Dos caras, una moneda ¿Qué estas ocultando?

Hoy hablaremos sobre un pasaje sumamente conocido, con una de las declaraciones que muchos de nosotros hemos escuchado y usado: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. Mientras meditaba en estos versículos de Mateo 22:15-22 le pedí en oración al Señor que me hablara, te animo a que hagas lo mismo. Lo primero que vino a mi mente fue cada mensaje que he escuchado a lo largo de todos mis años como creyente, acerca de: Las responsabilidades civiles, la maldad de los fariseos, o cómo el Señor respondió a una trampa, casi perfecta.

Lo segundo que Dios trajo a mi memoria fue Santiago 1:23-24. Me hizo recordar que la Palabra de Dios es como ese espejo que refleja nuestro rostro, que debemos considerarnos a nosotras mismas y no olvidar lo que vemos y debemos cambiar. Así que te invito al meditar en esta porción a que no pienses en sus protagonistas, ni en el dilema, sino en tu vida; así lo hice yo.

Era un lunes de esos que parece que todo lo que debemos hacer, por más simple que sea, se complica. Necesitaba comprar algo de urgencia y en efectivo. De mi cartera saqué la billetera, estaba pesada, segura de mis recursos la abrí. Me llevé una gran sorpresa y no de las buenas. ¡Estaba vacía! Pero ¿por qué pesaba tanto? Abro el compartimiento que tiene cierre y allí había una considerable cantidad de monedas. Pensé en las monedas y las similitudes que podemos tener con ella. Tristemente, más veces de lo que queremos admitir. Por ejemplo, al igual que las monedas, solemos tener dos caras:

1) De un lado tenemos las manifestaciones de lo que decimos y hacemos

2) Del otro lado tenemos las intenciones que nos motivan

Veamos a los personajes de este relato

Sus compañías reflejaron su Hipocresía

En el Salmos 119:63, el salmista usa la palabra Compañero (‘kjaber’), significa ‘bien unido’ o ligado. Nosotros podemos unirnos con aquellos que temen a Dios y guardan sus mandamientos (como David) o podemos ser como los fariseos y los herodianos que se unieron para un propósito maligno. Entre los fariseos y los herodianos había una enemistad muy clara. los Herodianos apoyaban el gobierno del Imperio Romano y a Herodes. Los Fariseos, siendo nacionalistas, se oponían a este gobierno, pero ahora tenían un enemigo en común: Jesús. Estos 2 grupos mostraban una cara al pueblo, defendiendo la verdad y el cuidado de la nación. Una cara falsa que disfrazaba su verdadero interés: atrapar al Señor para poder matarlo.

¿Por qué? Por el poder, los celos y la envidia. Pero Jesús en Mateo 22:18 los llamó maliciosos e hipócritas. No es fácil reconocer la hipocresía en nosotros mismos. En su uso original, así se llamaba a los actores. Estudian un libreto y representan a alguien que no son. Así eran estos jóvenes discípulos, habían aprendido un libreto que pertenecía a sus maestros y se habían unido con otros actores para representar un papel.

Algunas preguntas para hacerte: el grupo de personas con los que estás unida, ¿buscan agradar a Dios y expandir su reino? Cuando se juntan ¿hablan mal de otros? Porque si la persona no está presente, es murmuración. ¿Juzgan intensiones? porque eso es jugar a ser Dios.

La vida no es un juego de ajedrez en el que a través de estrategias buscamos demostrar que somos mejor que otros.

Al igual que los discípulos, los fariseos y los herodianos nosotros queremos poder, posiciones y posesiones; pero no te olvides que un día estarás frente a Jesús y será Él quien haga las preguntas. Por sobre todo, Él dará las recompensas y será por lo que hayamos hecho por y con las personas, y las motivaciones por las que lo hicimos. No esperes al Cielo, hacelo hoy, parate frente a la verdad bíblica y examínate. Job 34:32 dice, “Enséñame tú lo que yo no veo; Si hice mal, no lo haré más”. Dios te enseñará como lo hizo con Samuel en 1 Samuel 16:7 que Él mira el corazón.

