Tener o no tener…¿esa es la cuestión?

Vivimos en una sociedad caracterizada por el tener. Desde propiedades, carreras, éxito, fama, hasta llegar al reconocimiento, son algunos estándares que van midiendo la capacidad de llegar a ser «alguien en la vida». Pero, para aquellos que una vez confiamos en Cristo como Salvador, esto no es así. Una de las cosas que más anhelamos tener es una vida piadosa. Piedad, según el diccionario, es una «virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y de compasión» . ¡Increíble!, qué hermoso sería tener una vida que refleje esta virtud.

Personalmente he conocido personas así, y me han inspirado a amar de la misma manera a Dios y a esforzarme por ser una persona así, pero muchas veces he fracasado. Comenzaba con mucho ánimo, poniéndome metas y objetivos que me llevaran a eso, y creía lograrlo, pero de nuevo, no ganaba nada, simplemente frustración. «¿Qué me pasa?», me preguntaba…»tengo todo lo que supuestamente debería tener…mi comunión con Dios, mi amor hacia él, un ministerio hermoso, una iglesia que es una bendición, mi familia cristiana…etc, etc, etc». Realmente no entendía, porque en mi lista de «chek» creía tener todo lo necesario para llegar a ser «piadosa». Y un día, encontré mi repuesta en 1 Timoteo 6:6: «Pero gran ganancia es la piedad, acompañada de contentamiento». Ahí me di cuenta que aún teniendo todo, me faltaba lo más importante: estar contenta, complacida en lo que tenía y Dios me había dado.

¿Sabes? La falta de contentamiento es la antesala de pecados como la queja, la murmuración, el desagradecimiento, la envidia, el orgullo. Y es tan imperceptible, que muchas veces se disfraza de «razones» que nos lleva a actuar de determinadas maneras. Una de esas razones es creer que si todo fuera diferente sería mejor. A mí me gusta llamarle los «y si…» de la vida. «¿ Y si tuviera una familia más piadosa? ¿Y si tuviera un ministerio que me hiciera crecer más y sentirme desafiada? ¿Y si hago lo mismo que mi mejor amiga en cuanto a su comunión, porque realmente veo que ella es feliz? Querida amiga, eso es falta de contentamiento. Otra de las razones es definir nuestra vida por los «siempre» o los «nunca». Frases como » siempre pasa lo mismo…» «nunca va a cambiar esa persona o esa situación…» O en el peor de los casos, «siempre he sido de esa manera, nunca voy a cambiar mi posición…» Sin duda son enemigos del contentamiento que nos lleva a una resignación y a un orgullo enraizado en nosotras mismas. Ante esta realidad, podemos hacer dos cosas: seguir igual y pensar que esto no nos suele pasar o, ir en busca de Dios por ayuda. Lo primero, nos llevará tarde o temprano a mayores frustraciones, pero si decidimos hacer lo segundo, es momento de ir a hablar con Dios pidiendo su perdón y rogando Su guía para estar contentas y complacidas en lo que tenemos hoy.

El contentamiento:

  • No es algo que se dé naturalmente. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa estamos en constante lucha para ser agradecidas y estar contentas con lo que tenemos en vez de quejarnos (Gálatas 5:15).
  • Es algo que se aprende (Filipenses 4:11). Y como todo aprendizaje, es una acción que requiere tiempo y disposición. Sus herramientas son la Palabra de Dios como manual de vida, la oración continua con una actitud de agradecimiento y tener acciones de contentamiento que otros puedan observar (Proverbios 15:13).
  • Es algo que tiene su fundamento en nuestro Señor Jesucristo. No vamos a poder lograrlo sin la amorosa ayuda de Él (Filipenses 4:13), sabiendo de que no tenemos nada mejor, excepto Su persona (Salmos 16:2).

¡Qué hermosa esperanza! ¡Este es nuestro desafío! Tener un corazón lleno contentamiento aún en las circunstancias difíciles que podamos transitar. Comencemos hoy y que este día pueda ser él comienzo de muchos más haciendo la diferencia en nuestra vida primeramente y en la vida de aquellos que nos rodean, para la gloria de Dios.

Síguenos o comparte en:

1 comentario en “Tener o no tener…¿esa es la cuestión?”

  1. Avatar
    Ludueña Blanca Fabiana

    hola hermanas!! bellísimo el devocional!! me encantó y me fue de mucha bendición. Dios las siga usando para enriquecimiento de su obra y para Su Gloria.
    Cordiales saludos.
    Blanky

Responder a Ludueña Blanca Fabiana Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *