Antes de considerar qué son los ídolos, es necesario dejar en claro quién es Dios. Deuteronomio 6:4 y 5 dice: «… Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y con todas tus fuerzas”. La singularidad de Dios, prohíbe absolutamente la adoración de cualquier otro ser, y demanda un compromiso de amor total. Una y otra vez, vemos en la Biblia qué dice Dios: “Yo soy Jehová y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mi” (Is. 45:5a) . Este concepto de un Dios único está también en el NT: Juan 17:3 “el único Dios verdadero”; 1 Timoteo 1:17 “al único y sabio Dios” y capítulo 2: 5 “hay un solo Dios”.
Nosotras hemos decidido servir al único Dios, entonces, ¿qué es un ídolo? es amar apasionadamente a una persona o cosa. Todo amor apasionado, que supera nuestro amor a Dios es un ídolo. En otras palabras, si una cosa o persona ocupa el lugar de Dios en nuestras vidas, es un ídolo. Amar a alguien o algo no es pecado en sí mismo, pero si lo amamos más que a Dios, entonces se torna en un ídolo; está ocupando el lugar que le corresponde a Él. En nuestro corazón están asentados los verdaderos sentimientos y allí es donde está la fuente de a quién le pertenecen. Donde haya un ídolo, habrá una obra del diablo; esto usa el enemigo para alejar el corazón de las personas del verdadero Dios. Los ídolos son obra de la carne (Gl. 5:19 y 20). Es muy importante identificarlos, para poder sacarlos de nuestra vida. Debemos hacer un examen a nuestros pensamientos y corazón. Buscar en nuestro interior y descubrir qué es aquello que nos está alejando. Qué es aquello que esta ocupando el primer lugar. Para esto necesitamos la ayuda de Dios, porque nos conoce muy bien (Sal.139:23-24). También debemos recurrir al Espíritu Santo, para que nos muestre lo que no vemos (Sal.19:12; Job 34:32).
Samuel, en su primer libro, capítulo 7:3 y 4 le dice al pueblo de Israel: «quitad los dioses ajenos y a Astarot”; él les menciona bien específicamente y con nombre el “dios” que debían sacar de sus vidas. Si generalizamos, nunca vamos a tener victoria; debemos mirar bien adentro e identificar aquello que nos está alejando del verdadero amor a Dios. Tenemos que parar y mirar en nuestro interior. Qué cosas o personas están ocupando nuestros pensamientos y nuestro tiempo, porque sin duda, están tomando el lugar que le corresponde a DIOS (Lc. 18:29-30). Una vez identificados, debo sacarlos de mi vida. 1 Samuel 7:3-4 dice una palabra clave en cuanto a los ídolos: “quitad” y eso tiene relación con la confesión. Confesar es declarar lo que uno sabe, es decirle a Dios exactamente lo que está ocupando su lugar en mi vida (1 Jn. 1:9). No debemos pedir perdón por cosa generales, tenemos que pedir perdón por cosas especificas; eso que está ocupando el lugar de Dios. La bendición viene cuando hay arrepentimiento e implica limpieza. Ezequiel 14:6 dice “convertíos “y “volveos” de vuestros ídolos y “apartad” vuestros rostros de todas vuestras abominaciones. Volverse de algo malo es una decisión. Es reconocer el pecado de idolatría y luego cambiar totalmente de actitud y de rumbo. Este es el mismo principio en Efesios 4:22-24… «despojaos”, “renovaos” y “vestíos”. Una vez que el corazón es limpiado, entonces con libertad se puede adorar al Único Dios Verdadero.
En Daniel 1:8 y 3:16-18 vemos a unos jóvenes que primero tuvieron convicción personal, decidieron “no contaminarse” y luego cuando fueron probados, se mantuvieron firmes, aunque eso, los llevara a la muerte. Todos los que los rodeaban podían ver que sus vidas reflejaban esta convicción. ¿Estás sirviendo al Señor? No se puede servir a Dios con ídolos en el corazón (Mt. 6:25). Hay que renunciar a ellos y abandonarlos. Saca todo lo que está ocupando Su lugar y verás a un Dios que bendice a quien le ama con todo el corazón y el alma.