Tengamos una sola cara, y que esta refleje a Cristo.

¿Te acordás de mi billetera?  Al sacar las monedas no me alcanzaba para nada porque su peso no era equivalente a su valor. Así pueden ser nuestras Palabras.

Sus Palabras mostraban Insensibilidad

Cuántas palabras dijeron estos jóvenes. Aunque todas ellas eran verdaderas, ninguna era verdad en sus vidas.

  1. a) Le dijeron “Maestro”, sin embargo, no venían a aprender nada, solo a buscar la respuesta que querían oír. No sé si te pasa, pero aun cuando hago mi devocional me cuesta despojarme de mis conocimientos, argumentos o propósitos. Solemos ir a la Biblia como un manual de consulta o de estudio para lo que queremos, en vez de querer escuchar lo que necesitamos. En el Salmo 5:3 David decía “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. Hebreos 4:12 nos habla del poder de la Palabra de Dios. Si algo va a sellar en nosotras y en nuestras discípulas la imagen de Cristo será al presentarnos frente a Su Palabra para ponerla por obra, obedeciéndola sin argumentos, humilladas en Su presencia, sabiendo que lo importante es lo que dice Cristo y no lo que decimos nosotras.
  2. b) También dijeron “Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres”, pero lo que ignoraban es que Él era “LA VERDAD”. Esto lo vemos en Juan 8:32 cuando afirma “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Hoy dejemos que la verdad de Dios corte, penetre, parta nuestra alma, nuestro espíritu de rebeldía y de incredulidad. Imprimiendo la imagen de Dios en nuestras vidas.
  3. c) Por último preguntaron “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?” La palabra lícito es un adjetivo y al estar entre signos de pregunta implícitamente lleva a otra: ¿La ley, me lo permite? Muchas veces buscamos excusas, somos expertos en encontrar excepciones y no reglas. La Biblia nunca va a contradecirse, claro que muchas veces podemos actuar mal ya sea en hechos abiertos o de forma encubierta. Y puede salir muy bien. Cuando Moisés golpeó la roca salió agua en abundancia y todos estaban contentos, excepto Dios, y esa es la única opinión que cuenta.

La Biblia tiene las respuestas, cuando tus preguntas buscan la verdad para obedecer y no el permiso para pecar.

Te conté mi desilusión con las monedas, pero no te conté que, aunque no les di importancia en ese momento, más tarde no habría podido pagar algo sin ellas. Aunque hoy en día se les da poco valor, siguen siendo valiosas. Así son los principios en nuestra vida.

Su falta de principios evidenció Infidelidad

Si hay algo que me parte el corazón es el versículo 22 “Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron”. Con una sola moneda, Jesús les estaba dando un principio que les evitaría, muchos problemas. Fue para maravillarse, pero no era lo que querían oír, y tomaron el camino fácil, se fueron. Antes de juzgarlos, miremos nuestras propias vidas. Hay verdades de la Palabra de Dios que quizás no nos gusten tanto y no saltemos de alegría al obedecerlas, pero no podemos elegir. La Biblia no es un menú. Cualquier principio de la Palabra de Dios, está basado en la verdad de Lucas 9:26 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Tener principios firmes en este tiempo no es nada fácil. En un mundo Hedonista, hablar de negarse a uno mismo, o rendir tu voluntad cada día parece un chiste. Te ruego que no elijas retroceder porque otros lo hacen. No argumentes a tu favor para hacer lo que hace la mayoría. Persevera, se fiel. Si Dios te habló, no lo cambies, no te alejes, no lo dejes. Lucha con el pecado, la hipocresía, la insensibilidad y la infidelidad en tu vida, aunque todos digan que no lo es. Y sí has retrocedido, regresa a Jesús, confiesa, y síguelo. Tal como vimos al inicio, recuerda lo que Santiago 1:23-25 nos habla de la importancia de vivir lo que creemos

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