La envidia en el servicio

Estamos acostumbrados a tomar con ligereza ciertas palabras, y usarlas en forma de bromas; así, muchas veces, cuando alguien obtiene algo que nosotros anhelamos mucho, le decimos riéndonos: Como te envidio! Y realmente es una broma, porque éste, es un sentimiento que, si verdaderamente lo tenemos nunca lo expresaríamos abiertamente.

La envidia es uno de esos pecados que tratamos de ocultar, y que surge de la comparación con otra persona en términos carnales y no espirituales. Digo esto, porque aunque nuestros deseos sean tener lo que otro hermano tiene para  hacer la obra, material o espiritualmente hablando , estoy dejando de lado la Soberanía de ese Dios al que quiero servir, y que es quien da a todos según su voluntad.

La envidia no tratada al comienzo como pecado y confesada, nos lleva a otros pecados, en una pendiente acelerada, hipocresía, mentira, agresión o animosidad;  tratar de perjudicar a aquella persona que es blanco de nuestros sentimientos de envidia.

Características de la envidia

  • Actúa para mal, busca perjudicar sin razón Genesis  26:14,15
  •  Lleva a malas decisiones Genesis 30:1 ,2,3
  •  Daña relaciones muy cercanas  Genesis 37:11
  •  Consume por dentro Job 5:2 Proverbios 14:30

Así, como uno puede envidiar lo que otro tiene, es o hace, también puede ser receptor de ese mismo sentimiento por las mismas razones, por lo que tenemos, por cómo somos o por lo que hacemos. Si nuestra vida está sujeta al Señor y tratamos de agradarle en todo, muchas veces resulta muy difícil de comprender porque otros que pueden estar en mejor posición puedan envidiarnos a nosotros. Pero es que la envidia, como todos los pecados, no tiene una justificación más que la propia concupiscencia de cada uno.

Veamos por ejemplo dos pasajes muy llamativos:

Proverbios 27:4 ¿Quién podrá sostenerse delante de la envidia? Soportar la presión y la ostigación de alguien que me envidia es más difícil que manejar otros pecados como menciona el contexto, la ira y el furor, porque como dijimos antes, va asociada con hipocresía y disimulo.

Mateo 20:15

En este capítulo vemos el hermoso relato de los obreros de la viña. Todos fueron contratados por el mismo dueño con los primeros convino un precio, y con los siguientes, solo les prometió que les daría lo que el consideraría justo. Al llegar el momento de la paga todos recibieron lo mismo y la queja vino de los primeros que habían convenido un precio, que, por otra parte recibieron. Y allí aparece esta maravillosa, profunda y calma respuesta del dueño: “¿No me es licito hacer lo que quiero con lo mío? O tienes tu envidia porque yo soy bueno?”

1)  A veces hacemos lo bueno, y las personas nos envidian sin razón aparente y en realidad envidian lo que ellos no podrían hacer

2) A veces nosotros somos los que nos quejamos, y en el fondo de nuestro corazón envidiamos a esa persona por tener la capacidad espiritual de vivir o hacer algo que yo no haría.

3) Y por último, y lo más grave, muchas veces tenemos envidia de los beneficios de algún compañero, sin considerar que el Dueño Soberano da a todos según su criterio justo y acabamos cuestionando la bondad de Dios.

Conclusión              

  • Es una obra de la carne Gálatas 5:21
  • La mala doctrina la promueve I Timoteo 6:4
  • Destruye la comunión entre hermanos  II Corintios 12:20
  •  Es un móvil carnal para predicar el evangelio Filipenses 1:15

Aplicación

En Tito 3:3 nos describe como éramos antes de conocer a Cristo “…viviendo en malicia y envidia….pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador y su amor…nos salvo…”

I Corintios 13:4 “ …el amor….no tiene  envidia…” Creo que no hay nada más que argumentar, vivir envidiando es algo de nuestro pasado, es una manifestación de la carne, es carcoma en nuestras vidas, divide la comunión de los hermanos, daña personas, y nos lleva al final a dudar de la soberanía y bondad de  Dios.

Algunas veces podemos engañarnos pensando que envidiamos las capacidades de cierta compañera de ministerio porque queremos ser como ella para hacer mejor la obra de Dios.¿Quieren saber si alguna vez me sucedió? Si, en los comienzos del ministerio, ¿Cómo lo solucioné? Rápidamente, porque me di cuenta que yo iba a lograr ser útil al Señor siendo cada día más parecida a Cristo, y no a una persona u otra, y esa fue mi ocupación desde ese momento. ¿Quién era esa persona?…….eso lo dejo para otro momento….Que el Señor las bendiga y les de sabiduría.

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