La consejería

A mis 19 años hubo una misionera muy querida, que estuvo dispuesta de dedicarme tiempo y hacer juntas un discipulado. Cada semana cuando nos juntábamos había un café o un jugo de por medio y un tiempo precioso de desafíos y enseñanza de la palabra de Dios. Ella no solo me enseñaba con la teoría sino me desafiaba a aplicarlo, mostrándose ella misma con ejemplo.  Disfrutaba charlar con ella y contarle mis decisiones y escuchar su consejo. Al mismo tiempo me desafió a obedecer el mandato de Jesús de evangelizar y hacer discípulos.

Al empezar a involucrarme en el discipulado descubrí que no solo sería el invertir tiempo en alguien y enseñarle las verdades bíblicas, sino también empezar a tener un oído abierto a las necesidades de las personas con las que uno se involucra. Cada vez creció más el deseo de poder aprender y crecer espiritualmente para luego poder ayudar a otras mujeres con sus luchas, pruebas y dudas.

Seguramente tú como líder te enfrentas semanalmente con chicas que vienen a pedirte un consejo desde que carrera estudiar, o si ponerse de novio con tal chico, o que hacer ante una situación difícil en el hogar, etc.

Al escuchar las historias, las pruebas y luchas de las chicas, a veces me quedo sin saber que contestarles. Muchas de ellas necesitan saber y ver que hay alguien quien las ama y que esta dispuesta a escuchar sus necesidades. Pero lo segundo es poder darles una palabra de animo y aliento para la situación que están viviendo. Lo que realmente puede hacer un cambio en la vida es que conozcan a Cristo como Salvador y luego usar la Biblia como fundamento para las inquietudes. Ya que ella es la única que nos puede alumbrar el camino (Salmo 119:105).

Jesús dedicó tiempo a las personas, las vio como ovejas sin pastor, se ocupó de ellas, las escuchó, sanó sus heridas y sabía a cada uno darle la respuesta correcta a su inquietud. Jesús empezó discipulando a 12 hombres, a los cuales después les confió el mismo ministerio.  Jesús animó a Pedro a cuidar (apacentar y pastorear) de su ovejas leemos en Juan 21:15-18. La idea es de saber que necesidad tiene cada oveja y poder darle lo que necesita.

El apóstol Pablo animó al joven y su amado discípulo Timoteo en lo siguiente:

  1. “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido” 2 Timoteo 3:14 Antes de poder cuidar de otros y ayudarlos es necesario que nosotras podamos estar firmes en la fe y en lo que creemos. Ten mucho cuidado de como vives y de lo que enseñas. “Mantente firme en lo que es correcto por el bien de tu propia salvación y la de quienes te oyen. 1 Timoteo 4:16” NTV. También le dice: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”. 1 Timoteo 4:12. Es necesario tener una relación personal con Dios y una comunión diaria creciente para poder entonces tener una base firme en lo que se cree y así poder vivir lo que uno cree y entonces puedes encaminar también a otros. Mateo 15:14 nos advierte Jesús: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”. Que nosotras no pretendamos enseñar algo a otros que nosotras mismas no hemos aprendido y aplicado.
  2. “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2:15 Has tenido algún momento en tu vida que te presentaste a algún examen sin haber estudiado y has tenido que salir avergonzada del aula dándote cuenta que era necesaria la disciplina en la preparación para poder aprobarlo. Lo mismo nos pasa en la vida cristiana. Algo muy importante es que salgas aprobada en tu propia vida, y así podrás ser de influencia para otros. Para lo cual tienes que: “Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro”. 2 Timoteo 2:22 NTV. Es necesario que nosotras vivamos vidas limpias para así ser un canal de bendición y de edificación con el consejo que le demos a las demás. “Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra”. 2 Timoteo 2:21 NTV.
  3. “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. 2 Timoteo 4:2 Pablo anima a Timoteo a usar su tiempo en ayudar a otros. También nos dice que hay 3 tipos de personas en nuestras iglesias: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos”. 1 Tesalonicenses 5: 14
  • No te unas a los ociosos, amonéstalos.
  •  No grites a los de poco ánimo (tímidos). Es difícil distinguir entre pereza y temor. Dos personas pudieran no hacer nada, uno porque es ocioso y el otro por temor a cometer errores.
  • Sostener a los débiles, ya sea por falta de crecimiento en la fe o por estar pasando una prueba muy dura.

La clave para ministrar es paciencia para con todos y sensibilidad: captar la condición de cada persona y ofrecer el remedio apropiado para cada situación. No puedes dar ayuda efectiva hasta que no conozcas el problema. No puedes aplicar el medicamento hasta que no sepas donde esta la herida. Es necesario que estudiemos y nos preparemos para poder ayudar a otros.

Que podamos decir junto con Pablo 1 Timoteo 1:12“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”.  Por nuestros propios méritos no lo merecemos, no tenemos nada especial. Pero que hermoso el privilegio de podernos ocupar de niñas, chicas y mujeres, velar por sus necesidades, tener un oído atento a su voz y poder transmitirles el amor del Señor a través de palabras y hechos.

¿Tienes tu a una mujer espiritual a quien pedirle consejo? ¿Eres tú esa persona a la cual una persona puede acudir para consejo bíblico y práctico?

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2 comentarios en “La consejería”

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