La Diligencia en el Creyente

Romanos 12 nos muestra una lista de cualidades que demuestran una vida llena del Espíritu Santo.  En otras palabras, son deberes del cristiano o conductas requeridas del creyente.  Pablo los une bajo cuatro categorías: el deber personal, el deber familiar, el deber hacia otros, y el deber hacia los que nos consideran enemigos.

Nosotras, hoy, nos vamos a enfocar en la primera parte del versículo 11. 

 “En lo que requiere diligencia, no perezosos.”          

 Perezosos. Tenemos días que nos sentimos así, ¿no es cierto? Nos faltan las ganas, la energía, la motivación…YO, ciertamente tengo días así.  Pero una cosa es SENTIRSE así por un día, comparado con tener el HÁBITO diario de no tener ganas de hacer algo, de no ocuparme o de que no me importe. Sentirse así le puede pasar a cualquiera, pero al dejar que nos gobierne ese sentimiento, que nos tire para abajo y entrar en la vagancia, eso no esta bien. En ese caso, realmente tendría que evaluar mi corazón y mi relación actual con el Señor.     

Para entender lo que significa diligencia, debemos tener en claro que esto abarca a Dios, a uno mismo, y a los demás. 

La diligencia con Dios significa cumplir los compromisos con Él en nuestras oraciones, promesas, mandamientos, etc.  La diligencia con uno mismo significa ser activo, no caer en la inactividad, con metas fijas y cumpliéndolas a tiempo.  La diligencia con los demás significa poner entusiasmo en las acciones que se realizan con y para ellos.  Se trata de la responsabilidad a un compromiso, cumpliéndolo con prontitud y esfuerzo.  En el versículo que estamos viendo hoy, la diligencia se refiere a la última, nuestra diligencia hacia otros. La diligencia es una virtud cristiana en cuanto al trato con otros.      

Gálatas 6:10 dice: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”  “Los de la familia de la fe” se refiere a todos los que son salvos. Somos una familia porque somos hijos de Dios, somos hermanos. El preocuparse por otros creyentes es una obligación especial para los hijos de Dios, no es opcional. Debemos estar preocupándonos por nuestros hermanos en la fe, y sabemos que, al servir a otros, estamos reflejando a Cristo, que es el mayor ejemplo de esto. “Según tengamos oportunidad”. Oportunidad es una palabra griega que se refiere a un periodo de tiempo fijo y particular, y no a momentos ocasionales.  La idea de Pablo es que la vida entera del creyente provee el privilegio de servir a otros en el nombre de Cristo. Toda nuestra vida está llena de oportunidades de ayudar a otros, pero depende de nosotros aprovechar estas oportunidades.  Nuestro amor hacia otros hermanos es una prueba de nuestro amor a Dios.      

Eclesiastés 9:10 dice: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” Salomón agrega un nuevo punto de vista aclarando que la vida es corta, por lo tanto, uno debe aprovechar las oportunidades que tiene y utilizarlas al máximo para servir a Dios. Cada persona tiene una tarea particular para realizar, y esta, debe ser completada en esta vida. Una vez que termina nuestra vida, no volveremos a tener estas oportunidades ni otras.  

MacArthur en su Biblia de estudio dice esto del versículo 11: “Lo que sea que vale la pena hacer en la vida cristiana es suficiente valioso para ser cumplido con entusiasmo y cuidado.”

Tenemos solo una vida para hacer que valga la pena.  ¡Que valga para Cristo y la eternidad! Y si lo hacemos para Cristo ¿cómo no vamos a entusiasmarnos?  ¿Cómo no lo vamos a hacer con alegría? Y vale la pena, tiene valor, tiene valor eterno. ¿Qué mejor que eso?

2 Tesalonicense 3:13 dice: “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.” Aquí los cristianos que trabajaban mucho se estaban cansando de sustentar a los vagos, y estaban listos para dejar de ayudar; de dejar toda caridad.  Pablo les recuerda que los que están realmente necesitados aun requerían ayuda y que no debían ser negligentes hacia ellos. No te canses de hacer lo correcto, porque lo estás haciendo para el Señor, no para los hombres. Esa debe ser tú motivación.

Proverbios 18:9 dice: “También el que es negligente en su trabajo es hermano del hombre disipador.” O sea, dejar un trabajo por la mitad o haberlo terminado de forma precaria es lo mismo que destruirlo. 

Efesios 5:15-16 nos advierte: “Mirad, pues, con diligencia como andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”  ¡Ten Cuidado! Ciertamente los creyentes deberían evitar comportarse como necios y aprovechar bien el tiempo. ¿Cómo? Usando nuestro tiempo en la tierra para cumplir los propósitos de Dios, acomodando cada oportunidad para alabanza y servicio útil. No olvidando que la vida es corta y muchas veces las oportunidades no vuelven. 

Para algunos es natural ver las necesidades de los demás y a otros les cuesta.  Sabes, tomar un día a la vez para ayudar a otros, abrir mi panorama, empezar a tomar acción me ayudará a ver la necesidad. Al principio requiere un esfuerzo de mi parte, pero al comenzar a hacerlo con regularidad, eventualmente llegará a ser un hábito en mi vida. Si, no debo ser perezosa, debo ser diligente.

La definición de diligencia dice: Que se hace con interés, esmero, rapidez y eficacia en la realización de un trabajo o en el cumplimiento de una obligación o encargo. Con interés en lo que estoy haciendo y en la persona para quien lo estoy haciendo. Con esmero, porque lo que hago, lo hago para el Señor. Con rapidez, porque estoy invirtiendo mi tiempo en aquella tarea. Con eficacia, porque lo que hago, lo quiero hacer bien no solo por cumplir, sino para traer la honra y la gloria a Dios. 

Ser diligente hacia otros con mi tiempo, con mi esfuerzo, con mis bienes, con mi amor, es un modo de ejemplo del amor de Dios para con Sus hijos. Como cristiana, quiero ser cada vez más parecida a mi Dios, quiero comportarme como Él quiere.  No soy perfecta, de hecho, estoy bastante lejos de serlo, pero el Señor me quiere usar para fortalecer Su familia y esparcir Su Palabra. Me quiere usar a mí y te quiere usar a ti. Somos herramientas útiles para Su obra. 

¿Hoy es uno de esos días que te cuesta? ¡Anímate! ¡Cristo te ama y te quiere usar hoy!

¿No estás segura dónde comenzar? ¡Levántate!  ¡Mire a tu alrededor y deja que el Señor te dé una oportunidad hoy!

¿Te faltan fuerzas? ¡Esfuérzate! El Señor da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. (Isaías 40:29)

Que ese sea nuestro nuevo modo: ¡En lo que requiere diligencia, no perezosos!

 

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