Tengo una confesión que hacerte. Antes de leer sobre este tema y estudiarlo, siempre pensé en la Gracia como un concepto relevante, más que nada para mi Salvación, pero después no la tenía muy en cuenta. Creo que me conformé con Efesios 2:8-9 y me olvidé de que también soy llamada a crecer y a vivir en esa misma gracia (2 Pedro 3:18). Hay un versículo al que nunca antes había prestado atención como hasta ahora, está en Mateo 10. En este pasaje, Jesús envía a sus discípulos a hacer el ministerio y les da varias indicaciones que deben tener en cuenta; una de las cosas que les dice es: “…de gracia recibisteis, dad de gracia” (v. 8). La Nueva Versión Internacional dice: “Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente.” Considerando que todo lo que Dios nos ha dado es por Su gracia, así también nosotros debemos hacer el bien a otros GRATIS, sin esperar nada a cambio, por pura gracia. Me gustó la palabra “gratis” porque al leerla me di cuenta de cuántas obras de bien hice esperando recibir algo a cambio, esperando que alguna vez me devolvieran el favor, o simplemente una palabra de gratitud. Pero lo que dice acá es que el que da de gracia, lo hace gratis.
Entonces, la gracia no es solo para ser recibida sino también para darla
1 Pedro 4:10 (NVI) dice:
“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.”
A todos los hijos de Dios se nos ha dado de Su gracia (Ef. 4:7) que es “multiforme”, diversa, a través de los DONES ESPIRITUALES. Dios nos ha hecho Administradores (mayordomos) de esa gracia para servir a los demás y edificar la Iglesia, dándonos la habilidad espiritual para desarrollar los dones con fidelidad. Por eso es tan necesario y, a la vez un acto de obediencia, usar el don que Dios te ha dado para bendecir y edificar a tus hermanos en Cristo. Muchas veces nos llenamos de excusas como: “Es que yo no sé qué don tengo”; “Es que los líderes de mi iglesia no me dan oportunidades”; “Para que esforzarme en hacerlo si ya lo está haciendo otro”, etc. No sé cuál será la tuya, pero yo me he encontrado poniendo alguna de estas excusas en diferentes momentos de mi vida y he tenido que recordar que la voluntad de Dios es que yo desarrolle mi don. Por lo tanto, debo esforzarme y hasta buscar de forma intencional las oportunidades para poder hacerlo. Dios quiere que seamos FIELES administradoras de esta gracia.
Entonces, la gracia es necesaria para servir y trabajar en el ministerio
Me encantó poder ver más en profundidad este conocido pasaje en 1 Corintios 15:10 (NTV) “Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia.”
Hay dos verdades de este versículo con las que el Señor llamó mi atención y quisiera compartírtelas. La primera es que:
Soy yo por SU GRACIA
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy” dice la versión RV1960. Su gracia me define, me da identidad, si soy una hija de Dios es nada más y nada menos que por pura gracia (Efesios 2:8-9). Pero Pablo, en este pasaje, también hace referencia a que él era un apóstol de Dios por Su gracia. Esto que me llevó a pensar en que, si eres esposa, mamá, maestra, líder, enfermera, o lo que hoy fuere que seas en la vida, también es por Su gracia. Él nos regala oportunidades por medio de una responsabilidad o de un título para bendecir y dar de Su gracia a otros. Hay veces que ser mamá cuesta… saben, este devocional lo había escrito hasta este punto la noche en que mi hija de dos años se despertó a las 12:30 vomitando. Estuvo vomitando cada media hora hasta las 4 de la mañana. Creo que el Señor me estaba desafiando no solo a dar de su gracia, sino también a darle GRACIAS por la gracia que me da de ser mamá.
Pero si seguimos leyendo el pasaje nos damos cuenta de que:
NO soy yo, sino SU GRACIA
Pablo menciona que él trabajó como apóstol, dedicó tiempo y esfuerzo, porque valoraba esa gracia que Dios le había dado, la cual él reconoce (versículo 9) que no merecía. Pero también declara que no era él, sino Dios por medio de él.
Su gracia en mi vida me tiene que llevar a dar frutos, no puede ser en vano, sino que me impulsa a servir. Pero no es por mi capacidad que lo hago, es Dios a través mío, por Su gracia. La gracia de Dios me acompaña a realizar la obra y Él me permite ser ese canal de bendición a otros.
Que alivio me da pensar en esto: NO SOY YO. No se trata de lo que yo pueda llegar a hacer, sino de Dios y mi disposición a ser utilizada por Él. Porque muchas veces me he sentido incapaz, pero es ahí cuando elevo la mirada y digo “Señor yo no puedo, pero Tú sí”.
¿Te das cuenta cuán necesaria es la gracia? No solo para SER lo que hoy eres, sino también para HACER lo que Dios quiere que hagas con las capacidades que Él te ha dado.
Ahora yo te pregunto ¿Es su gracia infructífera en tu vida?
Te animo a agradecer hoy a Dios por Su gracia, no solo por haberla recibido en la salvación, sino también por hacer de vos lo que hoy eres. Te animo también a pensar en cuáles son las oportunidades que te está dando Dios para ser un AGENTE DE GRACIA.
Si vivimos disfrutando de Su Gracia nos será más fácil entregarla a otros.