Que dice la Biblia sobre Adicciones

  • La OMS (Organización Mundial de la Salud) define a la Adicción como una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.
  • De acuerdo con el D.S.M 5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría que contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales; define a la adicción como un:

Trastorno por consumo de sustancias, conjunto de síntomas cognoscitivos, comportamentales y fisiológicos que indican que el individuo continúa consumiendo la sustancia a pesar de la aparición de consecuencias adversas significativas y recurrentes relacionadas con su consumo repetido. Existe un patrón de autoadministración de la sustancia repetitivo, a menudo compulsivo, que puede llevar a la aparición de tolerancia y síndrome de abstinencia.

Estas definiciones nos llevan a pensar que, cuando hablamos de adicciones, hablamos de personas que tienen una enfermedad, que sufren, que son esclavas de un hábito que destruye y que, por lo tanto, como hijas de Dios, no podemos mirar hacia otro lado, Jesús nos deja un ejemplo.

 

Respondiendo Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos… Lucas 5:31

La Biblia nos describe el mecanismo de una adicción; esto lo podemos encontrar en Proverbios, cuando nos habla del vino, y también asocia a las conductas adictivas con otros pecados en muchos versículos.

 La adicción es una enfermedad, pero Dios mira al hombre de manera integral y le interesa su cuerpo, mente y espíritu, por lo tanto, también es un tema espiritual donde se hacen manifiestas las obras de la carne y la evidencia de hábitos que esclavizan.

Acerquémonos, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.

¡Hay una salida!

  1. Hay consecuencias. Los Proverbios nos advierten las consecuencias que traen el consumo problemático de sustancias de forma ocasional o crónica, afectando negativamente uno o más aspectos de la vida de una persona. Su salud física o mental, sus relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos); sus relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio) y en muchas oportunidades problemas con la ley.

Proverbios 23:29-30 NVI

¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares? ¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas? ¿De quién son las heridas gratuitas? ¿De quién los ojos morados?

¡Del que no suelta la botella de vino ni deja de probar licores!

  1. Sólo Dios satisface. Las personas que están en consumo buscan saciar o llenar vacíos, ausencias y daños emocionales de la infancia, están rotos por dentro. Buscan la recompensa inmediata a través del consumo, una sensación placentera que alivia la perdida, pero solo encuentran más perdida, culpa, vergüenza y soledad. El adicto no consume para sentirse bien, sino para dejar de sentirse mal.

Oseas 4:10-11

Comerán, pero no quedarán satisfechos; se prostituirán, pero no se saciarán;

porque han abandonado al Señor para entregarse a la prostitución y al vino, ¡al mosto que hace perder la razón!

  1. Somos débiles. Jesús les advierte de la importancia de estar despiertos y que reconozcan que la carne, nuestro cuerpo es débil, por eso necesitamos estar atentos a su verdad. En las conductas adictivas, la dependencia juega un papel importante, el cuerpo no tiene la capacidad de controlar el consumo, genera una necesidad compulsiva de volver a tenerla, necesitando más dosis para lograr los mismos efectos.

Mateo 26:41 NVI

«Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».

Proverbios 23:31-35 NVI

No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa, ni en la suavidad con que se desliza; porque acaba mordiendo como serpiente y envenenando como víbora.

Tus ojos verán alucinaciones, y tu mente imaginará estupideces.

Te parecerá estar durmiendo en alta mar, acostado sobre el mástil mayor.

 Y dirás: «Me han herido, pero no me duele. Me han golpeado, pero no lo siento»

 ¿Cuándo despertaré de este sueño para ir a buscar otro trago?

En estos versículos vemos las consecuencias físicas del consumo, el alcohol es una de las drogas legales más antigua y más usadas en todo el mundo. Apela a mis deseos, seduce y atrapa, distorsiona los pensamientos, ofrece evadirme de la realidad en tiempo y espacio y genera una dependencia física que en muchos casos necesita de internación para poder tratarla.

Si llega una persona con esta problemática a mi iglesia local ¿qué tengo que hacer?

  1. Practicar la escucha activa con la persona y generar un vínculo de confidencialidad.
  2. La persona necesita reconocer que tiene un problema, la persona no es un problema.
  3. Luego ayudar a que comprenda que no puede salir de esta situación sola.
  4. Necesita ayuda y tiene que querer esa ayuda.
  5. Acompañar en su proceso de restauración, no es inmediato, lleva tiempo.
  6. Aceptar incondicionalmente su situación, porque en muchas oportunidades va a volver a recaer.
  7. Llevarlo a los pies de la cruz, que acepte a Jesucristo y lo reconozca como su único Salvador, porque Él es el único que puede cambiar una vida de forma completa. Juan 8:32 la verdad del evangelio nos hace libre de cualquier situación.
  8. Para cambiar la manera de vivir, necesitamos cambiar la manera de pensar y esto lo apoyamos en Romanos 12:2 «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.»  De esta manera podrán comprender que se puede vivir diferente.
  9. Las personas que están en adicciones necesitan hacer cambios de hábitos, hacer movimientos en sus rutinas, para obtener resultados diferentes. Deben renunciar a su manera de vivir que los lleva al consumo. Tito 2:11-12 En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio
  10. La palabra Adicto significa A= No, Dicto= Hablar, por lo tanto, la persona que está en adicciones no puede expresar lo que le pasa, duele, angustia y sufre en silencio. Es importante abrirle un canal de escucha constante.

Salmos 32:3 «Mientras guarde silencio, mis huesos se fueron consumiendo, por mi gemir de todo el día.»

 Para poder acompañar a una persona en su restauración de las adicciones necesitamos recordar este principio: 1 Pedro 4:8 «Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.»

 

Preguntas reflexivas:

  1. Santiago 1:14-15 ¿Hay algún deseo desordenado en mi vida, que me esclaviza?
  2. Efesios 4:22-23 ¿Necesito dejar algún hábito o conducta que me esté destruyendo?
  3. Romanos 13:13-14 ¿Tengo alguna práctica, en lo oculto que me avergüence?

Jesús puede hacer 3 cosas en tu vida:

  • Te corta las cadenas de la esclavitud y te hace libre…
  • Te saca de la obscuridad y te lleva a su luz admirable…
  • Te da hábitos de los que no te avergonzaras…
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