Sin condiciones para confiar

Navegar no es algo que entra en mi lista de hobbies o sueños por cumplir, las pocas veces que lo hice, realmente no lo disfruté. Hay quienes lo hacen por deporte, otros por trabajo, y otros, por placer. Cuando las condiciones son apropiadas, las embarcaciones salen a navegar; Nadie se arriesga a hacerlo si el clima no es favorable, pero si en medio del río o del mar, la situación climática cambia, es necesario estar preparado, y se vuelve indispensable tener un ancla. Es interesante la función del ancla; hace que la embarcación permanezca en su lugar; anclada a algo que no se moverá, más allá del viento y las corrientes.


En Hebreos 6:18 y 19 se nos enseña que la esperanza es para nuestra alma, lo mismo que es el ancla para una embarcación. Cuando el alma se inquieta por las situaciones inesperadas de la vida, necesitamos un ancla que nos haga permanecer firmes, aun a pesar de las circunstancias. Estamos viendo en la serie de devocionales de este mes, el mayor de los mandamientos. En Marcos 12:30, Jesús nos dice que debemos amar a Dios con toda nuestra alma. El alma es el aliento de vida, la parte sensible del ser humano; el lugar donde reposa la personalidad, el propósito y la voluntad. El alma involucra todo lo que soy. Los sentimientos y la razón. Pensando en esto, creo que amar a Dios con toda el alma es confiar en Dios sin condiciones.

¿Qué significa confiar?

Confiar es la esperanza firme depositada en algo o alguien. Solo puedes llegar a confiar en una persona si la conoces realmente. No puedes amar y confiar en alguien que no conoces, por eso conocer a Dios debe ser tu prioridad.
A través de las disciplinas espirituales, es que el amor a Dios crece y se desarrolla. Entonces, ¿conoces a Dios lo suficiente para confiar en Él? Si no confías es porque quizás no estás invirtiendo tiempo en conocerle a través de su Palabra. Si no confías, entonces desconfías: no hay punto medio en la confianza.

¿Qué es confiar en Dios?

Confiar en Dios, es poner tu esperanza en él y solo en él. No en un trabajo, ni en una posición; no en una iglesia, ni en personas, no en ti misma (Salmos 20:7; 33:16-22). ¡Solo en Él!

Personalmente, me di cuenta que muchas veces hice oraciones equivocadas. Porque el objeto de mi confianza estaba puesto en el lugar incorrecto, por ejemplo: en una persona para resolver la situación y no confiaba plenamente en quien verdaderamente tiene la solución, que es Dios…aunque esa «solución» no sea la que yo imágene.
Parece que solo, es posible confiar sin condiciones cuando la situación es favorable, pero qué difícil es confiar cuando el alma duele, y no entendemos lo que está sucediendo. En el Salmo 11:1 el autor expresa cómo se siente en medio del dolor: “En Jehová he confiado ¿Cómo decís a mi alma que escape al monte cual ave? ¡Mi alma no se va a mover, porque mi confianza está puesta en él!

¿Cómo puedo desarrollar mi confianza en Dios?

Veamos el ejemplo de Josué, quien en sus últimos días exhortaba al pueblo diciéndoles “guardad, pues con diligencia, vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios” (Josué 23:11). Confiar en Dios es el resultado de una disciplina, un ejercicio práctico de cada día. Ser diligente es el esmero y el cuidado al realizar la tarea. Esfuérzate, esmérate, sé intencional en amar a Dios con el alma (la emoción y la razón) y en depositar una y otra vez tu confianza en el que es el único que no cambia (Hebreos 13:8).

¡Détente a pensar!

¿En quién estás depositando tu confianza?
¿Estas dedicando tu tiempo para conocerle más?
¿Confías o desconfías?
¿Estás anclada en Cristo o varada en tus situaciones?
En estos días, mi barca se sacudió fuertemente…tuve que aferrar mi alma al ancla. Hacía ya un tiempo, sabía el versículo y el título de este devocional; Lo que no sabía, era lo que Dios tenía preparado para mí en este tiempo, esos momentos donde las pruebas sacuden la vida e inquietan el alma. No sabía que era el momento en el que iba a necesitar confiar sin condiciones…Dios quería que lo viviera, no solo que lo escribiera.
Quizás hoy estés viviendo un tiempo de calma, alaba a Dios por eso, y ámale con todo tu ser; pero en algún momento vendrán vientos y tormentas que te sacudirán con fuerza, allí también debes amar a Dios con toda el alma, y confiar sin poner ninguna condición. Que como el salmista puedas expresar “¡Mi alma no se va a mover, porque mi confianza está puesta en él”!

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2 comentarios en “Sin condiciones para confiar”

  1. Avatar
    Elisa Blois de Dulio

    Gracias Naty, gracias Auténtica por darnos esperanza y mostrarnos el amor de Dios a travez de éste espacio. Hermoso devocional. Q hermoso es amar a Dios.

  2. Avatar
    María Rodriguez

    Hoy mi barca está en medio de la tormenta pero sé que puedo confiar porque mi ancla es segura y nada puede romper esa unión! Gracias Nati x este devocional hermosas palabras que nos sacuden el corazón

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