¿Cómo se reflejan mis prioridades en el uso del tiempo?

LAS PRIORIDADES NO SIEMPRE SE DEFINEN POR AQUELLO QUE SE LLEVA LA MAYOR PARTE DE MI TIEMPO, sino como aquello que logra alterar mi estado emocional y/o espiritual en el caso de perder control sobre ellas.

 En este pasaje hay dos situaciones absurdas: la primera es que Marta tenía al mismísimo Jesús en SU CASA y prefirió ocuparse de los tantos quehaceres y, la segunda, es el desequilibrio emocional que la falta de control sobre ellos le ocasionó. Jesús describe a Marta con una palabra que conlleva significado de peso pesado: TURBADA. Esta palabra es fuerte en contenido y se relaciona con “agitar el ambiente”, “alboroto extremo”, “confusión y desorden”.   Para darnos una idea, su significado es el mismo que Jesús hace mención en Marcos 5:39 acerca del estado en el que se encontraban las personas en duelo (alborotadas y en llanto angustiante) por la muerte de un ser amado, y también en Hechos 17:5 cuando los judíos incrédulos juntaron hombres malos y ociosos para alborotar la ciudad con el fin de dar una lección a Pablo y Silas. Entonces, en conclusión, Marta realmente generó una agitación en el ambiente, y la causa es porque estaba priorizando lo innecesario y su tranquilidad dependía de que todos sus quehaceres estuvieran bajo control.

 Vemos por otro lado a María. El pasaje menciona únicamente lo que hizo (se sentó y escuchó), pero nada dice que haya reaccionado al clima que provocó Marta porque, aunque no se especifique, podemos suponer que antes de dirigirse Marta a Jesús con la queja, le habrá llamado la atención una o más veces a María para que la ayude hasta que su indiferencia la impulsó a acusarla con Jesús.

María parece absorta en escena, no responde al alboroto; es como si sólo estuviera Jesús y nadie más allí. Su prioridad era el Maestro. Oírlo le inspiraba una paz que vencía el griterío de su hermana. Esto me recuerda un tiempo en el que en mi congregación nacieron muchos bebés en el mismo año (mi niña inclusive), y obviamente que por naturaleza se generaban alborotos y distracciones en las reuniones; gritos, llantos, pañales, vómitos, mamaderas. El templo en ese entonces era angosto, sólo se podía pasar por un pasillo en el centro de las dos hileras de bancos, así que cualquiera que lograba sentarse debía concientizarse de que no podría salir de ahí hasta el final de la reunión porque el pasillo se convertía en estacionamiento de carritos de bebés que obstruían todo el paso.    Lograr prestar atención en cada reunión era una odisea; pero una amiga me dijo una vez: “cuando yo pongo toda mi atención en el mensaje de la Palabra, ya no escucho a los bebés”. Supongo que algo similar le sucedió a María; no me parece que haya sido desconsiderada con su hermana, más bien dejó de existir su entorno desde el momento que puso toda su atención en Jesús.

LAS PRIORIDADES NO SIEMPRE SE DEFINEN POR AQUELLO QUE SE LLEVA LA MAYOR PARTE DE MI TIEMPO. Puedo tener un trabajo secular que exija una carga horaria extensa y sin embargo no ser mi prioridad; puedo cursar una carrera que implique dedicarle horas y horas y aún así no ser mi prioridad; puedo estar dedicada de lleno al ministerio y no ser mi prioridad. La cuestión radica en detectar las prioridades en función a lo que causan en mi interior, puede ser una relación con alguien que me afecte emocionalmente; puede ser una “posición” dentro de la iglesia que anhele con todo mi ser para sentirme plenamente satisfecha, puede ser lo que los demás piensen de mí lo que se lleve toda mi estabilidad emocional, pueden ser amistades que influyan en mis convicciones espirituales a la hora de tomar decisiones, puede ser familia, que constantemente me condicione, dinero, cosas materiales, etc, etc, etc… todo aquello que genere un poder sobre mí es porque le he dado un lugar prioritario y mi estado dependerá de si lo tengo o no, si lo controlo o no.

Para Marta, servir a Jesús era más importante que pasar tiempo con él. ¿Te suena familiar esto amiga? Cuántas veces nos preocupamos en exceso por hacer un mega programa en los ministerios y dejamos de lado a las personas que asisten. Una mujer me contó hace poco que en el ministerio donde servía había llegado una jovencita nueva; la vio en varios momentos sola, pero por estar tan ocupada en priorizar que el programa saliera bien no le dio tiempo para acercarse. La joven se fue y nunca más volvió. El programa fue un éxito, pero la joven se fue sin Cristo.

¿Cuáles son las cosas, situaciones o personas que tienen el control sobre tu vida por darles la prioridad? ¿Qué te hace agitar el ambiente y confundir al punto de desestabilizarte emocional y espiritualmente?

Nuestras vidas responden por aquello a lo que le doy ventaja y favoritismo; si es algo inestable, también mi vida lo será; ¡por qué no entonces buscar primero de Dios, sabiendo que el resultado será no sólo una vida de firmeza y seguridad, sino también un entorno de paz!

¡Deseo amiga con todo mi corazón que Dios tenga el lugar en cada una de nosotras que merece tener!

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