Texto bíblico: Salmos 15 (NTV)
Vimos en el devocional anterior que llevar una vida íntegra implica honestidad y rectitud aun cuando nadie nos ve, teniendo conciencia de que, como hijas de Dios, estamos expuestas a Sus ojos.
Estamos frente a un asunto innegociable, no importa si las circunstancias son desfavorables, no importa si “nuestro éxito” se ve comprometido, no importa cuánta presión ejerza el enemigo sobre nosotras, debemos mantenernos íntegras, intachables, sinceras, honestas, con la certeza de que (Él) no quitará el bien a los que andan en integridad. Salmos 84:11b
Te invito a leer el capítulo 15 del libro de los Salmos. Me atrevo a decir, que la integridad pública deviene de la integridad íntima y ésta de mi profunda relación con mi Creador; cuando saco provecho de ese acceso directo que tengo como Hija de entrar confiadamente al Trono de Su Gracia, cuando disfruto de ser hospedada en Su mesa y gozo de la atención exclusiva que el anfitrión me da, puedo entonces, experimentar Su Santidad, aquella que me impulsa a anhelarla, buscando vivir en integridad.
Estar en comunión con Dios implica llevar una vida en base a los parámetros divinos y este Salmo nos lo presenta de manera muy clara:
- Teniendo compromiso con la verdad, sin doblez, irreprensibles (fil. 2:15) que nadie tenga “de donde agarrarnos”
- No prestando nuestro oído cuando se habla de alguien para desacreditarlo o difamarlo. Porque para dar lugar al chisme se necesita uno que hable y uno que escuche. Conviértete en una mujer de confianza, cuando una amiga abre su corazón, cuida la información, se digna de confianza. (Prov. 11:13)
- Que todos los que te rodean reciban bondad de tu parte, sé ese canal amoroso por el cual otros puedan ver a Cristo. (ef. 5:9)
- No simpatices con quienes pecan descaradamente, afirma tu carácter para que tu testimonio no se vea afectado y honra a quienes junto a ti siguen al Señor. (Sal. 1:1)
- Sé cuidadosa y transparente con el dinero que Dios te da, recuerda que todo lo que deshonra Su nombre, Él lo saca a la luz. (Lc. 8:17)
Concluyendo, los ítems anteriores, ¿te caracterizan? ¿alguno de ellos te incomodó? No olvidemos que para ser un huésped de Dios debemos desarrollar un carácter que agrade a Dios.
El que actúa así, no caerá jamás. Sal 15:5b