Un corazón en el desierto de Dios

“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.”
Oseas 2:14

Oseas: un libro menor, pero con el mayor mensaje de Gracia y Misericordia.
Dios tiene un itinerario para nuestras vidas y de un momento a otro nos encontramos en un desierto, y ese lugar no es lindo. ¿Por qué Dios permite un desierto en nuestras vidas? descubramos juntas que los desiertos de Dios no son como nosotros imaginamos…

  • Un poco de historia

El pueblo de Israel tenía por costumbre hacer amistad con pueblos que los influenciaban con sus costumbres e ídolos. El libro de Oseas predica el amor de Dios hacia Su Pueblo, aun cuando ellos se entregaron a la adoración de otros dioses con un corazón divido. Oseas es el primer profeta de la gracia, y el primer evangelista en Israel. Nos presenta al pueblo de Israel como la esposa pródiga. Dice el comentarista Mathew Henry: “Cuando Dios tiene en reserva gracia y misericordia para alguno, lo conduce primero al desierto, a la soledad, y al retiro, para mejor poder conversar con él fuera del ruido de este mundo y a veces a la aflicción y al apuro del exterior, para abrirle así el oído a la disciplina.”


DIOS PERMITE LOS DESIERTOS PARA:

1) Atraernos a Él. “Pero he aquí que yo la atraeré…”

Parece obvio, pero muchas veces disfrutamos tanto de la vida que nos olvidamos de la REAL VIDA (Cristo). Nos acostumbramos a una vida cristiana a nuestra manera, ajustando a nuestro gusto muchas decisiones, planes, cosas que comienzan lentamente a alejarme del plan original de Dios para nosotros, entonces como el pueblo de Israel Dios nos saca al desierto para darse a conocer de una manera real, porque nos ama, necesita mostrarnos Su Amor, que volvamos nuestra mirada a Él. El pueblo de Israel fue llevado al desierto ya que tenían muchas cosas arraigadas a ellos, costumbres, cultura, idiomas, e incluso influencia religiosa, Dios los llevó al desierto para poder volverlos a Él, y alejarse de los pueblos con los que se dejaron influenciar.

2) Estar a solas con Él. “…la llevaré al desierto”

Dios en su misericordia nos lleva al desierto para estar a solas con Él. ¿Por qué? porque allí Dios es nuestra única compañía. Deuteronomio 8:2 dice que la razón de ser llevado al desierto para el pueblo de Israel fue probar su corazón, si habría o no de obedecer sus mandamientos. Esa es la misma razón por la que Dios nos lleva al desierto, “mostrarnos lo que hay en nuestro corazón”. Cuando él nos atrae allí, al lugar donde puede estar a solas con nosotras, nos confronta con la realidad de lo que te alejó de él y te hizo tener seguridad en muchas otras cosas, y no en Cristo.
Este DESIERTO (midbar), al que Dios te lleva en el original significa un lugar abierto, “ pasto, potrero (i.e. campo abierto a dónde se arrea el ganado);” hace referencia Strong. Dios no te lleva a un desierto de arena, sol y calor, sino a un lugar abierto, donde hay pastos, un lugar de pastoreo. ¿No te recuerda un poco Salmos 23:2?

3) Hablar a nuestro corazón. “…y hablaré a su corazón”

Nuestro Padre al tenernos a solas puede mostrar lo que hay en nuestro corazón y hablar a él. Muchas veces podemos creer estar cerca del Señor, pero nuestro corazón puede estar a kilómetros. Dios necesita ir al centro de nuestras emociones, de nuestros deseos y anhelos, y al centro del trono de nuestra vida, para confrontarnos con Él, hablando a nuestro corazón, donde el orgullo, la autosuficiencia y la fascinación tienen muchas veces el trono y sin darnos cuenta dejamos fuera al Buen Pastor, cuando el debe ser el centro, el que esté sentado allí. Cuando Dios habla a tu corazón lo quebranta con Su Palabra, y allí como el pueblo de Israel en el desierto debes escuchar.
En el desierto él como el Buen Pastor, nos alimenta con Su Palabra (nuestro maná), y Su Espíritu como Agua Refrescante, limpia nuestra vida de aquellas cosas que nos hicieron ir tras ídolos que poco a poco nos alejaron de Él. Me encanta saber que su desierto no es un desierto de desesperanza, soledad, sino un lugar de pastoreo donde serás sustentada, y amada por Dios. El desierto de la Gracia y Misericordia.
Entonces, amiga, cuando Dios nos lleve a recorrer el desierto RECUERDA:
1) Que es necesario para atraernos a Él.
2) Que es un lugar de pastoreo para: enseñarte, probarte, mostrar que hay en tu corazón.
3) Que allí él hablará a nuestro corazón clara y tiernamente alimentándonos con Su Palabra, y dándonos su Agua fresca. Su desierto es un lugar de satisfacción espiritual.
Cuando pasemos por el desierto de Dios no hay que entenderlo como un sequedal, o un lugar de desesperanza. Allí Dios nos atrae con sus cuerdas de amor, pastorea nuestro corazón y nos sustenta trayendo satisfacción al alma. También nos recuerda sus estatutos y mandamientos, diciéndonos con su Amor Eterno: “Pequeña oveja mía, te amo, y si te traigo a estos lugares es para restaurarte, para amarte, y enseñarte que aun hay cosas que necesitas aprender, para que vuelvas a comer de mis pastos, beber el agua que yo te doy. Este es el lugar seguro, este es el lugar de Gracia y Misericordia”.

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3 comentarios en “Un corazón en el desierto de Dios”

  1. Avatar

    De mucha bendición!!!Me alegra ver como Dios está usando tu vida Ruth para bendecir a muchas mujeres.Un abrazo.

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