Y ahora ¿Qué hago con mi futuro?

Pensar en el futuro es una de las cosas más difíciles para una mujer. No es oculto para nadie que queremos tener el control de todo y saber con lujo de detalle qué viene por delante y el hábito de ver más allá. Esto hace que nuestra vista se nuble y perdamos el camino por el que debemos andar.

Para hablarte del futuro, me gustaría primero mostrarte algunos acontecimientos de mi pasado y algunas lecciones que he podido aprender en mi caminar con Cristo.

Cuando tenía 17 años, entendí que el único que podía perdonar mis pecados era Cristo. Estaba en un campamento y ese día fue comenzar una relación nueva con el Señor. Podía leer la Biblia y entender lo que decía, se abrió para mí un nuevo mundo, la presencia de Dios en mi vida se convirtió en algo real.

Al año siguiente, en una fogata, en el mismo campamento a la orilla del mar, consagré mi vida al Señor, recuerdo que le dije: “Todo lo que soy, todo lo que tengo y lo que quiero ser lo entrego a ti Señor”. No sé si entendía realmente lo que estaba diciendo en ese momento. Empecé a servir de diversas maneras, servía en muchos ministerios, sin embargo, quien seguía al mando de mi propia vida era yo. Así que, esas palabras que había expresado a través de una oración no estaban siendo vivas en mi diario caminar.

Definitivamente nuestra tendencia natural es querer controlar, y sobre todo, controlar lo que viene por delante.

Santiago 4:13-16 dice: ”¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala”.

En nuestro afán por el control, creemos que nuestra vida es larga y que podemos decidir a cada paso lo que queremos que venga después, sin considerar la fragilidad de ésta.

En mi caminar con el Señor, Él colocó en mi corazón el deseo de prepararme para servirle. Quería estudiar su Palabra en un Instituto Bíblico, pero no lo hice de inmediato. La vida continuó, me enfoqué en mis planes, aunque no quiere decir que olvidé ese deseo, sino que lo postergué. Las muchas ocupaciones nublaban mi futuro y en el camino perdí el rumbo que Dios me había mostrado que quería para mí; y lo disfracé de servicio, hacía muchas cosas “para Dios”, pero no hacía muchas cosas CON Dios.

Unos años más adelante, Dios me recordó lo que le había prometido. El Espíritu Santo también estaba haciendo su obra en mi corazón, mostrándome el pecado que había en mi vida y que estorbaba para poder cumplir el plan que Dios había trazado. Así que, tuve que volver atrás y recordar lo que había hecho y lo que había prometido para poder tomar las decisiones correctas y obedecer a su llamado.

Y es aquí, donde quiero animarte, ¿estás preocupada por tu futuro? Te preguntas ¿y ahora qué? ¿qué viene para mí? ¿a dónde debo ir? Hay algunos consejos que me gustaría darte que han sido claves en mi vida.

Debes consagrar tu vida al Señor:

La palabra consagrar significa: Ofrecer o dedicar, es estar dispuesta a que Dios se encargue de tu futuro y de llevarte donde Él desea que llegues con el propósito de edificar el cuerpo de Cristo y alcanzar a otros con el evangelio. 

Y ojo, esto no significa que debes ser misionera y dedicarte a tiempo completo al ministerio (si no es el llamado de Dios para ti), pero TODO hijo de Dios es llamado a consagrar su vida, como lo dice Romanos 12:1

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”.

Este versículo es muy claro, habla de entregarnos como un sacrificio vivo; implica que es algo voluntario. 

Mathew Henry dice: “Al ser miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo, este sacrificio es vivo, puesto que no se ofrece con la muerte, sino con la vida de la víctima; es santo, puesto que se ofrece en unión, con Cristo y, por tanto, aceptable a Dios. Esta es la verdadera liturgia, la verdadera adoración en espíritu y en verdad que Dios exige y acepta [1].

Debes dar a Dios el control:

A veces Dios dice ¡sí!, adelante; otras veces Dios dice ¡no!, no es por ahí; a veces Dios dice espera, todavía no, no es el tiempo para esto. Es por esta razón que, al consagrar tu vida al Señor, debes desafiarte a CREER a Su Palabra, confiar que lo que Él dice es verdad y lo mejor para ti. Proverbios 16:9 dice “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos”, también Proverbios 19:21 dice: “Muchos son los planes en el corazón del hombre, más el consejo del Señor permanecerá”.

Junto a mi esposo tenemos 22 años de estar en el ministerio a tiempo completo, hemos vivido en cuatro países diferentes, en todos ellos sirviendo con el ministerio Palabra de Vida. Quizás, al escuchar esto puedes pensar que ha sido fácil ver la guía de Dios en cada paso. Este ha sido nuestro proceso: fuimos a estudiar al Instituto Bíblico Palabra de Vida en Argentina, estuvimos allá 4 años, 3 años como estudiantes y uno como misioneros, y en una conferencia misionera nació en nuestro corazón el deseo de comenzar el ministerio de Palabra de Vida Nicaragua, que en ese tiempo era el único país de Centro América donde no se contaba con presencia del ministerio. Oramos por esto durante 3 años, y luego de este tiempo, el Señor dijo: -No, no es ahí donde quiero que vayan, y nos envió a El Salvador donde servimos por 10 años. Pudimos ver con toda claridad Su guía para llevarnos hasta ese lugar. Luego de 10 años empezamos a orar por otro país, y lo hicimos durante un año, pero de igual manera el Señor dijo: -No, no es ahí, y desde hace casi 6 años estamos sirviendo en México. Nunca oramos por estos lugares, porque no eran nuestro plan, pero sí era el plan de Dios. Esto nos lleva a la siguiente clave.

Aprende a renunciar:

Es creer que, si Dios te dice no, es porque tiene algo mejor para ti. Salmos 31: 15a dice: “En tu mano están mis tiempos” …mi destino y todas las circunstancias de mi vida. Uniendo esto con «eres mi Dios» (v. 14b), tenemos una fuente perfecta de consuelo. Si Dios tiene en sus manos nuestro destino, puede ayudarnos; y si es nuestro Dios, querrá ayudarnos. Entonces, ¿qué podrá desanimarnos?[2]

Renunciar es doloroso, pero te puedo asegurar que siempre el plan de Dios es mejor que el nuestro.

Anímate a obedecer:

1 Samuel 15:22 dice: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios”

La obediencia al Señor será la clave para el éxito y la seguridad de tu futuro.  No lo que tú piensas, sientes o crees. Es lo que Él dice, lo que hace la diferencia.

 Elizabeth Elliot dijo: “Es Cristo quien debe ser exaltado, no nuestros sentimientos. Lo conoceremos por la obediencia no por las emociones. Recuerda que nuestro corazón es engañoso (Jer. 17:9), sometamos nuestra obediencia a Su Palabra y no a lo que sentimos”.

Espero que te puedas animar a seguir adelante y a poner en las mejores manos tu futuro; en esas manos que fueron clavadas por ti, donde no hay cambios y hay un amor tan profundo que estuvo dispuesto a entregarse en sacrificio santo para que hoy tengas vida en abundancia.

 

Preguntas:

  • ¿En qué basas las decisiones para tu futuro?
  • ¿Está tu vida consagrada realmente al Señor?
  • ¿En qué basas tu obediencia al Señor, en principios Bíblicos o en tus emociones? ¿Podrías citar los principios Bíblicos en los que basas tu obediencia al Señor?

 

[1] Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 1594.
[2] Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 572.
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