Un antivirus para tu mente

¿Alguna vez intentaste descargar un archivo en la computadora y el antivirus te lo impidió porque le parecía malicioso? O lo que es peor, ¿te pasó de no poder usar la computadora porque estaba infectada por todos lados? En el mundo digital, a veces, somos algo confiadas o distraídas (¡me incluyo!) y aceptamos mensajes, abrimos emails, descargamos archivos sin estar seguros de su procedencia o contenido. Es necesario tener un buen antivirus, algo que filtre lo que vamos a guardar en nuestro disco duro. Algo parecido sucede en el área de nuestra mente. Miles de pensamientos pasan por nuestra cabeza a diario, algunos llegan y se quedan ahí demasiado tiempo.Este es el primero de siete devocionales de la serie titulada: “En esto pensad”. Dios nos enseña en qué debemos pensar, y es nuestra intención que juntas profundicemos y consideremos este tema a la luz de la Palabra de Dios.
Pensar, según el diccionario es: “Formar o combinar ideas o juicios en la mente”. Cuando pensamos imaginamos, meditamos, opinamos, recordamos, razonamos, interpretamos, procesamos… y la lista podría seguir. Todo comienza en nuestra mente. ¿Será importante filtrar nuestros pensamientos? Seguro que sí, veamos por qué:

Dios los ve.

Los pensamientos no son invisibles para Dios (Gn. 6:5; Job 42:2; Sal. 26:2). Jesús conocía los pensamientos de los escribas, de los fariseos y de sus discípulos (Mt. 9:4; Lc. 5:22; Lc. 9:47). No hay pensamiento que podamos esconder delante de Dios. Él conoce nuestra mente mucho más que nosotras mismas. Hay pensamientos malos, vanos, pecaminosos, engañosos y pensamientos rectos, limpios, justos, agradables a Dios (Pr. 12:2; Pr. 15:26; Jr.4:14; 1 Cr. 3:20).
Conocí a una chica que amaba al Señor y que tenía una gran lucha en su mente. Ella se sentía culpable por estos malos pensamientos, muchas veces derrotada. Con la ayuda de Dios, ella tuvo victoria en su mente. “No puedo evitar que las aves vuelen sobre mi cabeza, pero sí puedo evitar que hagan nido sobre ella” (Martín Lutero). Dios ve tus pensamientos y ve tu actitud hacia ellos. Si este es tu caso, te animo a que puedas compartirlo con una amiga, una mujer piadosa que te ayude en esta situación.

Ocupan lugar.

Los pensamientos tienen la capacidad de llenar nuestro corazón. Es interesante ver que la Biblia presenta al corazón como el lugar donde se guardan los pensamientos. Una y otra vez, la Palabra de Dios menciona “los pensamientos del corazón” (Dt. 15:9; 1 Cro. 28:9). El corazón es el lugar donde se asientan también nuestras emociones y actitudes.
Lo que pensamos afecta directamente lo que sentimos. Proverbios 12:20 dice: “Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; Pero alegría en el de los que piensan el bien”. El salmista expresa: “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma” 94:19. “…Mis pensamientos me turbaron…” Dn. 4:19; 7:28.

Generalmente las mochilas me duran poco y no me gustan los bolsos grandes, así que cuando tengo que salir todo tiene que caber ahí dentro. Las que son mamás de niños pequeños saben a qué me refiero. El punto es: nuestra mente no es más grande que una mochila y si sos parecida a mí, tendemos a llevarla muy apretada. ¿Elegimos cuidadosamente qué pensamientos guardamos? ¿Qué tipo de pensamientos están ocupando lugar en tu corazón? Tus sentimientos pueden ayudarte a identificarlos. Si estás desanimada o frustrada, es probable que tus pensamientos sean negativos, tal vez te cuentes a ti misma las metas que no lograste, las cosas que te faltan. Por otro lado, si piensas en la gracia de Dios, en su Palabra, si estás ocupada pensando en cómo aplicar lo que Dios habló a tu vida, tus sentimientos van a ser agradables.

Son activos.

Lo que pensamos moviliza nuestra voluntad. 1 Crónicas 28:9 me llamó fuertemente la atención, dice que Dios entiende todo “intento de los pensamientos”, la NTV dice: “todo plan y pensamiento”. Si permito que una idea se instale en mi cabeza, el plan de hacer algo al respecto viene de la mano. Por ejemplo, viste algo en la vidriera que te gustó y pensaste: “necesito eso”, aunque no lo necesitabas tanto. Si seguís pensando en eso, es probable que planees comprarlo y si tenés el dinero, seguramente lo harás. Cada día tomamos decisiones, algunas más importantes que otras pero todas comienzan con un pensamiento al que le damos lugar.
“Mi boca hablará sabiduría, Y el pensamiento de mi corazón inteligencia” (Sal. 49:3; Lc. 6:45). Los pensamientos del corazón siempre se hacen evidentes, ya sea a través de las palabras, de actitudes, de elecciones, de tu conducta. “Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos” (Is. 65:2) . Podemos andar por la vida aferradas a nuestros propios pensamientos, sin considerar los pensamientos de Dios. 1 Reyes 18:21 dice: “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.” Los pensamientos pueden paralizarnos, trabarnos en nuestra vida cristiana. El no decidir también es una decisión.

Son un molde.

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él…” (Pro. 23:7; Rm. 8:5). Podemos decir que somos lo que pensamos. Nuestro carácter va tomando la forma de nuestros pensamientos. Recuerdo las palabras de Pablo en Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”. Alguien dijo: «Siembra un pensamiento y cosecharás una acción, siembra un acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino» . No es tarde para cambiar, con la ayuda de Dios podemos renovar la mente, modificar el molde.

La Biblia dice mucho más sobre la mente y la importancia de filtrar nuestros pensamientos. Hoy consideramos estas cuatros razones: Dios ve nuestros pensamientos, y lo que pensamos afecta lo que sentimos, lo que hacemos y quiénes somos. Necesitamos un antivirus para que nuestro corazón no sea infectado con pensamientos que ofenden a Dios y nos dejen inoperantes en la vida cristiana.
David dijo: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón” (Sal. 26:2). ¿Qué tal si hacemos la misma oración hoy? ¿Estás dispuesta a dejar que el Señor «scanee» tu corazón y te muestre qué hay en él? ¿Vas a filtrar tus pensamientos? Llena tu mente con los pensamientos del mismo corazón de Dios. “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” Salmos 33:11.

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1 comentario en “Un antivirus para tu mente”

  1. Avatar

    Hermoso pensamiento, en lo personal soy una persona que piensa mucho sobre el futuro, preocupaciones, problemas, resentimientos, enojos, etc. y a veces me dejo llevar por eso haciendo que al final me sienta mal o avergonzada. Pero me dieron mucho consuelo los versículos que mencionaste, sobre todo este “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma”. Otro versículo que había leído hace poco y me dió ánimos con respecto a este tema es «…y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» 2 Co 10.5.
    Dios te bendiga, un abrazo.

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