Hace un tiempo leí una frase que llamó mi atención, decía lo siguiente: “No guardes nada para una ocasión especial, vivir es una ocasión especial”. Luego de pensar en ella unos minutos, me di cuenta de que no solo llamo mi atención, sino que golpeó mi corazón. Hace unos meses comenzaba la pandemia y con ella la cuarentena, y parecía que todo se ponía en pausa y había que guardarse, para cuando todo vuelva a la “normalidad”. La frase repetida era “cuando esto termine, haré, iré, comenzaré, continuaré” pero la vida no se puso en pausa, la vida continuó, distinta, de otra manera, pero la vida siguió.
¡Vivir! ¿Qué es vivir? El apóstol Pablo dijo en Filipenses 1:21 “para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Si vivimos con Cristo y a Cristo, entonces morir sería tener más de Cristo. Vivir con Cristo, es mi relación con Él, día a día, minuto a minuto. ¡Y vivir a Cristo, se refiere a la acción! En Juan 10:10 Jesús dice “yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. Aquí “vida” se refiere a toda clase de bienes espirituales; “en abundancia” es más de lo que podría pedir o esperar, y por supuesto que no estamos hablando de lo material, porque lo que Cristo da ¡siempre es más y mejor! Quizás sientes que tu vida está en pausa, esperando un momento mejor, reservando y condicionando tu amor a Dios a respuestas de oración o deseos cumplidos del corazón. Si no estás disfrutando de los bienes espirituales y de la vida en abundancia que Dios preparó para ti, tal vez es porque ¡no le estas amando con todo tu ser!
“Amar a Dios con todo mí ser es un proceso que se da durante toda la vida, pero que se lleva a la práctica día a día”. En Marcos 12:30 se nos exhorta a amar a Dios con TODO, sin reservas. A través de cuatro acciones, desarrollamos este tipo de amor.
Amar a Dios con todo tu corazón.
Puedes amarle a Él, porque él te amó primero, él es quien te da la capacidad de amar (1 Juan 4:19). Dios debe ser el centro de tu vida, el motivo y la motivación. Amar a Dios con todo el corazón es sentir, pensar y actuar en base a él, por él y para darle toda la gloria a él. Amarlo sin condiciones, es amarlo por lo que Él es, sin esperar nada a cambio, ni por lo que te pueda dar o hacer por ti.
Confiar en Dios con toda tu alma.
Confiar es depositar la esperanza en algo o en alguien. Confías en quien conoces, por eso, conocer a Dios debe ser tu prioridad. Confiar en Dios es colocar tu esperanza en él y solo en él. No en trabajos, ni en posesiones, no en una iglesia, ni en personas, ni si quiera en ti misma (Salmos 20:7, 33:16-22) ¡Solo en Él! ¿Conoces a Dios lo suficiente como para confiar en él?
Creer en Dios con toda tu mente.
Amar a Dios con toda la mente, es decidir creerle; es pasar lo pensamientos por el filtro de Filipenses 4:8 y pensar de esa manera. Ni en el pasado, ni el futuro: en el presente. Ni en supuestos, ni en posibilidades: en lo verdadero. Ni en sentimientos, ni en emociones: en la Escritura. Romanos 15:13 dice “y el Dios de esperanza, os llene de todo gozo y paz en el creer…”. Gozo y paz son el resultado de creer en Dios con todo tu corazón.
Dar a Dios con todas tus fuerzas.
Como ejemplo de amor, Dios dio a su Hijo. ¿Qué estás dando a Dios? Tienes la oportunidad de dar a través de las buenas obras que él preparó de antemano para que andes en ellas (Efesios 2:10). Si no tienes tiempo ni fuerzas para servir a Dios, es porque el tiempo y las fuerzas que Dios preparó para eso, los estas usando para otra cosa, ¡cuidado con robarle a Dios!
En estas cuatro acciones, amar, confiar, creer y dar se resume vivir, porque así se resume el amar a Dios con todo el ser.
Seguramente frente a esta pantalla, leyendo, hay una mujer tan imperfecta y a la vez tan real como la que escribe, pero con deseos de crecer y de ser cada vez más parecida a lo que Dios planeó. Debo reconocer que en el transcurso de estos cinco devocionales, estudiando el gran Mandamiento de Marcos 12:30, Dios fue claro conmigo, mostrándome que no le amo con TODO. Me di cuenta, cuántas condiciones tengo día a día al momento de amar con todo el corazón, confiar con toda el alma, creer con toda la mente y dar con todas las fuerzas. Él quiere un amor completo y no a medias. Sé que Dios continúa su obra en mí y de algo estoy muy segura, y es que quiero amarlo más, quiero amarlo con TODO. Si tu deseo es el mismo, quiero animarte a que en este momento le pidas a Dios, que examine tu corazón y te muestre, y pongas por obra aquello que él te esté marcando para cambiar.
No guardes nada de tu amor a Dios para una ocasión especial, vivir es una ocasión especial y el momento para amarle “CON TODO” es hoy.
buenos días…muchas gracias por todo servicio de amor a nuestro Dios… Es mucha bendición para mi vida…