Vivimos días turbulentos, de confusión, días en los que las voces del sistema de este mundo, gobernado por satanás, se proclaman con fuerza queriendo imponer una cultura con principios contrarios a Dios y su Palabra. En la búsqueda de justicia, derechos, condiciones e igualdad, la voz de la mujer se levanta, desafiando lo establecido, basándose en la historia, la moda y la “fecha de caducidad” de lo que está bien; se cuestiona y se pretende cambiar todo; desde el género con el que nacimos, el propósito de nuestra creación, el rol de la mujer en la familia, en la sociedad y en la iglesia.
Pero, para nosotras como Hijas de Dios, en medio de tanta revolución, oscuridad y de continuos cambios, resuena con fuerza y claridad la voz de Dios y su Palabra que no cambian. El sigue siendo el mismo, lo que pide de sus hijos también, y el primer mandamiento sigue tan vigente, como cuando se escribió…
En Marcos 12:30, como si fuesen 4 partes de un todo, el Señor Jesús menciona cada una de ellas al responder a la pregunta del escriba sobre cuál es el principal mandamiento. “Amaras al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Simplemente podría haber dicho: “amaras al Señor tu Dios con todo tu ser” pero, a Dios que no se le escapa detalle y está en cada uno de ellos, decide ser especifico con cada parte que compone nuestro ser, y no solo los menciona, sino que es puntual en cada una al decir “Con Todo”.
Me pregunto: ¿Por qué insistió tantas veces en poner “TODO”? ¿Será que es posible amar en partes, y no con todo? ¿Será que él sabía que amaríamos muchas otras cosas aparte de Él? ¿Será que pondríamos condiciones para amar?
Debo reconocer que muchas veces amé en partes; que en muchas otras oportunidades hubo otros amores compitiendo por el primer lugar en mi corazón; pero muchas más fueron las veces que puse condiciones para amar; así como en un contrato de 2 o más partes, en el que se da para recibir o se hace para cumplir. Tantas veces me encontré condicionando mi amor y obediencia a Dios, dependiendo de una respuesta de oración, o de un deseo cumplido del corazón. Postergué decisiones esperando que El me diera, o hiciese lo que yo esperaba para luego, yo hacer lo que él me pedía…” Señor si tú me das, yo hago esto…dejo aquello… tomo tal decisión”. Y así, he puesto condiciones para amarle con todo el corazón.
Sin condiciones para amar
Es interesante que la palabra que se usa en Marcos 12:30 para “amar”, es la palabra “Ágape”, que es la misma que se usa para describir el amor de Dios hacia nosotros. Un amor sin condiciones (Romanos 5:8). Ese mismo amor es el que debes tener para con Dios. No es un tipo de amor que puedas lograr por ti misma, No hay merito personal, sino, que Dios coloca ese amor en ti, le amamos a Él, porque él nos amó primero (1 Juan 4:19). Este amor no está basado en lo que Dios te pueda dar, sino en lo que ya te dio, a su hijo Jesucristo, la mayor expresión de amor. Amar a Dios sin condiciones, es no esperar nada a cambio, amarlo por lo que él es, y no por lo que él te pueda dar o hacer por ti.
¿Qué significa amar a Dios con todo mi corazón?
El corazón representa el centro de la vida física, de la naturaleza moral y la vida espiritual. Incluye las emociones, la razón y la voluntad. Amar a Dios con todo el corazón implica que tu amor a él sea el centro de tu vida. Que sientas, pienses y actúes en base a él, por él y para darle toda la gloria a Él. El amor bíblico tiene a Dios como su principal objeto y se expresa, ante todo, en una explicita obediencia a sus mandamientos. (Juan 14:15)
¿Cuáles son las evidencias de que estoy amando con todo el corazón?
No existe tal cosa como un “medidor del amor” …no tiene una raya que diga “TODO” para comprobar que tu amor a Dios es suficiente, porque el amor, se ejercita cada día, en obediencia práctica, y no hay un límite para ello. Quien ama con todo el corazón busca la oportunidad de hacer el bien; y ese amor solo puede conocerse en base a las acciones que provoca.
Despertarte hablando con Dios, mantenerlo en el pensamiento, y dormirte en conversación con él, es una buena señal de que estas amando a Dios.
Detenete a pensar.
- ¿Qué te condiciona hoy para amar a Dios con TODO; tiempo, trabajo, familia, limitaciones, economía, salud, etc.?
- ¿Buscas intencionalmente la oportunidad de hacer el bien?
- ¿Qué acciones provoca tu amor a Dios?
- ¿Amas a Dios más que a tu familia, novio, esposo, hijos, ministerio, trabajo, etc.?
- ¿Puedes, en lo que estás haciendo, hablar del amor de Dios y expresar que lo amas con todo tu corazón?
- ¿Es el amor a Dios lo que te motiva a hacer esto, o hay alguna motivación o gloria personal?
- ¿Puedes expresarle a Dios “Porque te amo con todo el corazón hago esto”?
Con mucho énfasis, Satanás apunta sus dardos para dividir nuestro corazón, inquietar el alma, confundir la mente, y debilitar nuestras fuerzas. En los próximos devocionales estudiaremos cada área de nuestro ser con la que somos llamadas a amar a Dios con todo.
En medio de tantas voces…escucha la voz de Dios diciéndote “oye (coloca tu nombre) ……….. yo tu Dios, uno soy, y debes amarme, con todo tu corazón” Eres única, pero también eres una. ¡¡¡No me ames de a poco, ni en cuotas, ámame sin condiciones y con todo!!! ¡¡¡ Así como yo te amo a ti!!
Que el distintivo de tu vida sea tu amor hacia Dios y puedas afirmar “Amo a Dios con todo mi corazón”
Señor ayúdame a amarte cada día màs , con Todo mi corazón, quita todo aquello q me estorba para cumplir el mandamiento.
Que real siempre hay algo que nos cuesta dejar en segundo lugar! El Señor nos dé esa fortaleza para amarlo sin condiciones haciendo que sea nuestra prioridad!