¡Libre de culpa!

Era un Domingo muy calurosos en mi ciudad, Santa Fe – Argentina, fuimos a la iglesia como cada domingo, y llegamos bien temprano. Hannah, mi niña de casi dos años, corría sin parar por todos lados y obviamente, yo detrás de ella. Empezó a sonar una melodía muy hermosa, yo no conocía esa canción, y entonces presté especial atención a la letra que decía así: “Aleluya, sea al que me libertó, Aleluya de la muerte me arrancó, las cadenas quebrantó, en su nombre hay salvación, mi esperanza está en Jesús”. Hannah se cansó de correr y nos sentamos un rato, en ese momento empecé a ver cómo poco a poco la iglesia se llenaba, observé a cada persona que entraba, lágrimas empezaron a caer por mis mejillas al verlos ya sin culpa delante de Dios. Conocía a cada uno, ya no eran señalados, despreciados, ni juzgados. Entró una de las jóvenes que hace mucho tiempo no veía, con su mamá y hermanas, se la veía muy sonriente, traía a su familia a conocer al Dios que la liberó de las cadenas que la ataban. Ella había ejercido la prostitución, consumido alcohol y drogas desde muy pequeña. Luego miré mi vida, mis miserias, mi pecado, que GRACIA tan grande la que me salvó. Nos miramos con esta joven de manera profunda y me dijo: “YA SOY LIBRE”.

La CULPA es una emoción humana que llega a nuestras vidas para darnos información, y luego debería retirarse. La Psicóloga Christine Padesky (Directora del Centro de Terapia Cognitiva de Newport Beach- California) dice que: “Tendemos a sentir culpa cuando hemos violado reglas que son importantes para nosotros o cuando no hemos cumplido con los objetivos que nos hemos propuesto”. Me imagino que más de una vez te sentiste así. Como siempre digo cuando hablo sobre emociones, no está mal sentirlas, el punto está en lo que hago con esto que siento.

Para encontrar respuestas Bíblicas sobre cómo lidiar con la emoción “culpa”, te invito a mirar un poco la vida del Rey David. En 2° Samuel 12:1-25 se relata el momento en el que el profeta Natán confronta a David con su pecado.

“¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías Heteo heriste con espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón” (v. 9).

David había tomado a una mujer que no era suya y luego enviado a matar a su esposo. Dios conocía este pecado, no estaba oculto para Él, y sin dudas David era culpable por lo que había hecho. El versículo 13 es precioso:

“Entonces dijo David: pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David. El Señor ha quitado tu pecado, no morirás” (v. 13- LBLA).

Tal vez, en este capítulo no podemos terminar de comprender cómo se sentía verdaderamente David con todo esto que le estaba pasando, recordemos que tenían un hijo con Betsabé, y Dios le dice que por su pecado ese hijo moriría. ¡Qué mezcla de emociones habrá sentido David en ese momento! Culpa por su pecado, tristeza y miedo tal vez. ¡Cuántas veces nosotras nos sentimos así, en un torbellino de emociones! Para tratar de profundizar un poco más de cómo se sentía David vamos a leer Salmo 32:1:

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado”.

David comienza diciendo: BIENAVENTURADO, que quiere decir super feliz. Pero que interesante, justamente David no estaba pasando un momento feliz, ¿Por qué se llama bienaventurado? Algo que aprendí es que no siempre la persona bienaventurada goza de una situación feliz, pero David sí podía estar feliz a pesar de lo que le había sucedido. Su hijo muere, y con esta perdida, sin duda vino mucho dolor, pero él sabía que el resultado iba a ser bueno, porque Dios estaba en medio de todo esto. Lo que lo hacía feliz aún en medio de la pérdida tiene que ver con lo que sigue después. Su pecado había sido perdonado y mucho más que eso, su pecado había sido cubierto. Esta expresión “Cubierto su pecado” aparece también en otros lugares del Antiguo Testamento relacionado a cubrir la desnudez. Pensaba que la desnudez se relaciona mucho con vergüenza. El pecado, cuando lo reconocemos da vergüenza. No sé exactamente con qué pecado estas luchando o cuanta culpa sientes por lo que hiciste, pero hoy quiero recordarte que Dios puede cubrir tu pecado, que nada tiene que ver con encubrir, sino que esto hace referencia a tapar tu vergüenza. ¡Qué dulce es nuestro buen Dios!

Sigamos mirando el Salmo 32, ahora leamos el versículo 2:

“Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño”

En este versículo, la palabra Iniquidad, se refiere a una ofensa contra la Ley de Dios que merece castigo porque va en contra de su santidad. A pesar de la seriedad con que Dios trata la iniquidad, Él está dispuestos a perdonarnos. La expresión “Jehová no culpa de iniquidad” en palabras muy sencillas quiere decir: “ya no te señala con el dedo”. Tal vez estas luchando con este sentimiento de culpa, quiero que sepas que podés sentirte nuevamente feliz y libre, porque Jehová no te señala solo extiende sus manos para perdonarte.

Desafío final:

Para finalizar, te dejo tres pasos simples para saber qué hacer cuando sientas culpa:

  • Confiesa tu pecado. El Salmo 32:5 dice:

“Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones y tú perdonaste mi maldad”.

Confiesa tu pecado delante de Dios, pone en palabras lo que hiciste buscando una referente espiritual a quien puedas contarle con lo que estas luchando.

  • Humíllate ante el Señor. Salmo 51:17:

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh, Dios”.

  • Crece en fe. Lucas 17:5:

“Dijeron los Apóstoles: Señor Auméntanos la Fe”.

La vida cristiana empieza en fe y continúa en fe hasta que lleguemos a nuestro hogar celestial. ¿Por qué necesitamos fe para superar la culpa? Porque tengo que creer que Dios colocó sobre Jesús nuestras iniquidades, creer que Dios puede limpiarme, restaurarme y darme un nuevo comienzo. Una vez escuche esto: “Dudar de su Perdón es llamar insuficiente la Obra de Jesús en la Cruz”. David creía que Dios podía limpiarlo, crear en él un corazón limpio y renovar en él un espíritu recto (Salmo 51:10), por eso se lo pedía porque en Fe creía que Dios podía y quería hacerlo.

Que nuestra oración sea: “Señor auméntanos la fe, confieso mi pecado (decirlo con nombre y apellido) y recibo tu dulce perdón” Amén.

Síguenos o comparte en:

1 comentario en “¡Libre de culpa!”

  1. Avatar

    Muchas gracias por este devocional . La verdad me ayudó un montón porque hace un par de días me he sentido así y sin haberlo leído antes este devocional aplique las 3 cosas que uno debe hacer ante el sentimiento de culpa . Pero igualmente estoy agradecida a Dios por tu vida y porque Dios te dio las palabras justas para bendecir mi vida .

Responder a Zaira Brogna Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *