¡Llegó diciembre! Quizás para muchas el mes más esperado, para otras no tanto, es un mes donde aparecen compromisos y el deseo de compartir con otros, hace que muchas veces nos ocupemos en elaborar comidas o decoraciones especiales, mayores gastos, mayor el cansancio, despedidas, cierres de año en los ministerios y muchas otras cosas más. Algunas, quizás están empezando o finalizando etapas. Personalmente estoy finalizando una gran etapa en mi vida y me dispongo a empezar una nueva en el ministerio que el Señor ha dispuesto para toda mi familia, y estoy convencida que es un buen tiempo para evaluar mi mente y mi corazón en cuanto a mi servicio a Dios. Autoevaluar mi servicio a Dios sería valorar lo que estuvo bien, y pensar en cómo puedo hacerlo mejor, sería también darle un valor a lo que estuvo mal y pensar en cómo se podría ahora hacerlo bien. Y es que esa autoevaluación me permitirá saber dónde estoy parada, cómo me mantuve en ese lugar, y me indicará también si estoy haciendo lo que debo hacer para llegar a donde Dios quiere que llegue. Entonces el resultado de esa autoevaluación siempre será una buena noticia.
El Salmista decía
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno”. Salmos 139:23, 24
Cuando dice David “examíname” “pruébame” en primer lugar tiene el deseo, la disposición de que Dios lo haga, está invitando a Dios a investigar e indagar profundamente dentro de sí mismo, le pide que ponga a prueba su carácter y que busque si hay integridad en él. Confía que solo Él lo puede hacer correctamente. Salmos 7:9b “…porque el Dios justo prueba la mente y el corazón”. Y cuando dice que busque si hay “camino de perversidad” se refiere a algún hábito que está perjudicando su relación con ese Dios justo o si en su corazón algo está ocupando el lugar que solo Dios debe tener. Me gusta pensar en que David realmente quería agradar a Dios caminando con Él de la manera correcta.
Para evaluar mi servicio a Dios, lo haré en dos áreas (pueden ser más): EN MI HOGAR Y EN LA IGLESIA. Te invito a que te tomes un tiempo para evaluarnos juntas, respondiendo algunas preguntas y leyendo algunos versículos.
En mi hogar:
Sea cual sea mi estado civil, mi servicio a Dios en el hogar tiene que ver con las cosas cotidianas, esas que hago a diario y tienen que ver con las personas con quienes vivo y me rodeo. Yo soy esposa y madre de dos niños pequeños y en estas áreas debo asegurarme de que serví a mi esposo e hijos como dice
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. Colosenses 3:23-24
Entonces, como esposa, ¿Lo hice así? ¿Pude respetar y cuidar de mi esposo buscando agradar al Señor? ¿Lo animé en su servicio a Dios o por el contrario le fui de tropiezo con mis actitudes o quejas? 1Co.11:3
¿Cómo actué ante sus errores? ¿Lo castigué con la ley del hielo o por el contrario oré por él y lo perdoné? Ef.4:32
Cuando él invitó a alguien a comer, ¿Agradecí a Dios por darme el privilegio de preparar alimentos o mi casa para recibir personas y ser enriquecida al hospedar? ¿O por el contrario me afané en tareas que pusieron de cabeza a mi familia y no los ministré con mi actitud? 1 Pedro 4:9
Y como madre ¿Cómo fue el tiempo que les di a mis hijos? ¿Me senté a escucharlos? ¿Jugué con ellos? ¿Les hablé de la Palabra de Dios? Deut. 6:7-9
¿Fui un bálsamo en el hogar para ellos o me dejé llevar por las tareas y dejé pasar las oportunidades de reír, mimar, abrazar o consolarles con paciencia y amor cuando lo necesitaron?
Y qué tal si evalúo el servicio a la comunidad donde vivo ¿Pude compartir con mis vecinas? ¿Mostré amor de manera práctica con alguna persona enferma o con necesidad? ¿Practiqué convivir de manera amable con ellas?
Y para las solteras, la pregunta sería ¿Cómo fue este año en ese servicio dentro del hogar? ¿Pudiste honrar a tus padres? ¿Pudiste ayudar en casa mostrando el amor cristiano que aprendes y enseñas en la iglesia o preferiste recluirte en el dormitorio para no tener que involucrarte en los quehaceres de la casa? ¿Fuiste de bendición a tu familia? ¿Ellos saben lo que haces cada fin de semana? ¿Saben de tu fe?
Tenemos tanto para evaluar, pero ¿frente a qué lo haremos? ¿Cuál será nuestro patrón y modelo? No puede ser más que frente al espejo de la Palabra de Dios, porque solo ella es como “una lámpara que escudriña lo más profundo del corazón” Prov.20:27b
En mi iglesia:
¿Cómo fue mi servicio al Señor frente a mis autoridades?, si tuvieran que evaluarme ¿Qué dirían del ministerio que cumplí? ¿Podrían decir de mí que fui “una sierva fiel”?
¿Busqué de manera intencional involucrarme en un ministerio o sólo fui espectadora de lo que Dios hizo a mi alrededor? ¿Serví al Señor con los niños, con los jóvenes, con los matrimonios, o con las mujeres? Y es que hay tanto para hacer, hay tanta necesidad, pero sino soy intencional seguramente no cubriré ninguna de ellas y pasará el tiempo y solo sigo ocupando un lugar en la iglesia el domingo.
¿Acepté nuevos desafíos en un ministerio? ¿A cuántas personas prediqué el evangelio este año? ¿Pude discipular a alguna mujer o jovencita de la iglesia? ¿Cumplí la gran comisión? Mateo 28: 19-20.
Si estuve frente a un ministerio, ¿Busqué cuidar el corazón de quienes me rodearon, hablando cuando tenía que hablar y callando cuando debía callar? ¿Dije lo que debía decir de la manera correcta?
¿Preferí utilizar las redes sociales para confrontar conflictos que mejor debieron resolverse personalmente?
¿Busqué la exclusividad de mi ministerio excluyendo personas o siendo indiferentes con ellas? ¿Fui respetuosa a la hora de dirigirme a las autoridades? ¿Fui cuidadosa en la manera de conducirme con los varones solteros o casados? ¿Supe ocupar mi lugar?
¿Tuve algún conflicto con una hermana en la iglesia? ¿Busqué solucionarlo o solo dejé pasar el tiempo y hay alguien con quien no puedo cruzarme para saludarlo? ¿Cuál fue mi actitud cuando otra mujer disfrutó de lo que yo deseaba o se le reconoció cuando mis esfuerzos pasan inadvertidos?
Cuando se requirió que limpie el salón, ¿lo hice con gozo o fue una molestia? Santiago 3:14
En la iglesia ¿Tengo celos? ¿Amargura? ¿Rechazo? ¿Hago acepción de personas? Santiago 2:9
Entonces, hacer un autoexamen, lleva tiempo, conlleva sinceridad y para que el resultado sea crecer conlleva el deseo de cambiar y que Dios haga ese cambio… Tanto para evaluar, como para cambiar.
¡Te animo a que podamos hacerlo en cualquier momento!
Recuerda: las mujeres que amamos a Dios, debemos establecer criterios claros de cómo resolver situaciones en nuestra vida que no nos hagan perder las oportunidades de servir con un corazón alegre y de manera efectiva al Señor.
Vivimos en una cultura donde el objetivo es lucirse y aparentar. Nuestro Salvador se concentraba en las necesidades de los demás. Las casadas podemos deleitarnos en servir a nuestros esposos y familias, además del ministerio; y las solteras pueden gozarse en practicar un servicio como el de Cristo. Mas acciones menos palabras, mas intenciones concretadas en el servicio al Señor y a las personas. ¡Vivamos para el Señor!
Amén mi Vane la gloria para el Señor y una reflexión bastante crucial y con retos para hacer cambios en mi vida
Excelente Vane!!! ….Muchas gracias !!!! una bendicion para mi vida!!!!
Que importante es pedir al Señor que me examine y a la vez autoevaluarme con la ayuda de Su Palabra , como tambien de tu comentario , bien grafico, y tan oportuno en este tiempo!!!! Cuanto para reveer !!!!
Dios te bendiga y te siga utilizando !!
Mi Querida Vane Dios ha hecho de tí una gran mujer y sierva, gracias por tu reflexión que me confronta directamente , lo haces con amor y firmeza, voy a tomarme el tiempo para reevaluarme !!! Qué dicha la de pronto tenerte por acá y El Señor de seguro tiene lo mejor para ustedes!!! Bendecido año ?✝?