Quiero ser totalmente honesta con vos; Cuando me comprometí a escribir este devocional, realmente creía que era una persona honesta; creía que la honestidad en mi vida no era una lucha, pero me di cuenta que sí. Este tiempo de estudio ha sido un tiempo para confrontarme con la Palabra de Dios, darme cuenta que lo que había en mis pensamientos, muchas veces no concordaban con mi accionar. ¿Te pasa? ¿Vives momentos en que dentro de tu mente gana más la carne que lo espiritual?
“En esto pensad”, siempre buscamos personas que sean honestas para que estén cerca nuestro, y lo vemos reflejado a través de su accionar, pero no sabemos si sus pensamientos son correctos. Vemos a una persona honesta cuando coincide la apariencia con la realidad. La honestidad me llena de honor, me hace una persona digna, es una virtud. Podemos relacionar esta palabra con sinceridad e integridad.
“…todo lo honesto, todo lo justo, …” Filipenses 4:8
“Una persona honesta es aquella que procura SIEMPRE anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones. Y alguien justo obra de acuerdo a la verdad y da lo que corresponde.”
Me llamó muchísimo la atención que estas dos definiciones tenga como palabra fundamental VERDAD; justamente, la primera cualidad que este versículo nos expresa que debemos hacer: pensar en lo verdadero. Vemos también el propósito de Dios en darle la sabiduría a Pablo para que lo exprese de esta manera, entendiendo lo que es verdadero, podemos cumplir también con estas dos cualidades en nuestra manera de pensar. Pero, también me gustaría destacar la palabra “TODO”, claramente excluye a todo lo que no sea honesto y justo. Todo es absolutamente todo. Nuestros pensamientos son una lucha continua, esta puede durar segundos o muchísimo tiempo. Tenemos la oportunidad de ser deshonesta en un montón de cosas, y claramente comienza ahí en nuestro pensamiento hasta llevarlos a la acción.
Te pido que mientras lees este devocional, seas totalmente honesta.
“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.” Salmo 19:12-13
En estos versículos vemos a David con una lucha interna, la cual era invisible, pero también oculta. Tenemos pensamientos que son guiados por nuestra carne, pensamientos que son pecaminosos a causa de nuestra naturaleza. ¿Tú también los tienes? RECUERDA: SEAMOS HONESTAS. ¿Cuántas veces este tipo de pensamientos nos controlan, y actuamos EQUIVOCADAMENTE? David le pide a Dios que lo preserve, que evite cualquier tipo de daño que la soberbia puede ocasionar hasta dominarlo.
El mismo Pablo batallaba con su naturaleza,
“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:22-24
Un hombre que estaba totalmente comprometido con el Señor era Pablo, pero con una verdad, era un hombre pecador como vos, como yo. Muchas veces creemos que, por ser hijas de Dios, por estar comprometidas con Él, por tener un tiempo de devocional diario, nos hace exentas de esta lucha, actuamos muchas veces porque creemos que es lo correcto, porque ya nos es fácil aparentar que esta todo más que bien, pero ¿Qué de nuestros pensamientos? La batalla es real, quizás no la podamos palpar, pero existe.
- Identifica tu enemigo. Así como Pablo entendía su lucha, la carne siempre va a jugar en contra.
- Visibiliza tus pensamientos. Todo pensamiento que no es acorde a la Palabra de Dios no es espiritual. Filipenses 4:8, todo lo que esta exceptuado en este versículo es pecado. ¿Tienes pensamientos ocultos que son diferentes a la imagen que aparentas frente a otros? ¿Se sentiría incómoda la persona que tenés al lado al conocer los pensamientos que pasan por tu mente a diario?
- Rinde cuentas con honestidad. Busca una amiga, una compañera, cuéntale cuáles son tus luchas, no solo las que se pueden ver sino también esas que son ocultas y que solo están en tus pensamientos (Proverbios 28:13).
- Lleva cautivo tus pensamientos. Gana la batalla, y toma como prisioneros tus pensamientos en obediencia a Cristo, llena tu mente con el conocimiento de la Palabra de Dios (2 Corintios 10:5).
- Vive en libertad. “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado.” Romanos 7:25. Pablo en el versículo anterior pregunta ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? La respuesta es Jesucristo. ¿Vives el evangelio aun en lo oculto?
Lutero escribió “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero es muy distinto permitir que construyan un nido en nuestro cabello.”
Los pensamientos vienen, es algo que nunca vamos a poder evitar, pero tenemos la capacidad para detenerlos, renovarlos y no permitir que vayan más allá y construyan un pecado del cual nos vamos a lamentar.
¿Llevas una vida íntima de integridad? ¿Decides cada día estar del lado de la verdad y honestidad? Permite que el Espíritu Santo controle tu mente, controle tu vida, llénate de Él. ¡Es hora de ser totalmente honesta!
Pensar en todo lo justo quiere decir que debes pensar y proceder siempre dentro de Su voluntad, debes vivir teniendo en cuenta qué es lo que le agrada a Dios, debes ser fiel al cumplimiento de su Palabra y lo que ella te demanda como hija. El hecho de permanecer en un pensamiento justo nos va a conducir tarde o temprano a tener una conciencia limpia y así poder llegar a ser dirigidas por el Espíritu Santo. Piensa en todo lo honesto y no te olvides de pensar también en todo lo justo.
Siempre sobre la Roca.