La necesidad de sostén

1 TESALONICENSES 5:14 “QUE SOSTENGAÍS A LOS DÉBILES”

No sé si alguna vez lo experimentaste, pero suele pasar que algunas personas sienten debilidad física en algunas oportunidades y esto puede deberse a múltiples factores.

Durante varios años yo me sentí físicamente así, hasta el punto de acostumbrarme a ello. Me levantaba a la mañana, después de haber dormido durante toda la noche, pero sentía que no era suficiente, me sentía cansada la mayor parte del día y sin fuerzas. Recuerdo estar frente al médico cuando me pidió describir mis síntomas y las palabras que salieron de mi boca fueron: ¡Me siento débil!

Lo interesante de esto fue, que, durante todo este tiempo, al no saber que mi debilidad era producto de una enfermedad, algunas personas desestimaban mis síntomas e incluso no lograban ponerse en mi lugar, a tal punto que pretendían que yo llevara el mismo ritmo que los demás. Gracias a Dios, mi historia no termina ahí. Después de algunos estudios médicos me diagnosticaron hipotiroidismo, sumado a una anemia aguda. Comencé a recibir el tratamiento indicado y poco a poco me fui sintiendo mejor.

En términos médicos la debilidad no es directamente una enfermedad, sino que es un síntoma de algo. Sin embargo, cuando Pablo menciona a las personas débiles en 1 Tesalonicenses no está haciendo referencia a una debilidad física, sino a una debilidad espiritual, lo cual reflejaba un síntoma de falta de crecimiento espiritual.

Pero ¿qué significa débil?

Si buscamos en el diccionario, el significado de la palabra es: Persona o cosa que tiene poca fuerza o poca resistencia. Por otro lado, una definición bíblica podría ser falta de vigor, debilidad, enfermedad, estar sin fuerzas, estar enfermo.

Podemos pensar que lo contrario de alguien débil es alguien fuerte. Y es así como el apóstol Pablo en Romanos 14 y 15 también hace referencia a este tipo de personas y exhorta a que los más fuertes, en lugar de emitir cualquier tipo de juicio, sostuvieran y consideren a los débiles.

“Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles, en vez de hacer lo que nos agrada.” (Romanos 15:1 NVI)

 Lejos de rechazarlos, los fuertes tenían que renunciar a todo lo que pueda ser ocasión de tropiezo para los débiles y él era el primero en ponerlo en práctica.

“Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos”. (1 Co 9:22 NTV).

Pablo, logró ponerse en los zapatos de los débiles con el propósito de ganarlos para Dios.

¿Quiénes son débiles?

Débil no se refiere a el que tiene una fe insegura o a alguien indeciso, sino al cristiano sincero, pero inmaduro, que carece de discernimiento suficiente en situaciones de carácter práctico.

Y ¿A quién se referirá Pablo cuando habla de personas fuertes?

Otra vez, cabe aclarar que no se trata de fuerza física, sino que hace referencia a aquellos maduros en la fe o con discernimiento suficiente para saber cómo hay que conducirse en cada caso.

En varios pasajes del Nuevo Testamento Dios nos enseña a saber cómo debemos tratar este tipo de personas y cómo ministrarlas, así que no tenemos excusa. Tal vez estés pensando: “No, yo no puedo tratar a estas personas, no tengo paciencia, ¡me desesperan!” Pero déjame decirte que servir a los débiles, no es solo para aquellos con temperamento tranquilo o sereno, es para todo aquel que tiene discernimiento en su Palabra, independientemente de su carácter.

Entonces ¿Cómo podemos ministrar a las personas débiles?

Dios nos pide SOSTENERLAS. Fíjate que NO DICE: exhórtalas, corregilas, retalos, apúralos, exigiles, etc. ¿Tenes en mente la experiencia que conté al principio? Muchas personas que, por supuesto ignoraban mi enfermedad, pretendían que yo siguiera el ritmo de los demás, pero por más que me lo exigieran y que yo tuviera toda la voluntad, no podía, no tenía la fortaleza para hacerlo. Eso no significaba que nunca iba a ser capaz de lograrlo, sino que en ese momento necesitaba de personas que me ayuden. 

La palabra “sostener” bíblicamente significa adherirse, apegarse, sostener firme. Si tomamos el ejemplo de las plantas, cuando una de ellas se encuentra débil o es recientemente trasplantada se le coloca un tutor firme adherido a ella mediante el uso de alguna soga. De esta manera puede crecer fuerte, sana, erguida y saludable.

¿Te das cuenta? No se trata de aguantar a estas personas, tampoco se trata de hacer las cosas por ellas, sino de estar al lado, acompañarlas, no dejarlas solas para que PUEDAN CRECER.  ¡Qué hermoso! El objetivo de sostenerlas es que puedan crecer. No sería saludable que esa debilidad esté ahí para siempre, lo natural es que después de un período de tiempo esa persona, que hoy es débil, crezca y se fortalezca, es decir que llegue a ser madura espiritualmente.

Leyendo sobre este tema, me encantó una ilustración que encontré sobre una niña que iba cargando a su hermano menor y alguien le preguntó: “Querida, ¿No es una carga demasiado pesada ese niño para vos?”. A lo que ella respondió: “NO ES UNA CARGA, ES MI HERMANO”.

Este tipo de personas no deben convertirse en una carga para nosotras. Cuando las miramos como Dios las ve, como a un hermano en Cristo, todo cambia.

Para terminar, te pregunto: ¿Se te viene a la mente el nombre de alguna persona que necesite sostén espiritual?

Una forma de empezar a poner en práctica todo esto es preguntarnos:

– ¿Cómo vemos a quienes parecen débiles? Quizá debamos cambiar nuestro punto de vista. En lugar de ser demasiado críticas, menospreciarlas y comenzar a juzgarlas, podemos proponernos ayudarlas a crecer hacia la madurez (Ro 14:10).

– ¿Qué puedo hacer para sostener a mi hermana débil? Puede haber muchas formas para “apegarse o estar al lado” pero principalmente se me viene a la mente el hecho de pasar tiempo y compartir con ellas y para eso tenemos que ser intencionales en hacerle una visita o una llamada frecuente, por ejemplo.

Te animo a que cuando ministres a estas personas recuerdes siempre ¡pueden crecer!

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