia, en el desconcierto de la prueba o la tristeza de la disciplina, Tú siempre eres su “Amada”. Él sufre y goza con vos, eso que entró en tu vida sin permiso y sin aviso tiene un propósito, está motivado por su amor que no cambia. Ahora consideremos, más allá de la estación en la que nos encontremos, ¿Es Él, el objeto de nuestro amor? ¿Alguna vez nos hemos enamorado de Él?
Su amor es el más dulce de los amores, llena de paz y calor nuestra alma; que lo experimentemos es su mayor anhelo.
Confiando en su llamado, Cooperando en el proceso.
“Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.”
Hay cosas para hacer: “levántate”. Muchas veces estamos dormidas (Romanos 13:11), ya sea por el dolor, la tristeza o el agotamiento; otras veces porque hemos desviado la mirada de Cristo y de lo que Él ama: Las Personas
Él te llama “Amiga mía”, ¡que hermosa relación nos une! En Juan 15:15-17, Jesús habla de su nueva relación de amistad y de llevar fruto. La obediencia a su Palabra es el requisito para ser llamadas amigas.
“Hermosa mía” Nunca nos veremos más hermosas que cuando se vea en nosotras reflejado el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Hay frutos que son característicos de cada Estación. Dios nos muestra a través de la naturaleza que debemos ser fructíferas sin importar en qué temporada de la vida nos encontremos (Jeremías 17:7-8). José entendió esto y en Génesis 41:52 dijo, “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.”.
“Y ven.” Creo firmemente que muchas veces hemos olvidado la realidad de que un día estaremos paradas frente a nuestro “Amado Salvador y Señor” (Hebreos 4:13). Un día Él dirá “ven” (Apocalipsis 19:8), ese día nadie podrá aparentar nada.
Para cooperar en el proceso deberíamos confiar lo suficientemente en Él para vivir el día del bien o el día de la adversidad: buscando a los perdidos, amando a los perdonados, obedeciendo sus mandamientos, dando fruto verdadero, sin apariencias ni hipocresías.
Crecer implica Contentamiento
“Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue;”
Como te dije al comienzo, cada estación tiene un principio y un final. Pero muchas veces nos distraemos, perdemos la hermosa oportunidad de crecer en contentamiento (Filipenses 4:11-13).
Es maravilloso saber que, sin importar la Estación en la que nos encontremos, ya sean días bueno o de adversidad, van a pasar. No serán para siempre.
Pero como sus “Amadas” tenemos la opción de “Comprender y Cambiar” nuestra manera de amar y sabernos amadas. Podemos elegir “Confiar y Cooperar” en el proceso. Y cuando todo termine habremos “Crecido, Contentas” porque el “Amado” siempre estuvo a nuestro lado.