¡Dios nos hizo seres racionales y por supuesto que no se equivocó! Él es el Sabio Creador, que ha hecho de la mente humana uno de los mecanismos más sorprendentes; siendo así una parte esencial de nuestro ser, a la cual debemos prestar suma atención. Entonces, a modo de recordatorio de los devocionales de esta serie, repasemos algunas de las razones que nos llevan a darle a nuestra mente y pensamientos, la importancia que merecen. Porque lo que pensamos define lo que somos.
“Al que piensa hacer el mal, le llamarán hombre de malos pensamientos”
Proverbios 24:8
Esta es una realidad inevitable, todos somos lo que antes pensamos; es por eso que, si no me gusta el resultado que están arrojando mis decisiones, debo apuntar a revisar que es lo que estoy pensando. Alguien dijo: “Los pensamientos son de una trascendencia incalculable… son como un telar que siempre está en movimiento, tejiendo el género que luego va a vestir el alma”
Periódicamente, es necesario hacerle un chequeo a nuestra mente, y revisar a la luz de la Palabra de Dios, cuáles son las cosas que ya están instaladas en ella ¿Qué es lo que viene de antes? y ¿Qué es lo que estoy permitiendo entrar ahora? Quizás nos encontremos con errores conceptuales del pasado, cosas que tenemos que volver a aprender; o equivocaciones del presente, pensamientos permisivos de los cuales deberíamos deshacernos. No olvidemos que si bien Satanás no puede entrar por la fuerza a nuestra mente, él siempre se va a querer aprovechar de nuestro patrón de pensamientos erróneos. Porque nuestros pensamientos, determinan nuestros logros y fracasos en la vida cristiana. Para esto también debemos hacernos algunas preguntas… ¿Dónde me llevan estos pensamientos? ¿Me están llevando a donde quiero ir en la vida? ¿Son bíblicamente aceptables?
La realidad es que somos cristianas, pero a veces, no pensamos como cristianas. Esto sucede a menudo cuando pasamos tiempo llenando nuestras mente de cosas que van en contra de Dios, y luego esperamos que salgan de nosotras actitudes piadosas. No olvidemos que los pensamientos malos, impuros, falsos y crueles conducen a la degradación del carácter de cualquier hija de Dios, pero los pensamientos buenos, puros, verdaderos y nobles, lo terminan volviendo hermoso.
¡Recuerda! Los pensamientos son los precursores de las buenas acciones, pero también son los disparadores de las grandes caídas. Nuestros pensamientos son muy bien conocidos por Dios. ¡Él los conoce mejor que nadie! Si bien la mente es un espacio privado y personal sabemos que solo Dios tiene el acceso para conocerla profundamente (Job 42:2 dice: «Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti» ). A nosotras nos puede llegar a sorprender lo que pensamos, a Dios no. Salmos 139:2 dice: «Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos». En cada paso de nuestra vida, no desestimemos, en lo más mínimo, el conocimiento que Dios tiene de nosotras y de nuestros pensamientos, esto nos ayudará a aceptar lo que Él permita; porque lo que Él permite es lo que Él manda y lo que Él manda es lo que yo necesito, ya que Él lo conoce todo.
Existe una relación entre nuestras emociones y nuestros pensamientos.
Nuestras emociones juegan un papel fundamental al momento de elegir que pensar, como así, lo que pensamos influye en lo que sentimos. «El corazón que maquina pensamientos inicuo» (Proverbios 6:18)
«Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos» (Marcos 7: 21)
Cuánta razón tiene el escritor de Proverbio, cuando nos anima a guardar sobre toda cosa, prioritariamente, el corazón (Proverbios 4: 23).
Pero…¿Cómo hacemos para ganar la batalla en nuestra mente?
Necesitamos limpiar nuestra mente.
«Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo»
2° Corintios 10: 5
La palabra «derribar» es una palabra que tiene significado militar, es algo así como “tirar abajo”. Y «llevar cautivo» nos da la idea de «tomar algo y sacarlo de circulación”. Tenemos que saber que existen argumentos que, si siguen en pie, nos provocarán serios problemas, y nos impedirán tener plena confianza en el conocimiento de Dios. Cada vez que nos damos cuenta de que un pensamiento no concuerda con la enseñanza bíblica, tenemos que derribarlo. Las derrotas en nuestra mente vienen por no hacerle caso a lo que dice Dios en su Palabra.
¡Está escrito que debemos luchar para mantener buenos nuestros pensamientos, pero también está escrito que tenemos armas con las cuales luchar! Los versículos 3 y 4 dicen: «Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne. Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”
Como hijas de Dios no debemos batallar utilizando las armas carnales, sino las poderosas armas de Dios que Él nos ofrece para poder derribar fortalezas. Es con este poder la única forma de poder lograrlo. Un pensamiento rebelde que constantemente no podemos conducir al acatamiento, jamás podremos llevarlo a la obediencia a Cristo por nuestras propias fuerzas.
La Palabra de Dios y el poder del Espíritu son poderosos para socorrernos.
«La palabra more en abundancia en nosotros» (Colosenses 3:16)
No alcanza solo con leerla los domingos solamente. A medida que pasemos mayor tiempo meditando sobre la Palabra de Dios, la haremos parte de nuestra vida interior. Cuanto más me lleno de Dios, más fuerzas tomo para aprender a pensar bien.
- Necesitamos ser transformaos por la Palabra y por el Poder del Espíritu Santo el cual puede cambiar nuestra mente (Efesios 4.17:24)
- Necesitamos discernir los buenos y los malos pensamientos; y clasificarlos según su calidad o carácter. El Espíritu Santo nos ayuda en esta tarea (1 Corintios 2:14-15. Hebreos 5: 14) y a través de la Palabra de Dios podemos ver de qué se tratan y de dónde vienen (Hebreos 4: 12)
- Necesitamos guardar bien la puerta de entrada de nuestro corazón y no permitir que alberguen aquellos pensamientos que no sean convenientes para nuestra vida. No podemos evitar que llamen a la puerta, pero sí que pasen el umbral. Si dejamos la puerta abierta, cualquier pensamiento podrá entrar.
- Necesitamos centrar nuestros pensamientos en Jesucristo.
La lista que hemos analizado durante todo este tiempo de devocionales está basada en la lista de los “en esto pensad de Filipenses 4″. Lo verdadero lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable lo de buen nombre, etc. todas estas cualidades las encontramos en la persona de Cristo. ¡Por eso yo quiero animarte a en Cristo pensad!
Él es quien llevó cautivos nuestros pecados en la cruz , y hoy está dispuesto a ayudarnos en esta pelea por llevar cautivos nuestros pensamientos en obediencia a Él.