«No pienses en eso, ya va a pasar», «Tranquila no estes tan nerviosa, te va a hacer mal», «Piensa en positivo», «Si repetís estas afirmaciones en tu cabeza te sentirás mejor». Estas frases y muchas más suelen ser común en estos últimos tiempos, tal vez las escuchaste o dijiste muchas veces… personalmente las escuché y las dije.
Solemos no saber qué hacer con lo que se nos pasa por la cabeza y mucho menos con nuestras emociones.
Si sentimos tristeza, ansiedad o enojo solemos desesperarnos, queremos dejar de sentirnos así y hasta le pedimos a Dios que nos ayude a dejar de sentirnos de esa manera.
Y ese es uno de los mayores errores que cometemos, querer “sacarnos de encima” nuestras emociones.
Entonces… ¿qué podemos hacer?
Veamos en La Biblia el ejemplo de Jesús, en Mateo 26:36 al 46, tomate un tiempo para leerlo.
Jesús antes de ir a la cruz se aparta para orar con sus discípulos. Cuando llegan a Getsemaní Jesús les dice: «Mi alma está muy triste hasta la muerte, quedaos aquí y velad conmigo», ¿qué hace Jesús con lo que estaba sintiendo?
- Reconoció sus emociones
- Las puso en palabras (“Estoy triste”)
- Le contó a sus amigos y pidió que oren por Él
- Corrió de rodillas al Padre.
El mismo hijo de Dios antes de ir a la cruz se sintió triste y angustiado. Jesús sabe lo que es sentirse así, Él nos conoce y nos comprende mejor que nadie. ¡No vayamos al lugar equivocado! no dependamos de relaciones, amistades, cosas materiales, logros académicos o laborales, incluso ministeriales para intentar sentirnos mejor; corramos a Dios, como Jesús lo hizo; DIOS ES NUESTRO LUGAR SEGURO.
Entonces cuando sientas alguna emoción intensa, no quieras sacártela de encima, porque: “lo que se resiste persiste”.
Nada mejor que hacer lo que Jesús hizo: darme cuenta cómo me siento, ponerle un nombre, contárselo a una persona de confianza y buscar la ayuda de nuestro Dios en oración.
Dios te bendiga con estas palabras de ánimo.