Aprende a decir no al legalismo

He vivido mucho tiempo a base de reglas como: «No debo hacer esto», «Tengo que hacer aquello», «Si no lo hago que van a pensar», «Lo hago así porque otros lo hacen». Reglas que formaron mi vida, reglas que me alejaron momentáneamente del pecado, solo de una manera visible, viviendo una vida «santa» a los ojos de los demás. ¿Te ha pasado?

Todas nosotras sabemos que:

  • Las reglas no se sostienen en el tiempo
  • Las reglas se pueden romper.
  • Siempre hay una excepción a la regla.
  • Las reglas no son la manera de vivir la vida cristiana.


Col 2:20-22: «Ustedes han muerto con Cristo, y él los ha rescatado de los poderes espirituales de este mundo. Entonces, ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como: «¡No toques esto! ¡No pruebes eso! ¡No te acerques a aquello!»? Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso.»

La palabra convicción deriva del latín convictio, que significa “firme creencia”. Pertenece a la familia de palabras de convictus, que quiere decir “convencido”. La convicción es un motor que impulsa a la acción. Esta nace de adentro hacia afuera.

 “Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa.” Hebreos 10:23

En este tiempo, he estado meditando en los héroes de la fe en el libro de Hebreos. Quizás no tuvieron exactamente las mismas luchas que nosotras, pero tuvieron luchas en la sociedad en la que vivían. Podemos pensar en Noé, que tuvo la fe necesaria para defender su convicción de que Dios cumpliría la promesa, y un juicio caería sobre todos los habitantes de la tierra. Podemos pensar en Abraham y en Sara, que esperaron con paciencia la promesa de Dios de multiplicar las naciones.

Nuestra fe puede conducirnos en el transcurso de nuestra vida cristiana, Hebreos 11:6 dice: «De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.»

Debemos creer en dos cosas fundamentales:

-CREER QUE DIOS EXISTE: “Los que quieran encontrar a Dios, le debe buscar con todo su corazón.” Dios es en primer lugar un Dios creador (Génesis 1), y a través de su creación podemos contemplar su Gloria, podemos conocerle de una manera grandísima y entender muchos de sus atributos.  En segundo lugar, a lo largo de la Palabra de Dios, podemos evidenciar testigos de su existencia; personas que vieron el accionar de Dios en sus vidas y cada promesa cumplida. «porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Romanos 4:20. Hombres y mujeres que vivieron una vida que agrada a Dios y que no dejaron de contar sus experiencias.

-CREER QUE DIOS TE RECOMPESARÁ:

“Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe…” 2 Pedro 1:3-5

Leyendo estos versículos no hay mucho más que decir. Dios, el único Dios nos ha dado todo lo que necesitamos por medio de Cristo, GRANDES Y PRECIOSAS promesas. Y estas son las que permiten que nosotras decidamos entregar nuestras vidas con convicciones fuertes, viviendo las promesas que Dios ha dejado a través de Su Palabra. Pedro continúa escribiendo, versículos del 5 al 7, él enumera cosas que debemos hacer para poder mantenernos firmes; te invito a que si tenes un tiempo puedas leerlo. Y en el versículo 8, Pedro nos vuelve a motivar a esforzarnos, porque llegará el día que reinaremos con Cristo.

Convicción = fuerte creencia. ¿Estás convencida de quién es tu Dios? ¿Estás segura en sus grandes y preciosas promesas? Si tu vida de fe tambalea, cómo dice Stg. 1:8: «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos», no tendrás una vida constante y firme delante de Dios. Cuando tu creencia sea fuerte, porque tus cimientos son fuertes, nada ni nadie te va a poder derrumbar. Realmente ¿le crees a Dios? ¿Vivís confiando en sus promesas? 

Hebreos 13:13-14 «Entonces salgamos al encuentro de Jesús, fuera del campamento…» Jesús fue crucificado a las afuera de Jerusalén. Lo que expresa este versículo es que salgamos de este mundo, de este sistema que nos impone convicciones no Bíblicas y muchas veces engañosas, seamos diferentes y esto es solo a través de la defensa de mis convicciones. «… Llevemos la deshonra que él llevo…» Suframos como él sufrió, soportemos el dolor a causa de Cristo. «… Pues este mundo no es nuestro hogar permanente; esperemos el hogar futuro.» Una hermosa promesa que nos impulsa a alabar Su nombre con nuestras vidas. El versículo continúa, “…mediante el cual proclamamos lealtad a su nombre». Es así como nuestras convicciones demuestran a quien sirvo y para quien vivo.

Sumérgete en sus promesas, búscalas, ámalas, aférrate a ellas. Conoce a tu Dios y no solo comenzarás a tener convicciones, sino que comenzarás a vivir una vida que agrada a Dios completamente. No a las reglas temporales si a las convicciones eternas.

Tenemos la victoria asegurada, vivamos solo para Él.

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