La envidia viene del latín invidia que significa: “mirar con malos ojos”. Las cosas son variadas, pero generalmente viene de una actitud egocéntrica de la persona, o por algún complejo de inferioridad; es una expresión de disconformidad o disgusto.
La envidia es algo que todos conocemos, y que, por lo menos en una ocasión, hemos sentido; cuando vemos a alguien que tiene algo que a nosotros nos gustaría tener, ya sean posesiones materiales, cualidades, ministerios, talentos etc… se levanta una reacción natural humana que se llama envidia, alguien dijo por ahí: “que la envidia existe solo en aquellas personas que no saben aceptar la felicidad de los demás”, por eso, se requiere de un trabajo consiente para ser libres de esto, y para poder estar agradecida por lo que, si tenemos, y gozarnos con los que se gozan. (Romanos 12:15). Si dejamos que pensamientos de envidia vivan y crezcan, causaran en ti muchísimo daño; la envidia divide a las personas, destruye relaciones, causa discordia, crea un espíritu de amargura y maldad, hace que las personas hagan y digan cosas de manera muy mala (Santiago 3:16). Tener envidia, claramente la Biblia lo llama pecado, y como hijas de Dios, tenemos que alejarnos, dejar de lado estos sentimientos que de a poco nos van a ir destruyendo, proviene de nuestra propia naturaleza pecaminosa, es una “obra de la carne” es un pecado muy peligroso.
Gálatas 5:26 dice: “…no nos hagamos vanagloriosos…. envidiándonos unos a otros”. Proverbios describe muy bien lo que puede llegar hacer la envidia en la vida de una persona; Proverbios 14:30 dice: “El corazón apacible es vida de la carne; más la envidia es carcoma de los huesos”.
La carcoma es el nombre que se le da a unas larvas que van dañando de a poco la madera, de tal forma, que lo que queda es inútil poder usarla para algo; la carcoma no la ves, pero si ves los rastros que van dejando, ellas van dejando huevos, de tal forma que sigan causando daño a esa madera; de la misma forma, la envidia actúa en nuestras vidas, quizás no la ves, pero vas dejando indicios de que algo pasa, por medio de actitudes, pensamientos que nos vamos permitiendo hacia los demás, son trampas del diablo que solo dan mal fruto y contaminan. Generalmente comienza con pensamientos como: ¡No es justo!, ¿Quién se cree que es?, ¿Por qué ella, y no yo?, ¿Por qué son ellas las que reciben la bendición? cosas como estas, son las que causan intranquilidad a nuestra alma, a nuestros sentimientos y razonamientos, para después reaccionar y sobre actuar, y estas cosas nos puede pasar a cualquiera, en cualquiera sea el ámbito, escuela, trabajo, matrimonio, familia, ministerio etc.
Proverbios 27:4: “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delate de la envidia?”
La envidia siempre me va a llevar a obrar de una mala forma, veamos algunos ejemplos en la Biblia.
- Los hermanos de José (Génesis 37:4/ cap. 44-45) tal fue la envida que ellos sentían hacia su propio hermano, que planearon hacerle mal, y terminaron vendiéndolo para deshacerse de él, pero esto trajo terrible dolor a la vida de su padre, y los llevó a mentirle diciendo que había muerto.
- Saúl hacia David (1 samuel 18:6-9 /1 Samuel 20:30-31/ 1 Samuel cap. 27-28) cuando le contaban a David que había matado a sus diez miles, Saúl se llenó de envidia, odio, celos (que cabe mencionar que los celos siempre van da la mano de la envidia); Saúl intento matarlo en varias ocasiones, y la consecuencia que tuvo, fue que Dios lo sacó del reino a él, y a toda su descendencia.
- Sarai hacia Agar (Genesis 16) la misma Sarai había orillado a Agar, para que le diera un hijo a Abraham, pero al ver que ella daría ese hijo comenzó con la envidia, celos de tal forma que como pudo usar las situaciones hizo que Agar huya lejos.
¿Te das cuenta como la envidia siempre te lleva a actuar de una mala manera?, te lleva a pecar, a obrar de la forma incorrecta delante de Dios, porque llenas tu mente de tu propia carnalidad, de tu propia forma de pensar, quizás mirando lo del otro, y lo que tú no tienes y desearías tener. “La envidia es cuando te fijas en las bendiciones de los demás, en lugar de disfrutar de las que tú ya tienes” pero esto, no puede terminar de esta forma, siempre Dios nos da la solución en su palabra para poder vencer con cada uno de estos pensamientos pecaminosos, debemos negarnos a nosotras mismas y tomar la cruz de Cristo. Habíamos mencionado en Romanos 12:15 que es importante poder gozarnos con los que se gozan, tener ese mismo sentir con nuestros hermanos en Cristo y aun con otras personas, no siendo envidiosas. Hebreos 4:15-16 dice “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
Dios nos conoce, y sabe de quién o por qué sientes envidia, pero Él nos dice: “yo sé por lo que pasas” El desea que nos acerquemos a Él a pedir ayuda, para salir de este pecado que quiere terminar con tu vida, con tu gozo y satisfacción.
La Palabra de Dios es el Poder para salvación, y Jesús nos ha enviado al Espíritu Santo para ayudarnos, guiarnos, y darnos la fuerza que necesitamos para negarnos a nosotras mismas, y así venzamos a la envidia (Romanos 8:26)
Gálatas 5:16 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.”
Primero tengo que reconocer mi pecado de envidia, tengo que decidir dejarla de lado, ir luchando día a día contra ella, contra esos pensamientos y sentimientos que el diablo quiere que yo tenga, tengo que pedir a Dios una dosis mayor de su amor hacia los demás y poder ser cada día más semejante a él (1 Pedro 2:1-2)
Efesios 6:9 “no nos cansemos pues de hacer el bien…”
2 Timoteo 4:18 “y el señor me librara de toda obra mala…”
Pablo testifica “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20
Si vivimos de esta forma, podremos vencer la envidia, y no solo la envidia, sino cualquier otra cosa que se nos presente, en lugar de tener envidia tendremos gozo por la otra persona. Cada vez que sintamos envidia, mantente en oración y como el versículo dice: crucificados juntamente con Cristo, y recordar que Él es quien ahora vive en ti, y podrás vencer, podrás reaccionar conforme a lo que Él es en ti.